jueves, 16 de abril de 2015

ARES/ MARTE





Un mito de vigencia universal. El sentido de defensa y ataque llevado a la calidad de persona y de deidad.
En todos los pueblos se halla. En los de la región que ocupaban después los griegos también hay cultos a Ares. Para los helenos fue un Dios del sentido bélico y de virilidad acometida más que de la guerra. Eran ellos mucho más inclinados a la paz.
Aparece ligado con Eris. Es como su parte femenina. Hermana gemela, de acuerdo con la concepción más divulgada, representa la lucha en que se ejercita el espíritu de defensa y de ataque.
Hijo de Zeus, en el mito griego la madre, Hera, no lo quiere. Ella como los demás dioses lo aborrecen. Solamente Eris, su hermana, y Afrodita, por las razones que se apuntan abajo lo tienen en estima, y cuando pueden lo ayudan.


Tiene una gran potencia masculina. Es de sumo atractivo para la mujer,  como todo  lo que entraña fuerza y valor. De ello se tiene los siguientes mitos:
Esta asociado a Afrodita y a Atena y a Enyo. En los templos se daba culto a algunas de estas parejas, con el dios y una de estas deidades femeninas.
Afrodita lo amaba con furia y lo deseaba ardientemente. Un día logra ha hacerlo caer en sus redes y cuandi Efesto descubre el hecho, forja una cadena en torno de los dos amantes en el acto mismo de su unión.
Las mujeres la adoraban en Tegea bajo el nombre de  Gynaikotoinas, es decir, festejo de las mujeres, en el doble sentido de que ellas le hacen y él es fiesta para ellas.


Se mencionan varios hijos de diferentes madres que el dios habría dado al mundo: Ascálafo, Diómedes de Tracia relacionado con Herácles, Cicno, Meleagro, Flegias que fue raíz de una nación de Piratas y asaltantes.
Su hijo con Afrodita sería Eros, aunque está versión es tardía y poco fundada Hesiodo lo hace padre de Deimos y Fobos, nacidos de Afrodita, acaso por una inferencia lógica: son el miedo y el temor. También Harmonía sería hija de Ares y Afrodita.
Se menciona un Antero igualmente hijo suyo.
Puede pensarse que en algunos de casos el título de “hijo de Ares”, como calificación poética, ha sido interpretado literalmente como hijo carnal.
Con todo y ser el dios del valor y el brío bélico fue vencido muchas veces:

Atena  sale triunfante de él, como mostrando que más vale la discreción que la fuerza.
Los gigantes hijos de Aleo lo atraparon y lo tuvieron prisionero en una gran caja de bronce durante trece meses. Al fin Hermes lo vino a liberar cuando estaba próximo a la muerte.
Heraclés en un ocasió lo hizo huir hacia el Olimpo para no caer en manos del héroe.

Sobre su nacimiento existen varias tradiciones. Una de ellas le hace hijo legítimo de Zeus y Hera, sin embargo hay otra especialmente curiosa que relata el nacimiento de este dios de la siguiente manera: tras el nacimiento de Atenea, la diosa de la Razón y de la Inteligencia, la gran diosa Hera celosa de todo lo que tuviera que ver con su marido y en lo que ella no tuviera que ver con su marido y en lo que ella no estuviera implicada decidió por un tiempo del Olimpo, buscando refugio en el templo de una de las diosas más sencillas, la dulce Cloris, diosa de las Flores y de los Jardines.
Como agradecimiento, Cloris le concedió el don del nacimiento de Ares a la todopoderosa Hera,  éste ocurrió de la siguiente forma, una vez que Hera se encontraba en el interior del Templo de Cloris, la diosa de las Flores, le pidió que recogiera una flor realmente hermosa del campo Oleno, uno de los jardines consagrado a la diosa. Al realizar dicho mandato, Hera observó asombrada cómo de la flor que ella había recogido nacía un hermoso niño, el que sería declarado como el todopoderoso dios de la Guerra, Ares.
La educación  del joven dios fue encargada a uno de los titanes, hermano de Prometeo y Epimeteo, que le introdujo en las artes del ejercicio corporal y la danza.
Poseedor de un carácter violento y brutal, su apostura le propició multitud de amantes, tanto humanas como divinas sucumbieron a los “encantos” del dios, aunque su relación más importante tuvo sin lugar a dudas después de postrarse ante los pies de Afrodita, la diosa del Amor y la más bella de todas. Aunque también fueron las más  desgraciadas, porque al ser descubierto por Hefesto, esposo de su amante, cuando mantenía relaciones con ella, tuvo que someterse al juicio de los dioses que le desterraron temporalmente del Olimpo.
Ares se encargó de regular las normas imperantes en la guerra, así se comenzó a usar el hierro en la fabricación de armas, a la vez que empezó a crear las tácticas y reglas necesarias para el ataque y la defensa, normas que ideó durante su cautiverio. A pesar de toda su bravura, Ares estuvo preso durante año y medio, encerrado en una vasija por Aloos, Oto y Efialtes­ -gigantes con los que lucharon los dioses olímpicos-, hasta que Hermes consiguió liberarle.
A pesar de la importancia de este dios, cuenta con una tradición bastante limitada puesto que un pueblo como el griego, que se ufanaba de su carácter pacífico, prefería los relatos en los que Ares era derrotado por alguno de los otros dioses, principalmente por Atenea, ya que creían que estos dos dioses componían una dualidad, en la que por un lado hay que entender la razón y por otro la fuerza.
Sin embargo,  lo que para los griegos constituía un rechazo, para los romanos se convirtió en fuente de admiración. Un mundo como el romano, preocupado fundamentalmente por la expansión guerrera, asimiló perfectamente el Ares griego a una deidad antiquísima a la que se rendía culto en el Lacio. Dicho dios era Mars, lo que propició que el Ares griego se convirtiera en el Marte romano.

De hecho, en Roma, ya convertido en Marte, tenía un cuerpo de sacerdotes, los salios palatinos, dedicados al cuidado del templo y las fiestas instauradas en su honor, que se celebraban en el mes de marzo, consagrado al dios de la Guerra. Durante la celebración de estas festividades, los sacerdotes realizaban en honor del dios diferentes danzas con escudos y espadas. Además de tener dedicadas las tradicionales  fiestas Quinquatrus, el Tubilistrium y los Equirria, que consistían en desfiles de caballos y carreras de carros de guerra.

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