Se dice que es en función de las fases de la luna, las moradas ocultas de los elfos de las Highlands surgen de tierra y permanecen suspendidas en la cúspide de columnas.Entonces es posible distinguir las siluetas de sus habitantes y percibir el sonido de su voz y su música.
Para observar la entrada de las casas de los sidhes, se recomienda realizar nueve veces la vuelta a la colina en una noche de luna llena. Entonces la puerta de su morada se abrirá.
Las colinas huecas sirven,en efecto, de vivienda para los elfos, de escondrijo para los tesoros de los enanos y de cementerio para las hadas. Dormir en una alta montaña mientras en ella se celebraba una reunión de elfos era un medio para obtener un pasaporte a su país.
LA CORTE DE LOS ELFOS
Girarldus Cambrensis un autor galés del siglo XII describe a los elfos como una gente pequeña de cabellos claros, bellos rostros y porte digno que viven en una región oscura en la que no hay sol, luna, ni estrellas.
Hablan poco y su manera de expresarse es un silbido claro y en absoluto grosero. Los demonios mismos, cuando son evocados, responden a la lengua del país; sin embargo , los seres subterráneos hablan a veces claramente que otros. Se dice que las mujeres hilan muy hábilmente, tiñen, tejen, y bordan.
Los sidhes de la tribu de Dana tenían su corte en magníficos palacios subterráneos sepultados bajo las colinas y los montículos de Irlanda. Dagda, el soberano supremo de los Tuatha De Dannan, vivía en el mas bellos de ellos, el Palacio de Brugna Boinne, del que se decía contenía tres árboles que daban fruto en todas las estaciones, Un vaso lleno de un néctar delicioso, un caldero mágico, y dos cerdos, uno vivo y el otro asado apunto para ser comido al cualquier hora. En este palacio nadie envejecía ni moría nunca. Inmortales y eternamente jóvenes, los Tuatha de Danann no conocían enfermedad ni vejez.
ELIODOR Y LOS NIÑOS VERDES
Un niño llamado Elidor tuvo un día la ocasión de penetrar libremente en el país de los Elfos. Jugó tanto como quiso con aquellos amables compañeros, pero, en el momento de partir , robó una pelota de oro, que pertenecía al hijo del rey de los elfos.
Durante el camino de regreso tropezó y la pelota rodó por el suelo y desapareció, llevada por los espíritus del viento. A partir de aquel día Elidor fue incapaz de volver a encontrar el camino que llevaba al reino mágico.
Ralph of Coggeshall refiere a que en los bosques de Wolfpits , en Suffolk, se descubrieron dos niños , niño y niña , los dos con una piel de color verde muy pálido.
Estaban asustados y no comprendían nada de lo que les decían. Al principio rechazaron todo alimento, hasta que un día les ofrecieron un plato de judía con salsa que devoraron inmediatamente. Poco a poco fueron a acostumbrándose a la comida de los mortales, pero el niño cayo rápidamente enfermo y murió.
La niña sobrevivió, desapareció su color verde y aprendió a hablar. Así fue como contó que ella y su compañero vivían en un país subterráneo , en el que no existía ni el día ni la noche, sino una especie de crepúsculo permanente. Un día entraron en una caverna guiados por el sonido lejano de una campana. Entonces fueron a parar el aire libre, en plena luz del mediodía. El brillo del sol les asombró tanto que se echaron al suelo, gritando de miedo, antes de dejarse coger sin resistencia.
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