Representa al espíritu del mal, es el Satán de la leyenda bíblica. Sin embargo, no por eso deja de ser una divinidad.
Ahriman o Ariman, era una divinidad de los antiguo persas, Zoroastro afirma que es el principio del mal, opuesto a Onomazes, que es el principio del bien. Los persas sentían tal horror a este principio maligno que escribían sur nombre al revés. Comparte a medias el imperio universal. El nombre primitivo de Ariman fue Aghro-Maynins, o espíritu maléfico.
Ahrimán, el demonio del Mazdeísmo
El rostro del Mal
Ahrimán es el Principio del Mal en la religión
persa, y se opone a Ormuz o Ahura-Mazda, quien es el Principio del Bien y
guarda con él una conflictiva cósmica que, si bien en principio adquiere el
carácter de un dualismo maniqueo, posteriormente se resuelve en una suerte de
monoteísmo, dado que el conflicto se resuelve a favor de Ormuz, quien adquiere
un poder absoluto después del juicio final.
Según Zoroastro —profeta fundador del mazdeísmo o
zoroastranismo, perteneciente más al mito y la leyenda que a la historia —,
Ahrimán nació de las tinieblas y, en su propósito por convertirse en creador y
dueño del poder cósmico, formó seis archidemonios opuestos a los seis
arcángeles. Estos archidemonios personificaban a la Anarquía, la Apostasía, la
Presunción, la Destrucción, el Aniquilamiento y la Furia, en tanto que los seis
arcángeles de Ormuz representaban la Sabiduría Divina, la Rectitud, la
Dominación, la Devoción, la Totalidad y la Salvación. Pero en las filas de
Ahrimán también existían otros seres maléficos de menor poder: los devas, que
trataban de alejar al ser humano de la verdadera adoración, y que eran
Paromaiti (Arrogancia), Mitrox (Falsa Palabra), Zaurvan (Decrepitud), Akatasa
(Entremetimiento), y Vereno (la Lujuria); y además los Drujs, Yatus y Nasus,
que eran las brujas, los hechiceros y los monstruos, respectivamente.
Ahora bien, naturalmente Ahrimán asume el papel de tentador y
embaucador en relación a la Humanidad, intentando hacer que el hombre siga su
senda para que su alma se pierda y, al igual que él, se suma en la oscuridad.
Así, la tradición mazdeísta dice que al morir pasan tres días antes de que el
alma se separe del cuerpo, tras lo cual ésta debe cruzar el Chinvat (puente del
más allá). Al final de ese recorrido el alma será juzgada: si los méritos pesan
más, la Daena (un ángel femenino) le acompañará al paraíso, siendo esta Daena
una personificación de sus buenos pensamientos, buenas palabras y buenas
acciones; si los deméritos pesan más, el alma será acompañada al infierno por
una prostituta vieja y horrible (que simboliza su vida pecadora), cuyos rasgos
predominantes son el frío, el mal olor y la oscuridad; entretanto, si méritos y
deméritos pesan igual, el alma irá al Hamestagán, que es un lugar equivalente
al Purgatorio.
Revelaciones siniestras
En los antiguos manuscritos persas, Ahrimán es
conocido como “Angra Mainyu”, nombre que significa “Espíritu Destructivo”.
Es el profeta Zoroastro quien, por primera vez, refiere su
origen en los términos antes expuestos. Pero la existencia de Zoroastro es
históricamente discutible, y la opinión predominante es que éste es meramente
una figura mitológica y legendaria. Sea como sea, Zoroastro ocupa, en el
discurso religioso, la función de antagonista humano de Ahrimán, ya que a
través de sus prédicas religiosas urge al pueblo a rechazar a Ahrimán y a sus
pecados, los cuales muchas veces no se presentan como males reales sino como
bienes aparentes, engañando así a quien no sepa ver con claridad.
Como puede verse, la doctrina de Zoroastro está libre de
determinismos a la manera de Calvino (fundador del calvanismo, una corriente
cristiana protestante), para quien unos hombres nacían predestinados a la
condenación y otros a la salvación, dado que en su visión había una orientación
innata al bien o al mal en cada cual. Es pues gracias a esta libertad humana
mal empleada que Ahrimán habrá de incrementar sus poderes a lo largo del tiempo.
La confrontación cósmica entre el bien y el mal
El mito tradicional ampliamente conocido sobre Ahrimán y
Ormuz, afirma en esencia lo siguiente:
Al principio, en el vacío originario, yacía Zurván,
personificación del tiempo eterno, Ser Trascendente y Supremo, más allá del
bien, del mal, y de todos los flujos dialécticos de la realidad que
posteriormente devino a partir de su acto creador.
Zurván estaba sólo en medio del vacío, así que deseó con
todas sus fuerzas un hijo, y ese deseo hizo que se quede preñado (esto es
simbólico, sabemos que el Ser Absoluto no puede preñarse realmente…), pero
luego se arrepintió, aunque entonces era demasiado tarde, y ese arrepentimiento
únicamente causó que la criatura se dividiera en dos seres…
Previamente al alumbramiento, Zurván le prometió al
primogénito que gobernaría la Creación. Él pensaba en Ahura Mazda (el hermano
bueno) cuando expresaba tal promesa, pero Ahura Mazda se lo dijo a Ahrimán (el
hermano malo) y éste, para salir primero como si fuera el primogénito, mintió
diciendo: “Soy Ahura Mazda, tu hijo”. Sin embargo Zurván no le creyó: “Mi hijo
es luz y aroma, pero tú eres oscuridad y hedor”, dijo y después empezó a
llorar.
ahriman3Posteriormente a ese drama, el sabio Ahura Mazda
(Ormuz) creó el sol, la luna y las estrellas, y otorgó el ser a la Buena Mente,
que opera dentro del hombre y de la Creación en general. Pero Ahrimán, lleno de
envidia, creó a sus huestes demoníacas y lanzó un ataque para destruir las
obras de su hermano, mas éste le venció y, rechazando su oscuridad le dijo:
“Ni nuestros pensamientos, ni nuestras enseñanzas, ni
nuestros planes, ni nuestras creencias, ni nuestras palabras, ni nuestras
almas, están de acuerdo.”
Tras su victoria, Ahura Mazda creó al Hombre Primordial,
Gaymorat, quien también fue el primer sacerdote del fuego (símbolo de la divinidad).
Luego, bajo la autoridad de los Amshapands, puso a los Izeds, que eran
príncipes y capitanes que ayudaban al hombre a triunfar y a morir bien.
Todo estuvo en armonía por un tiempo, hasta que Ahrimán
volvió a atacar, atravesando el cielo bajo el aspecto de fuego abrasador, y
desatando el hambre, la enfermedad, el dolor, el deseo y la muerte. En ese
contexto, Zurván fijó un límite al tiempo, dejando atrapado a Ahrimán dentro de
la Creación. Ahrimán intentó escapar pero no pudo, y entonces decidió que
permanecería haciendo el mal hasta el fin de los tiempos: “Mi victoria será
perfecta. He ensuciado el mundo con inmundicia y oscuridad, y lo he hecho mi
fortaleza. He secado la tierra, para que mueran las plantas, y he envenenado a
Gaymorat, para que muera”, le dijo a Ahura Mazda con saña.
En cuanto al límite del tiempo fijado por Zurván, éste es
inmanente a la división en cuatro edades del Cosmos y su historia espiritual:
En la primera edad, Ahura Mazda gobierna pacíficamente; en la segunda edad,
Ahrimán ataca y la lucha por el control comienza; en la tercera edad, una vez
creado el hombre, Ahrimán invade la Creación junto con sus huestes demoníacas;
en la cuarta edad, después de que Ahrimán ha sido arrojado a los abismos por la
espada reluciente de Mitra, éste se dedica a intentar encaminar al hombre hacia
el mal; finalmente, todo culmina con una gran catástrofe cósmica en la que se
borrarán los cimientos del mal, resucitarán Meskia y Meskianes, repoblarán la
tierra, y habrá una época de paz hasta el día del juicio final, en el que todos
los poderes se fundirán en Ormuz, el reino de Ahrimán desaparecerá en absoluto,
y la luz resplandecerá eternamente.
Ahrimán en diversas fuentes
Ahrimán es un demonio cuya concepción va variando a través
de las distintas fuentes en las cuales aparece. Así, mientras que en Los Gathas
figura Ahura Mazda como el creador de la luz y la oscuridad, en Los Siete
Capítulos aparece únicamente como el creador de “la luz, la tierra y todas las
cosas buenas”, dejando a Ahrimán el papel de creador de la oscuridad y el mal.
Otros matices interesantes los vemos en el terreno del
folclore y sus mitos no oficiales. Por ejemplo, cierta historia algo cómica
aparece únicamente en el texto sirio Actos de Adurhormizd y Anahid. Dicha
historia cuenta que, cuando el agua (creada por Ormuz) venía hacia Ahrimán,
éste le reclamó a Ormuz diciendo: “Tus animales no deberán beber de mi agua”. Y
entonces Ormuz, perplejo (en parte porque Ahrimán se creía dueño del agua que
iba hacia él), le responde enojado a Ahrimán: “Saca esa agua de mi tierra”.
Entonces el sapo, creado por Ahrimán, se bebe toda el agua, y Ormuz se aflige
viendo que las criaturas de Ahrimán buscan su ayuda. Pero todo se soluciona
cuando la mosca entra en la nariz del sapo, y le hace vomitar toda el agua,
quedando nuevamente a salvo las criaturas perjudicadas por la ausencia del
agua. Este mito con apariencia de fábula, es tomado por los expertos como una
ilustración de la corrección de la estupidez de Ahrimán.
Al igual que los casos anteriores, las fuentes presentan
otros matices que, si el lector desea conocer a fondo, puede consultar en la
Enciclopedia Iraní.
Ahrimán desde la Antroposofía de Steiner
El austríaco Rudolf
Steiner (1861 – 1925) fue un filósofo, erudito de la Literatura,
pedagógo, artista, autor teatral, pensador social y destacada figura en el
campo del esoterismo, teniendo además supuestas dotes de clarividente.
Steiner es principalmente conocido por fundar la
Antroposofía, entendida vagamente como “la totalidad de su obra”, ya que en
sentido estricto es un movimiento filosófico-esotérico. Según la Antroposofía,
existe una dimensión espiritual de la realidad, objetivamente cognoscible a
través de ciertas facultades de percepción espiritual que todo individuo puede
llegar a desarrollar. Estas facultades son la imaginación, la inspiración y la
intuición; sin embargo, Steiner señala que las impresiones sobre el mundo
espiritual, obtenidas a través de dichas facultades, deben ser presentadas de
una manera clara, sistemática, acorde al método de las ciencias naturales. En
virtud de eso, llama a su Antroposofía una “ciencia espiritual”, aunque este
carácter científico, según se ve en lo que dicen sus críticos y en lo que el
propio lector puede inferir si analiza bien el método antroposófico, es más una
máscara posibilitada por la erudición y la estructuración del discurso de
Steiner, discurso que, para sus más acérrimos objetores, puede ser tachado de
“delirante”. En todo caso nadie niega que Steiner fue y sigue siendo una figura
intelectual prominente, y es en base a eso que lo que él dijo sobre Ahrimán
merece ser puesto aquí.
Ahrimán y Lucifer: las dos caras del mal
Para Steiner, al igual que para Aristóteles, el
bien está en un punto medio. Así, en la dinámica del mal intervienen dos
fuerzas espirituales: una, personificada en Lucifer; la otra, personificada en
Ahrimán. Lucifer representa el orgullo, el fanatismo, el falso misticismo, la
impetuosidad, la tendencia a huir de la realidad, la mentira espiritual, el
apasionamiento irracional, etc. Ahrimán representa el materialismo, el
racionalismo anti-espiritual que niega lo trascendente, el pragmatismo o
utilitarismo que vuelve al hombre esclavo del tedio y la rutina, etc.
Simbólicamente Lucifer es calor, mientras que Ahrimán es frío. En sí mismas,
las tendencias luciferinas y ahrimánicas no son completamente malas, e incluso
son necesarias para que el hombre progrese y evolucione a lo largo de la
historia. El problema es que el ser humano tiende a irse a uno de los dos
extremos, e incluso esto sucede a gran escala, viéndose así épocas o culturas
en que predominan los rasgos luciféricos o los rasgos ahrimánicos. Por ejemplo,
el Medioevo de Occidente fue una época marcada por la influencia de Lucifer,
cosa esta que queda plasmada en el Oscurantismo; mientras, Steiner apunta que
nuestra época actual es predominantemente ahrimánica, y eso se ve en el
progresivo aumento del carácter mecánico de la vida en sociedad, en el avance
del consumismo, en el crecimiento del cientificismo que niega la dimensión espiritual
del hombre y la realidad, etc. Sin embargo, en medio de aquel nefasto panorama,
el arcángel Miguel, que desde 1879 es el Espíritu del Tiempo gobernante, ejerce
una influencia espiritual opuesta que tiende a equilibrar la situación y que
está vinculada con un fenómeno espiritual consistente en el hecho de que, desde
inicios de su regencia, los cuerpos etéricos de las personas están cada vez más
compenetrados con los cuerpos físicos, facilitando con ello la clarividencia.
Finalmente, Steiner cree que cada 666 años Ahrimán se
encarna, haciéndose pasar por Cristo o por algún enviado de Dios. En base a
eso, se especula que debió haber encarnado en el año 1998, aunque o bien la
profecía es falsa, o bien la fecha está errada, o bien aún ese Ahrimán no crece
o no se manifiesta suficientemente como para que sospechemos que tal o cual es
él…
La amenaza de Ahriman
Steiner cree que las manos de Ahrimán empezaron a tocar
significativamente los hilos de la historia desde el siglo XV, puesto que ese
siglo marcó el inicio del Renacimiento y, con él, el florecer tanto del
Humanismo como de un pujante racionalismo enraizado en nacientes disciplinas
científicas y en renovadas tradiciones filosóficas. Dicho racionalismo habría
visto su apogeo teórico en el período de La Ilustración (siglos XVII y XVIII),
aunque en aquel entonces no habría constituido una gran amenaza para la
espiritualidad sino solo para la religión, ya que Dios aún era respetado en los
discursos de filósofos como Descartes o el deísta Volteire, o incluso exaltado
en teorías como la que Leibniz planteó con respecto a las monádas, la armonía
preestablecida y el Dios que tenía infinitas ideas sobre infinitos universos
posibles, pero eligió el mejor universo posible, en el cual el mal es
lógicamente necesario y la perfección está en el todo y no en cada parte (como
la Tierra, tan imperfecta…).
El gran problema vino después, con la Revolución Industrial
y la arrogancia cientificista, plasmada, por ejemplo, en la corriente
filosófica del positivismo. Esto es así ya que de allí se habría llegado hasta
el actual capitalismo postmoderno, acompañado por una vida social mecanizada y
una cultura marcada por el consumismo, el secularismo y un estilo de vida en el
cual, si bien los individuos en su mayoría no niegan a Dios y al alma,
prácticamente viven como si ambas cosas no existiesen.
Pero la influencia de Ahrimán puede no solo enunciarse en
términos generales, puesto que los rasgos de su manifestación son estos:
1- El nacionalismo étnico. Nota: esto valía sobre todo para
la época de Steiner, en la cual el movimiento nazi y otras tendencias
racistas-nacionalistas tenían mucha fuerza. Actualmente el carácter étnico de
los nacionalismos ha decaído, pero el tinte xenofóbico de los nacionalismos
perdura en situaciones como el rechazo a los migrantes en España o el temor y
rechazo general de los estadounidenses hacia los árabes.
2- Dogmatismo político: Esto se ha visto claramente en todo
el siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial se notó en la polarización
entre el mundo capitalista representado por USA, y el mundo
socialista-comunista representado por la URSS. Actualmente se ve más a niveles
intra-nacionales, en países como USA (republicanos y demócratas), México (el
poderoso PRI), o la dividida Venezuela que dejó Chávez tras su muerte.
3- Sometimiento de la vida cultural al poder
político-económico: Este es uno de los rasgos ahrimánicos más fuertes, y sus
principales manifestaciones son el consumismo y la tendencia a la
homogenización cultural propia de la globalización.
4- Mecanización del Estado: Actualmente existen leyes e
instituciones para prácticamente todo, y esto ha reducido el espacio de la
libertad individual en cierta manera.
5- Tedio cotidiano: Los efectos de los patrones
socio-culturales y económico-políticos generados por la influencia ahrimánica,
han hecho que cada vez sean más frecuentes las personas que en su diario vivir
experimentan apatía, tedio, aburrimiento, desmotivación y vacío existencial.
6- Medicina deshumanizada y mecanicista: La tendencia
ahrimánica nos habría llevado hasta una Medicina donde la vida ha quedado
mecanizada; como diría el escritor Leopoldo María Panero, “reducida a una
combinación de carbono, de hidrógeno, de oxígeno…”. Situación aún peor, también
nos habría conducido a una Medicina donde el valor del dinero rige las
prácticas profesionales más que la vida humana, viéndose así costos
exorbitantes, pacientes que mueren por falta de dinero, y compañías
farmacéuticas transnacionales que, según los rumores, han impedido con sus
mafias que se publique la cura al sida…
7- Economía humanamente peligrosa: Según los planteamientos
de Steiner, la ciencia económica actual (y esto se aplica aún más ahora que
cuando Steiner vivía) tiende a concebir todo de una manera demasiado abstracta
en la cual surgen recetas que, en la recomendada búsqueda de fines abstractos
(no por ello carentes de manifestaciones concretas), ponen en riesgo o
sacrifican bienes humanos. Tal es el caso de la gente que pierde dinero en los
bancos a causa de que el Estado protege a dichas instituciones creyendo que son
imprescindibles para la estabilidad económica, contrariamente a lo que debería
hacerse y se hizo en Islandia, donde el presidente decidió preferir que los
bancos quiebren antes que el dinero de los ahorristas no sea devuelto pues,
como bien dijo, es más importante “el estado de derecho” y el “bienestar
social”.
8- Religiosidad simple y reducida en sus miras: Steiner
hablaba de que los Evangelios eran interpretados dogmática y simplistamente, y
que nunca se recurría al conocimiento esotérico-ocultista para comprenderlos.
Sin embargo eso no es un rasgo exclusivo de lo que para Steiner es el período
ahrimánico, ya que desde sus inicios el Cristianismo ha sido dogmático y hostil
hacia el esoterismo.
9- Filosofía Nihilista: Steiner apuntó este rasgo pensando
sobre todo en Nietzche, ya que éste filósofo fue el padre del nihilismo, y el
inaugurador de la etapa postmoderna del pensamiento filosófico. Por algo a
Nietzche se lo conoce como “el asesino de Dios”, ya que él creó el aforismo de
“Dios ha muerto”, refiriéndose con ello a que la religión y sus valores estaban
perdiendo mucho poder en la cultura, y estaban surgiendo otros valores y una
visión de vida en la que el individuo se enfocaba en el “más acá” antes que en
el más allá. Pero lo fundamental del nihilismo, preconizado después por otros
filósofos además de Nietzche, fue que la vida carecía de significado, fin o
sentido objetivo. En concordancia, tampoco la historia del hombre apuntaba a un
fin. Ya no había una dialéctica histórica que, a partir de tesis, antítesis y
síntesis, condujera a la Humanidad hacia un progreso o evolución (esta idea de
la dialéctica es de Hegel). Solo estaba la vida, sin un por qué, sin una
dirección, sin una justificación…
10- Tecnología que separa de lo espiritual: Para Steiner, el
desarrollo de la tecnología habría contribuido a mecanizar la vida y a fomentar
en el hombre la búsqueda de metas materiales, alejando así su conciencia de lo
trascendente.
11- El hombre como animal, el animal como máquina: Steiner
decía que el discurso científico concebía al hombre como un animal, en el
sentido de que le negaba la existencia de todo aquello que no perteneciera al
mundo de las partículas, de lo empíricamente constatable. Por eso el hombre
terminaba siendo un simple animal racional, un ser en el que toda sublimidad se
extinguía con la muerte, ya que sus aspectos profundos subsistían solo en
presencia del cerebro. Por su parte, el animal no tenía estructuras cerebrales
que le permitiesen tener emociones o razonar, y era por ende una simple máquina
constituida por células. Ahora bien, sabemos que actualmente se han hecho
descubrimientos y que la ciencia ya ve como dotados de sensibilidad emocional y
psicológica a ciertos animales, como los monos, los delfines y los perros. Sin
embargo, todavía los científicos se niegan a ver algo espiritual en el hombre,
y una manifestación de eso es el descrédito de la Parapsicología y de las
medicinas alternativas, así como el desinterés de la ciencia convencional por
investigar cuestiones vinculadas a nuestras creencias espirituales.
El paradigma científico actual y los planes de Ahrimán
Ya hemos visto las críticas más conocidas de
Steiner hacia la ciencia convencional, pero hay algo mucho más interesante y
menos conocido, y tiene que ver con una supuesta analogía
espiritual-estructural entre determinadas prácticas científicas y los
sacrificios satánicos…
Todo parte del paradigma experimental científico que Francis
Bacon enunció muy bien cuando dijo que “es preciso atajar los devaneos de la
Naturaleza, obligarla a servir y esclavizarla”, y sobre todo que hay que
“torturar a la Naturaleza para extraer de ella sus secretos”… Así, tal
paradigma estaría plasmado en todos los casos en que los científicos
experimentan cruelmente con animales, siendo un ejemplo magnífico el del
soviético Brukorenko, quien en 1920 crea el “autojetor” (una máquina con
funciones de corazón y pulmones) y, con éste, mantiene viva la cabeza de un
perro… Para nosotros, ese y otros hechos lamentables son más buenos que malos
porque sacrifican el bienestar de unos cuantos animales en aras al bienestar de
muchos humanos, pero Steiner plantea que son “magia negra ahrimánica
inconsciente”, semejante a los ritos satánicos en que se sacrifican animales;
y, al igual que esos ritos, tales experimentos científicos endurecerían
espiritualmente a la Tierra…
Ahrimán, el maestro de la masificación
Steiner postula que estamos en la “Época del Alma
Consciente”, y que nuestro fin en esta época es desarrollar un pensamiento
libre, individual, independiente y espiritualmente consciente. Para eso debemos
adquirir y profundizar tres verdades: 1) en nuestra existencia física, no
tenemos sino la mera imagen de la vida anímica que teníamos antes de nacer y
tendremos después de morir, 2) el cuerpo humano no es una pura realidad
material, es una forma de origen espiritual, y 3) el comportamiento real de la
materia no es el de una máquina sino que más bien se parece a un arco-iris
dinámico (los seguidores de Steiner ven en la Física Cuántica una esperanza de
llegar a esta concepción a través de la ciencia).
Aclarado lo anterior, tenemos que Ahrimán busca alejar al hombre
de su propósito, cegándolo ante las tres verdades enunciadas con su hueste de
ángeles que rechazaron la influencia espiritual de Cristo en la época
espiritual por él llamada “Época Egipcio-Caldea”. Y es que, según sus visiones,
en la actualidad existen ángeles crísticos que vierten en nuestras almas
numerosas imágenes sobre las realidades espirituales, y estas imágenes nos
ayudan a tomar conciencia de las tres verdades enunciadas; pero, si no nos
mostramos receptivos, se sumergen en nuestro cuerpo etérico y se transforman en
instintos inconscientes que sirven a los propósitos de Ahrimán.
Crítica a la Antroposofía de Steiner
Steiner no presenta las características típicas de un médium
o de un desequilibrado, e incluso pretende ser científico y sistemático. Sin
embargo, muchas de sus concepciones son tan fantásticas como los planteamientos
de la Teosofía, y otras son sencillamente delirantes, por ejemplo: a) los
lápices de color negro o marrón, no deben ser usados por los niños porque “no
son puros”, b) las vacunas “bestializan” a los niños, c) los negros tienen
predominancia de “vida instintiva” y ésta se manifiesta en el “cerebro
posterior”, los asiáticos tienen predominancia de “vida emocional” y ésta se
manifiesta en el “cerebro intermedio”, y los blancos tienen predominancia de
“vida pensante” y ésta se manifiesta en el “cerebro delantero”, d) los planetas
también se pueden reencarnar, y eso ya ha sucedido con la Tierra. Aplicando las
palabras de Shakespeare a la Antroposofía de Steiner, diríase de ella que “hay
mucho método en semejante locura”…
Ya a un nivel más técnico de nuestras objeciones, vemos
como, al igual que Hegel, Steiner desarrolla una historia del mundo en la que
éste está sujeto a una evolución; sin embargo, en lugar de desarrollar esa
historia mediante la deducción lógica, Steiner simplemente describe hechos que
se suceden unos a otros, tal y como haría un naturalista describiendo el
crecimiento de una planta en sus diferentes estadios, con la diferencia de que
tras las descripciones del naturalista hay teorías empíricamente demostradas,
mientras que tras las descripciones de Steiner ni siquiera vemos un sustento
argumentativo.
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