miércoles, 4 de marzo de 2015

Mitologia Cantabra: Seres de mar - Nuberos

Nos encontramos ante unos genios chiquititos y malignos que cabalgan sobre la tempestad y a quienes las campanas de las aldeas tratan de conjurar con el triste toque del "tente-nú". Son los causantes de las galernas del Cantábrico tan temidas por todos...
Los Nuberos son los genios traviesos y maliciosos que montados en nubes grises se divierten provocando tormentas con la intención de asustar con sus rayos a los animales y destruir con el granizo las cosechas de los hombres.

Son pequeños, de cara maliciosa y aspecto obeso. Siempre aparecen montados en sus nubes que ellos mismos crean y desde ellas controlan el granizo, el rayo y la lluvia. Crean sus nubes gracias a un poder especial que tienen y no les son necesarios componentes para realizarlo. También pueden invocar rayos a voluntad, y no dudarán en utilizarlos como armas si son atacados o molestados.
Los nuberos suelen cometer sus fechorías a antojo pudiendo incluso reunirse varios de ellos para juntos formar un gran nubarrón de tormenta con la que divertirse.
Espumeros

Son unos seres marinos de las costas cántabras. Se llaman de este modo porque cuando están juntos, que es casi siempre,, les encanta jugar con la espuma, ya sea en la cresta de las olas, por las que corren sin hundirse, o cuando revolotean sobre las estelas de los barcos.
 Son hombrecitos muy pequeñucos, como niños regordetes, y visten una túnica del color de las algas.
No se alejan mucho de tierra, en la que a veces se internan por diferentes razones, pues son ellos quienes recogen flores en los prados y bosques para hacer collares a las sirenas y ellas, a cambio, les regalan caracolas y cada uno tiene la suya.
Cuando va a haber tormenta suben a los acantilados y soplan al tiempo sus caracolas para avisar a los pescadores de que deben volver a puerto.
Son rubios o morenos y tienen unos ojos tan brillantes que cuando la niebla oculta la costa, se colocan delante de los barcos y les guían como si fueran faros.
  


            Los espumeros son unos simpáticos seres marinos de la costa cántabra. Se llaman así porque cuando están juntos, que es lo común, les encanta jugar con la espuma... ya sea la de las crestas de las olas... por las que corretean sin hundirse... o cuando revolotean sobre las estelas de los barcos... que es uno de sus pasatiempos favoritos... Son unos hombrecillos muy pequeñitos, como niños regordetes, y visten una especie de túnica de color de algas...
No se alejan mucho de tierra, en la que a veces se internan para recoger flores en los prados y bosquecillos y así, hacer con ellas los collares de las sirenas. A cambio, ellas les regalan unas hermosas caracolas... y cada uno tiene la suya. Cuando va a haber tormenta suben a las cavernas de los acantilados... y soplan al unísono en sus caracolas, de modo que el estruendo que levantan anuncia a los pescadores que corren peligro y deben volver a puerto...
Otras veces, cuando en tierra no llueve... y los agricultores se inquietan porque ven que sus sembrados se agostan sin remedio... los espumeros llenan sus caracolas en los estuarios de los ríos y vuelan miles de veces vaciándolas sobre los campos...
Son rubios o morenos... Los morenos tienen unos ojos tan brillante que... cuando la niebla nocturna oculta toda luz costera... se colocan delante de los barcos y van orientando al capitán como si fueran faros... Los rubios son muy guapos y suelen entrar en las casas sin ser vistos para ver qué noticias del hogar pueden llevar al marido, padre o novio marinero... Una vez, un espumero rubio entró en casa de una muchacha que suspiraba de pena porque su novio se había embarcado aquella mañana y pasaría muchos días sin verlo... Recogió los suspiros en un pañuelo y se los llevó hasta el barco donde estaba su amado... 


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