Entre los muchos relatos del «Libro Rojo de la Frontera Oeste» aparece una parte de la rima de los elfos grises que habla de la hierba curativa athelas. Con el transcurso del tiempo el significado de estos versos se había perdido para todos menos para los más sabios de los hombres, aunque en la época de la guerra del Anillo continuaba siendo una cura popular para las afecciones del cuerpo.
En los terribles días de la guerra llegó al reino de Gondor Aragorn, hijo de Arathorn, que era un verdadero descendiente de los reyes de Númenórë, de donde procedía la mágica hierba del bosque. En algunos relatos se dice que Aragorn, que tenía los poderes curativos de aquellos reyes, tiraba la hierba de largas hojas en calderas de agua hirviendo y obtenía así su auténtico poder. La fragancia de las huertas, la frescura de la nieve de las cumbres y la luz de una estrella quebrada penetraban en las oscuras habitaciones en que yacían las víctimas de heridas infectadas y de la nigromancia, hasta que volvía a animarlos la vida y la juventud, y el largo trance que los había mantenido postrados se interrumpía antes de conducirlos a la muerte.
Así pues, los hombres llamaron a las athelas hojas de reyes, y el hecho de que las usara un verdadero rey de Númenórë fue una señal de que pronto llegaría el fin del mayor mal de Mordor, al este de Gondor, que amenazaba a todos los habitantes de la Tierra Media.
No hay comentarios:
Publicar un comentario