En el pasado agosto, Derleth, que había sido amigo y editor de Lovecraft, me
dijo que a menudo recibía cartas de lectores que deseaban saber si realmente
poseía un ejemplar de Al Azif o el Necronomicon, del "loco árabe Abdul
Alhazred", o si podían consultar un ejemplar en la Universidad Miskatonic,
en Providence. Siempre tenía que dar la misma respuesta: que si bien muchas de
las obras mágicas citadas por Lovecraft existían, el Necronomicon era de su
propia invención. En cierta ocasión, estando en la biblioteca de la casa de
Derleth, Arkham House (en las afueras de Sauk City, Wisconsin), y mientras
bebíamos una botella de excelente vino tinto californiano, le pregunte si creía
que Lovecraft había basado AL Azif en algún texto mágico conocido. "Mágico
no", dijo Derleth. "Por lo que yo sé, sacó la idea de un poema romano
titulado Astronómica, ya sabes que fue un perspicaz astrónomo". Yo no lo
sabía. De hecho, poco era lo que conocía sobre Lovecraft aparte de sus obras.
Hasta 1975 no encontré ninguna referencia sobre Astronomía del poeta Manilio:
fue la biografía de Lovecraft escrita por Spargue de Camp.
Cuando encontré a Derleth, yo ya estaba recopilando material para un libro
sobre lo paranormal (que se publicó después como The Occult) y me hallaba
profundamente concentrado en su final, esforzándome para hallar el sentido de
libros como The Magus de Francis Barrett, Book of Ceremonial Magíc de A. E.
Waite y Demonolatry de Nicholas Remy. Los encontré difíciles y confusos, pero
al mismo tiempo me chocaba la similitud de tono de muchos pasajes con las
"citas" de Al Azif hechas por Lovecraft y otros trabajos del camino
de la izquierda. Este de Remy, por ejemplo, trata del tema de los niños nacidos
como resultado de cópulas con demonios: "Una de las cuestiones que
resultan más penosas de entender es el bronco silbido que estos niños emiten en
lugar de llorar, su andar atolondrado y su manera de buscar en lugares
ocultos... Debemos confesar que los demonios intervienen activamente y se
introducen en las madres o en sus hijos no natos dotándoles de poderes que son
completamente sobrenaturales"(1).
Esto es muy parecido a una de las criaturas semihumanas de Lovecraft de
"las Colinas de detrás de Arkham". También había leído las obras de
Aleister Crowley, recopiladas por mi amigo Roger Staples de la Universidad de
Michigan, y encontré unos paralelismos tan sorprendentes, que me pregunté si
Lovecraft y Crowley no se habían conocido. Derleth creía firmemente que no. De
hecho dudaba sobre si Lovecraft había tenido noticia alguna vez de "la
Gran Bestia". Si así hubiese sido, parecía creer Derleth, lo hubiera
rechazado por charlatán y presumido. Porque, por extraño que parezca, la
"filosofía" de Lovecraft era científica y materialista. Aunque
aborrecía el materialismo en su sentido comercial, el culto americano al dinero
y al éxito, tuvo el raro orgullo de considerarse a si mismo como descendiente
de los racionalistas del siglo XVIII.
En su época escolar, sus pasatiempos preferidos fueron la química y la
astronomía; aún adolescente, ya escribía una columna de astronomía en un
periódico local. Podría creerse que las especulaciones del Profesor Lowell
sobre los canales de Marte estaban destinados a atraer la atención del joven
Lovecraft, pero las rechazó como producto de una mente quimérica. La misma
actitud adoptó con respecto al espiritismo, y en febrero de 1929 escribió una
carta a Frank Belnap: "Una palabra sobre la estúpida tentativa de los
espiritistas para razonar que la naturaleza no sólida... de la materia, como
recientemente se ha probado (por los físicos atómicos) indica la realidad de su
mítica "alma de la materia" o "ectoplasma", y hace de la
inmortalidad una idea menos absurda de lo que era antes...". Sigue
entonces argumentando que, aun consistiendo la materia en partículas cargadas
eléctricamente, esto no prueba que sea de naturaleza espiritual.
La actitud de Lovecraft, dijo Derleth, en conjunto estaba más cerca de la de
su contemporáneo Charles Fort, el hombre que se sentía satisfecho coleccionando
recortes de prensa sobre sucesos inexplicables, como lluvias de ranas vivas. Lo
mismo que Fort, Lovecraft creía que la ciencia contemporánea es demasiado
estrecha. En realidad, Lovecraft admiraba el Book of the Damned de Fort. Pero
por lo que Derleth sabía, Lovecraft y Fort nunca se conocieron ni mantuvieron
correspondencia (Sprague de Camp no está tan seguro de esto, cree muy posible
que Lovecraft fuese presentado a Fort en una de sus muchas visitas a Nueva York
o durante el tiempo en que vivió allí). Evidentemente, Derleth conocía el tema
mucho más que yo. Y así, con cierta desgana, fui abandonando la idea que había
querido presentar en The Occult de que la mitología de Lovecraft se basaba en
su conocimiento de la tradición mágica occidental. Todavía dos años más tarde
volví a pensar sobre ello en ocasión de haber leído la traducción inglesa de Le
Matin des Magiciens de Louis Pauwels y Jacques Bergier.
Básicamente, este libro es una ampliación de la tesis de Fort acerca de la
estrechez de miras de la ciencia, y deduce su evidencia de la literatura sobre
los OVNI, la investigación paranormal y las ciencias marginales. Pero los
autores presentan, asimismo, una interesante teoría de que ciertos escritores
imaginativos, como Lovecraft y Arthur Machen, "imaginaron" cosas que
más tarde se descubrió que eran ciertas. Machen escribió a su traductor francés
Toulet: "Cuando estaba escribiendo Pan y The White Powder no creía que
pudiesen ocurrir cosas tan extrañas en la vida real, ni siquiera que alguna vez
hubiesen ocurrido. Desde entonces, y hasta hace muy poco, he tenido ciertas
experiencias en mi propia vida que han cambiado totalmente mis puntos de vista
sobre el particular... De ahora en adelante estoy absolutamente convencido de
que nada es imposible en esta Tierra".
Pues bien, este pasaje es de excepcional interés porque menciona las dos
narraciones que más admiró Lovecraft. En realidad, The Novel of the White
Powder casi parece ser puro Lovecraft. Trata sobre un hombre que,
accidentalmente se administra una extraña sustancia usada por brujas en tiempos
anteriores para sus transformaciones. Hacia el final del relato, el hombre
queda transformado en "una oscura y pútrida masa, hormigueante y corrupta:
una repugnante podredumbre que no era sólida ni líquida, pero que iba
fundiéndose y cambiando delante de nuestros ojos... Y en medio de ella,
brillaban dos puntos ardientes parecidos a ojos..." (Lovecraft cita esto
extensamente en Supernatural Horror in Fiction).
De acuerdo con los biógrafos de Machen, Aidan Reynolds y William V.
Charlton, Toulet fue a Londres para "oír los misterios de los propios
labios de los adeptos", pero parece que no ha dejado constancia de lo que
Machen le dijo. Por otra parte, merece la pena releer The Great God Pan a la
luz de la confesión de Machen. El tema se centra en un doctor de inclinaciones
panteístas que cree que la Naturaleza es el velo que cubre un maravilloso mundo
de realidad espiritual. Cree que ha descubierto el modo de provocar esta mítica
visión mediante una operación de cerebro. "Los antiguos... la invocaban
mirando al dios Pan". Realiza la operación en una muchacha que se vuelve
idiota. La "visión de Pan" acaba por ser demasiado horrible para que
los seres humanos la soporten. La joven idiota vaga por las montañas y tiene
trato sexual con una extraña criatura. Como consecuencia, concibe un niño que
es bello y demonio... Es de notar aquí la transformación de Machen el cual,
desde un misticismo wordsworthiano, pasa a ser algo mucho más siniestro (esto
nos recuerda que la palabra pánico proviene de Pan).
Además, parece que Machen esté sugiriendo a Toulet que en The Great God Pan,
la visión subyacente es más real de lo que él mismo sospechaba al escribirla.
Podría muy bien ser que estuviera exagerando o, simplemente, mintiendo para
impresionar a su admirador francés. Todavía no se había dado a conocer como
hombre mentiroso. Se tomó la molestia de explicar que "ninguna de las
experiencias que he tenido está relacionada con imposturas tales como el
espiritismo", lo cual también parece descartar la posibilidad de que
hubiera visto un fantasma. Pauwels y Bergier se inclinan a creer que la
respuesta reside en la pertenencia de Machen a un orden mágica llamada el
Amanecer Dorado, fundada por MacGregor Mathers. Puede que, en parte, tenga
razón. Pero el capítulo noveno de la obra biográfica de Machen Things Near and
Far describe ciertas experiencias que tuvieron lugar antes de que Machen
perteneciera al Amanecer Dorado.
En 1899, cuando vivía en la posada de Gray, Machen sintió que su inspiración
le abandonaba. Al mismo tiempo, empezó a tener una serie de experiencias
semialucinatorias. Una mañana, caminando por la avenida Roseberry, tuvo la
sensación de "andar sobre el aire", como si el pavimento se hubiese
convertido en un almohadón. Una tarde, la pared de su habitación relució, se
deformó y pareció como si fuese a desvanecerse completamente. Súbitamente,
volvió a hacerse sólida de nuevo. Esta curiosa experiencia fue el resultado de
un proceso que él no quiso explicar. Todo lo que diría fue que se había
encontrado en un estado de profunda depresión, "un horror del alma",
cuando "se me ocurrió un proceso que tenía la posibilidad de aliviarle. Y
sin dar crédito a lo que había oído de dicho proceso, ni desde luego tener un
conocimiento preciso del mismo o de sus resultados, hice lo que había que
hacer... ".
Y aquí encontramos una cierta contradicción. En una carta posterior afirma
que el proceso que se le ocurrió fue hipnotismo. Pero en Things Near and Far
parece negarlo: "No podía haberme hipnotizado o magnetizado... o
endemoniado hasta el estado que conseguí, por la buena razón de que nunca supe
todo esto... ". Probablemente, lo que quiere indicar es que el resultado
que consiguió no era una especie de autoalucinación o un sueño en estado de
vigilia. Fue en este momento cuando la pared pareció a punto de desvanecerse, y
notó la sensación de que "algo que no sabía lo que era estaba sacudiéndose
en sus cimientos". Tuvo miedo de estar muy cerca de la muerte, pero todo
pasó y sintió "una inefable paz de espíritu", un éxtasis jubiloso que
duró varios días. En realidad, pues, no hubo una visión de horror, de entes
perversos. Sólo la convicción de que el mundo material se había manifestado
como un velo sobre una realidad mucho más profunda. En sus relatos contó muchas
cosas, pero sin un total convencimiento. Así pues, creyó que la visión
sobrenatural de sus primeras narraciones era fundamentalmente cierta.
Fue en esta época cuando ingresó en el Amanecer Dorado y trabó conocimiento
con Yeats, Crowley y Mathers. Si esto fuera un ensayo sobre Machen y no sobre
Lovecraft, citaría el largo ensayo sobre magia de Yeats, en el que se describen
ciertas experiencias mágicas llevadas a cabo por Mathers y que no dejan lugar a
dudas sobre el hecho de que éste poseía algún extraño secreto sobre el conjuro
de visiones. Pero nuestro objetivo son los orígenes "mágicos" de
Lovecraft. Todo cuanto hay que decir es que el Amanecer Dorado enseñó la
existencia real de otros niveles de realidad, "otras dimensiones",
habitadas por entes no humanos. Mi libro The Occult apareció en 1971. Al año
siguiente se me pidió revisar un libro titulado The Magical Revival, de Kenneth
Grant, un discípulo de Crowley y jefe de una organización de magia conocida
como el Ordo Templi Orientis. Y en este libro, en un capítulo sobre
"Nombres Bárbaros de Evocación", descubrí una sección sobre Lovecraft
que sostenía las especulaciones que planteé a Derleth en 1967. Grant hace
observar: "Tanto el nombre como la obra de Lovecraft eran desconocidos de
Crowley, a pesar de que algunas de sus fantasías reflejan, aunque
distorsionadas, los temas más destacados del Culto de Crowley... ".
El Culto de los Nombres Bárbaros, según Grant, arranca de más atrás "de
las primeras fases de la evolución, cuando tuvo lugar la transformación de la
bestia en hombre". Explicó que la fuerza de los "nombres
bárbaros" "reside principalmente en el hecho de que son
ininteligibles para la mente consciente" y, por consiguiente, "están
especialmente adaptados para la apertura del subconsciente". Y dedica una
extensa tabla a detallar las semejanzas entre los dioses bárbaros de Crowley y
los de Lovecraft. Crowley, señala, tenía también su libro sagrado, no Al Azif,
sino Al vel Legis, el Libro de la Ley. En realidad lo escribió él mismo en un
estado de semitrance, y durante toda su vida continuó creyendo que le había
sido dictado por Aiwass, un ángel guardián. Tanto Crowley como el Amanecer
Dorado se refirieron a menudo a los Grandes Antiguos, nombre que Lovecraft da a
su raza de dioses.
Lovecraft habla del Yermo Frío, un reino situado más allá de nuestro espacio
y tiempo. Crowley habló del Yermo Frío llamado Hadith. Lovecraft habló del gran
Cthulhu que yace soñando en R'lyeh, Crowley del sueño original de los Grandes
Antiguos. Y Grant declara que el culto a Aiwass de Crowley, o Aiwaz de Acadia
"puede ser rastreado... hasta un período que inspiró la secular Tradición
Draconiana de Egipto que se dilató hasta las primeras dinastías, cuyos
monumentos dejaron deteriorar los adversarios del culto primitivo. Estas
dinastías fueron borradas con el fin de destruir todo rastro de un supuesto
culto al Diablo... ". Todo esto hace suponer que la ficción de Lovecraft
fue, básicamente, más real de lo que suponía.
En un libro posterior, Nightside of Eden, Grant llega aún más cerca de los
notables paralelismos que hay entre la tradición Gnóstica y Cabalística y la
mitología de Lovecraft, un asunto sobre el cual volveremos más adelante. Por
tanto, todo esto ahondó mi convicción de que a pesar de su beligerante
racionalismo, Lovecraft sabía bastante más de lo que suponía Derleth sobre la
tradición mágica. Y en 1976, esta convicción empezó a tomar forma definida
cuando tuve noticia de las investigaciones de Robert Turner, jefe de la Orden
mágica de la Piedra Cúbica, y devoto de las obras de Lovecraft. Pero antes de
hablar de la búsqueda del Necronomicon original, es preferible explicar cómo
llegué a estar involucrado en el relato de Lovecraft y poder, entonces,
analizar más de cerca su personalidad.
Me encontré por primera vez con la obra de Lovecraft en el verano de 1959,
cuando me hallaba con mi esposa en la granja de un viejo amigo, Mark Helfer. El
escenario era apropiado: la granja no está lejos del Castillo de Corfe, donde
el joven Rey Eduardo fue asesinado por su madrastra en 978. Se cree que las
ruinas están encantadas por una mujer sin cabeza, aunque nadie está seguro de
su identidad. La casa de la granja de Mark Helfer data de algunos siglos atrás,
y sus paredes tienen un espesor de varios pies. Por tanto, el lugar es más bien
frío. En nuestro dormitorio descubrí un ejemplar de The Outsider and Others,
encuadernado en negro y con un papel tan pobre que tenía los bordes raídos y
amar lentos.
El título me interesó porque mi primer libro había sido The Outsider. Leí
gran parte de él antes de abandonar la granja al día siguiente. Me impresionó
la originalidad de Lovecraft. El "tono" era tan característico como
el de Poe, Machen o M.R. James, pero el estilo me pareció de aficionado. El
lenguaje de Lovecraft carecía de sensibilidad. Aquel día, yendo hacia North
Devon, empecé a hablar a Joy sobre Lovecraft y toda tradición de relatos de
terror. Me parecía muy claro que Lovecraft era uno de mis
"Marginados", un romántico que encontró intolerable el mundo real. En
The Outsider evité deliberadamente escribir sobre fantasiosos, cuya relación
con el mundo real es más o menos negativa, y me centré en hombres como
Dostoievski, Van Gogh, Nietzsche y Gurdjieff, todos ellos hombres que abrigaban
la idea de que debería hacerse algo con la futilidad y trivialidad de la
existencia humana. Los fantasiosos dan simplemente la espalda a la realidad,
esperando que así desaparezca. Por esto no alcanzarán nunca la grandeza moral
de Tolstoi o Dostoievski.
Como resultado de la lectura de Lovecraft, pensé que las fantasías habían
aportado una contribución importante a este problema de la "trivialidad
cotidiana" y que merecería la pena escribir una continuación de The
Outsider que tratara sobre el particular. En este viaje desde el Castillo de
Corfe hasta North Devon esbocé por completo The Strength of Dream. El libro
empezaba con un estudio sobre Lovecraft, el cual ocupa un lugar central en el
argumento. El año siguiente hice un viaje a América bajo los auspicios del
Instituto de Artes Contemporáneas de Washington. Hasta entonces había tenido
dificultades en obtener libros y discos americanos, ya que debía pagarlos en
libras esterlinas, por lo que decidí gastar algunas de las ganancias de mis
conferencias en autores y compositores que durante tanto tiempo había
codiciado.
Tan pronto como llegué a Nueva York me dirigí a la librería más cercana,
examiné el catálogo para ver qué obras de Lovecraft estaban impresas, y las
pedí todas. En la sección de libros del New York Times apareció una interviu
que se me hizo. August
Derleth, que dirigía Arkham House Publishers, me escribió a Washington. Me
indicó que deberíamos conocernos, lo cual me fue imposible en aquel viaje pero,
al menos, iniciamos una correspondencia que se prolongó hasta su muerte.
Algunas semanas más tarde, encontrándome en Providence, Rhode Island, se me
programaron unas conferencias y seminarios en la Universidad Brown, la
Miskatonic de Lovecraft. Cuando supe que su biblioteca contenía una colección
Lovecraft, dediqué un día entero a leer sus cartas inéditas y manuscritos.
Lo primero que me causó una enorme sorpresa fue el racismo de Lovecraft:
fulminaba vengativamente a judíos, negros, hispanos, árabes, polacos y el resto
de la "escoria" que encontraba en los autobuses de Nueva York. Al
principio de su carrera, Lovecraft era partidario del pensamiento de Nietzsche.
Al igual que éste, creía que la raza humana se compone de Amos y Esclavos, y
esto hace que haya dos moralidades distintas completamente. Ello confirmó mi
opinión de que el impulso básico que hay tras la obra de Lovecraft es un deseo
de escapar a la realidad cotidiana, de hecho hacia lo que de algún modo le haga
vengarse de la realidad que tanto le asqueaba. Tanto Sprague de Camp(2) como
Lin Carter(3) han discutido conmigo este punto, así como también con Derleth.
El propio Lovecraft habló sobre ello ampliamente en una de sus cartas fechada
el 30 de octubre de 1929. Escribió: "No soy el único en ver un problema
realmente serio para el esteta sensible que quiera mantenerse vivo en medio de
las ruinas de la civilización tradicional. De hecho, en el hombre moderno
interesado por lo creativo es tan general una actitud de alarma, dolor,
disgusto, retroceso y estrategia defensiva, que muchas veces he intentado
permanecer callado por temor a que mi sentimiento personal pudiera ser
confundido con un sentido de imitación afectada.
Dios, hombre, observad esta lista... Ralph Adams Cram, Joseph Wood Krutch, James Truslow Adams, John Crowe
Ransom, T.S. Elliot, Aldous Huxley, etc... Cada uno tenía un plan de
escape diferente, aunque cada uno reconoce que es lo mismo aquello de lo que
hay que escapar...". Pero todo esto apenas llega a ser una crítica de
Lovecraft, no más de lo que se hizo de Elliot o Huxley. Parece lastimoso que todos
ellos desearan escapar y, sin embargo, cada uno de ellos se aferró a sus
propios valores. Y yo, ciertamente, sería el último en condenarlos. Mi interés
personal por Lovecraft arranca del hecho de que yo, lo mismo que él, fui muy
sensible en mi adolescencia y primera juventud. Solía pasear por Londres en una
especie de paroxismo, de aborrecimiento por la moderna civilización. Pero era
consciente de que tal actitud era negativa, casi suicida.
Y en la época en que empecé The Outsider, a los 23 años, pude ver claramente
que el problema consistía en cómo dejar de estar a la defensiva, cómo crear
nuevos valores en lugar de, simplemente, intentar conservar los antiguos. A
pesar de ello, no siento más que admiración por la magnifica intransigencia de
Lovecraft frente a un mundo que se le aparecía fútil y destructivo. Mi propio
método de "criticar" a Lovecraft fue escribir tres obras de ficción
basadas en los Mitos Cthulhu: The Mind Parasites, The Philosopher's Stone y The
Return of the Lloigor. La primera de ellas fue escrita por indicación de
Derleth y publicada por Arkham House en 1966. También a petición de Derleth,
escribí la novela corta Tales of the Cthulhu Mythos. Originalmente tenía la
intención de que no fuese más que un relato corto, pero nunca me he sentido cómodo
en un medio que dispone de un espacio tan pequeño para desarrollar las ideas.
Return of the Lloigor me hizo dar perfecta cuenta de que habíamos estado
equivocados respecto a los últimos años de la vida de Lovecraft. Su creatividad
se agotó. Repetidamente manifestó a sus amigos que había decidido dejar de
escribir.
La razón es que la "narración Lovecraft" tiene una finalidad
necesariamente limitada. El patrón básico de la mayoría de sus relatos es el
mismo: el narrador empieza diciendo a su auditorio que acaba de hacer un
descubrimiento verdaderamente terrible que casi le ha hecho perder la razón. El
siempre había sido una persona equilibrada y normal, que no creía en lo
sobrenatural, pero que había ido a vivir a la Vieja Casa de Arkham (o Dunwich,
o Innsmouth), y entonces había visto con sus propios ojos... La atmósfera de
los relatos es claustrofóbica, tal como se intentaba que fuera. Se penetra en
el interior del mundo de Lovecraft como si se traspasara un pequeño portal con
una gran puerta de piedra. Pero como este mundo es tan pequeño y
claustrofóbico, no tiene espacio para su desarrollo.
En la época en que tenía cuarenta años, Lovecraft ya había tocado todas las
variaciones sobre el tema, explotando la vena hasta agotarla. El filósofo
Kierkegaard sufrió un colapso y murió el día en que retiró su último dinero del
banco. Podría considerarse que Lovecraft empezó a morirse cuando se dio cuenta
de que había extraído del lodo la última partícula de plata... ¿Puede parecer
una idea algo absurda que un hombre desarrolle un cáncer sencillamente porque
ha dejado de emplear su imaginación? Lejos de ser absurda, creo que es la clave
esencial de la vida de Lovecraft y de su trabajo. Una vez hayamos comprendido
este punto clave y lo combinemos con el relato de Machen sobre lo que sucedió
aquella tarde en Gray's Inn, creo que estaremos en situación de poder responder
a algunas preguntas básicas sobre el Necronomicon.
T.S. Elliot indicaba que, si se examina con objetividad, la existencia
humana tiene una calidad pueril. "Nacimiento, copulación y
muerte...". Y el mismo Lovecraft nunca se cansaba de afirmar que nuestra
propia cortedad de vista es la que nos permite conservar la tranquilidad de
espíritu. No es pesimismo superficial, sino que se trata de una afirmación objetiva
sobre la existencia humana. (Y, añadiría yo, no veo ninguna razón por la que no
pudiera ser la base para una filosofía optimista o religiosa). Los seres
humanos son como caballos con anteojeras, atrapados en un momento presente
perpetuamente trivial. Cuando un niño llora sobre un juguete roto decimos que
ha perdido la perspectiva. Pero si se piensa sobre ello de forma objetiva,
puede verse que este acto es aplicable a todos nosotros.
El arte y la ciencia son tan importantes porque nos permiten observar las
cosas desde arriba, con una cierta perspectiva. Pero cuando un astrónomo deja
su telescopio, tiene que buscar en su bolsillo la llave de la puerta
principal... El tiempo nos tiene agarrados por el cogote... Por extraño que
parezca, la mayor parte de las personas parece aceptar esto sin que les
importe. Quizá se deba a que la mayoría de ellas están ocupadas en sus
problemas cotidianos. Pero ni siquiera aquellas que no tienen demasiados
problemas parecen ser capaces de aceptar esta extraña y trivial cualidad sin
sentir que algo anda mal. Recientemente, una anciana dama, superviviente de la
era eduardina, dijo por televisión que podía recordar la época en que la
mayoría de caballeros no hacían nada útil con sus vidas. La mañana la pasaban
en el club, la tarde jugando al billar y haciendo visitas, el atardecer jugando
al bridge... Para mi, esto suena igual que una fórmula de locura. Para la
mayoría de la gente, esto suena como una envidiable y placentera manera de
emplear la propia vida. La respuesta, creo yo, es que en un pequeño porcentaje
de la humanidad, aproximadamente un 5 por ciento para ser precisos, tiene una
especie de anhelo incorporado de finalidad. Estas personas se conocen como el
"5 por ciento dominante", y la misma cifra parece aplicable a los
grupos animales.El porqué esto sucede así no hay nadie que pueda explicarlo.
Probablemente, Lovecraft hubiese dicho que esto es puramente biológico.
Para que una especie sobreviva, un cierto número de individuos debe poseer
un impulso que los lleve más allá de las necesidades diarias. De otra forma,
cuando alcanzase un cierto grado de bienestar y estabilidad, degeneraría
rápidamente. De hecho, se sabe por la historia que las naciones se vuelven
"blandas" cuando pueden vivir en el lujo, aunque dichas naciones a
menudo consigan producir una gran civilización. Esto se debe a que su "5
por ciento dominante" posee un impulso que no se erosiona con el
bienestar. Dichos hombres poseen, repito, un anhelo interior para la finalidad.
El resultado sorprendente es que si se ven privados de una finalidad por las
circunstancias de sus vidas, se convierten en unos seres frustrados y propensos
al suicidio. Esta es la historia básica de los "marginados". Antes de
que descubran una finalidad pueden estar cerca de la locura, sufriendo
depresiones suicidas. Y el sentido de la finalidad puede tomar las formas más
extrañas, como en el caso de George Fox, el fundador del Cuaquerismo, que iba
andando por la ciudad gritando: "¡La desgracia caerá sobre la ciudad
maldita de Litchfield!", conducta que en la actualidad lo conduciría al
manicomio más cercano, o como Lawrence de Arabia, alistándose a la RAF como un
ciudadano particular.
Obsérvese por favor que no estoy diciendo que el 5 por ciento dominante sean
hombres geniales frustrados. Pueden ser estúpidos y su predominio es posible
que sólo les convierta en tiranos. Pueden ser deshonestos, y esto les convierte
en unos timadores. Pueden ser supersexuados, y esto les convierte en unos
sátiros o ninfómanas (puesto que hay tantas mujeres dominantes como hombres
dominantes). Cada enlace sindical, cada sargento mayor, cada cantante de música
pop y cada hombre de negocios con éxito, pertenece al 5 por ciento dominante.
Está todavía por escribir un interesante libro sobre algunos "marginados"
algo menores que fueron destruidos por el sentido de puerilidad. En él se
podría incluir, por ejemplo, al Archiduque Rodolfo de Austria, que se suicidó
con su amante en Mayerling, y al cantante de rock Elvis Presley, que murió de
un ataque al corazón a los cuarenta y dos años. Los dos pertenecieron de forma
natural a la minoría dominante, y se vieron privados de su propia expresión por
una serie de circunstancias fuera de lo común: el Archiduque Rodolfo por ser
hijo del Emperador Francisco José de Austria, y Elvis Presley por el inmenso
éxito que lo convirtió en prisionero de su propia mansión.
Volvamos ahora a la biografía de Sprague de Camp sobre Lovecraft o a la del
propio Derleth H.P.L. A Memoir, y consideremos la carrera del "recluso de
Providence".
Providence es un lugar bastante agradable, con sus casas revestidas de
madera y calles flanqueadas por árboles. Pero en 1890, cuando H.P.L. nació,
debía haber sido la más provinciana de las ciudades provincianas. Shaw una vez
describió el Dublín de su niñez como "aquel infierno de mezquindad"
pero, por lo menos, era una capital llena de actores, artistas y literatos. En
comparación, Providence debe haber parecido tan remota como un pueblo en mitad
de la Antártida. Esto significa que desde el momento en que empezó a hablar
hasta que llegó a la edad de veintiún años, Lovecraft nunca frecuentó o habló
con nadie cuya mente no fuese completamente vulgar. Su padre murió loco,
probablemente de sífilis, cuando él tenía ocho años.
El mismo Howard sólo era un niño nervioso y delicado, infinitamente mimado
por su madre. La relación con ella podría llamarse proustiana, y es
sorprendente que consiguiera evitar convertirse en homosexual. Lovecraft era un
lector obsesivo que pasó los primeros veintiún años de su vida en una
biblioteca. Y aquí, supongo, puedo al menos invocar una similitud de
circunstancias, ya que también nací en una ciudad de provincias y estropeé mis
ojos a la edad de doce años leyendo durante diez horas al día.
Aún puedo recordar con toda claridad aquella extraña sensación de
desconexión con el mundo real, la sensación de que la vida es una especie de
sueño o ilusión. Para la mente juvenil que se ha nutrido con ellos, los libros
parecen convertir de alguna manera en superfluos los acontecimientos reales, como
si fuesen una imitación de una realidad más apasionante. Y el contacto con el
mundo cotidiano sólo produce resentimientos, de ahí la creencia de Axel de que
la vida debería ser vivida por nuestros criados. Pero la realidad se niega a
tolerar a los soñadores románticos: parece complacerse en zarandearlos hasta
que sus dientes rechinan. Y esto es el motivo que el rechazo que del mundo del
romántico se convierta en un furioso resentimiento. Sospecho que algunos de los
románticos del siglo XIX se suicidaron a causa del resentimiento, de un deseo
de "devolver a Dios su tiquet de entrada".
Pero el rechazo de Lovecraft nunca fue tan sano como el de Nietzsche o
Dostoievski. Para agitar el puño ante Dios, como el Manfred de Byron, es
necesaria una cierta confianza en uno mismo que proviene de una buena salud
física y de un convencimiento de superioridad. Pero la salud de Lovecraft era
pobre: estuvo semanas enteras en un estado de "fatiga y letargo
mortales" durante los cuales "el gran esfuerzo de incorporarme es insoportable".
"Sólo estoy medio vivo, una gran parte de mi energía se consume en
incorporarme o andar. Mi sistema nervioso es una ruina hecha pedazos y estoy
totalmente aburrido y decaído, excepto cuando encuentro algo que me interese
particularmente".
A Lovecraft no solamente le faltaba la confianza que proviene de la salud:
también le faltaba la confianza que se deriva de la posición social y la buena
educación. Su salud, y quizá su desagrado por el estudio organizado, le impidió
asistir a la Universidad Brown. Peor aún, le faltaba alguien a quien admirar
entre sus contemporáneos. La América de los años próximos a 1910 era algo así
como un desierto cultural. ¿Quién lee actualmente a Ellen Glasgow, a Edith
Warton o a William Dean Howells? ¿O incluso a H.L. Mencken? En Inglaterra había
la generación de Shaw, Wells y Chesterton, que era de esperar que no gustasen a
Lovecraft. Prefería a Poe, a Arthur Machen y, más tarde, a Lord Dunsay. Pero
ninguno de los tres era realmente bastante bueno para ser imitado. Lo peor de
Poe es embarazosamente malo, e incluso lo mejor es demasiado prolijo. Y un
escritor joven necesita de modo apremiante a alguien a quien admirar e imitar,
ya que está aprendiendo a crear su propio estilo. Es su forma de escapar del
estado de crisálida de la adolescencia.
Lovecraft imitó a Poe, pero era lo suficientemente buen crítico para saber
que el resultado era insípidamente malo. "St. John es un cadáver mutilado.
Yo sólo sé por qué, y tal es mi conocimiento de ello que estoy a punto de ver
apagarse mi cerebro por miedo a ser despedazado de la misma forma. Los
corredores oscuros y sin fin de la fantasía ancestral barren la negra y amorfa
Némesis que me lleva a la autoaniquilación". Este atroz fragmento de
escritura procede de una narración llamada The Hound. Sin embargo, tal como
podría sospecharse, no se trata de un fragmento de juventud: fue escrito en
1922, cuando Lovecraft tenía treinta y dos años. Revela que permaneció siendo
un torpe adolescente durante un tiempo bastante más largo que la mayoría de las
personas. En términos artísticos, este problema era sencillo: simplemente no
había podido encontrar lo que T.S. Elliot llama un "objetivo
correlativo", es decir, un argumento y unos personajes adecuados que
personifiquen la esencia de sus sentimientos.
Una corta narración llamada Dagon, que Lin Carter califica de excelente y
que data de cuando tenía veintisiete años, revela su problema básico. Un
marinero náufrago se encuentra en una isla del Pacífico que parece haber
emergido en alguna convulsión volcánica. La isla apesta a pescado muerto y está
cubierta con un limo negro. Al cabo de varios días de deambular por ella, el
náufrago encuentra un monolito tallado con extrañas criaturas en forma de pez
grabadas en él. Y mientras está contemplándolo a la luz de la Luna, un monstruo
escamoso sale del mar y lanza sus enormes brazos alrededor del monumento.
Inevitablemente, el marinero se vuelve loco, y despierta en un hospital de San
Francisco. Pero "cuando la Luna está en cuarto creciente o menguante...
veo la cosa". Ahora está subiendo pesadamente las escaleras. "No me
encontrará. ¡Dios mío, esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!". La idea de un
hombre que va a ser devorado vivo garabateada en una hoja de papel es absurda.
La esencia de la narración reside precisamente en la escena del hombre estando
de pie en la fangosa isla, contemplando el monumento a la luz de la Luna y
viendo entonces algo "enorme, repugnante y parecido a Polifemo"
saliendo del mar.
Pero, como un joyero poco hábil, ha montado esta visión sobre un engaste
pobre y de poca calidad. Lo cual nos lleva a un punto importante: muchas de sus
más interesantes "visiones" provenían de sueños. August Derleth ha
compendiado en un volumen fascinante los sueños de Lovecraft, extraídos de sus
cartas, y de los relatos basados en ellos(4). Y las cartas esclarecen que, por
alguna extraña razón, Lovecraft tuvo una pesadilla cada noche de su vida.
Describe por ejemplo, un sueño en el cual iba a un cementerio con su amigo
Samuel Loveman y también cómo levantaban la losa de un sepulcro; cómo Loveman
descendía a una cámara subterránea dejando a Lovecraft esperando en el otro
extremo de una línea telefónica. Entonces, Loveman ve algo horripilante, y
dice: "Por el amor de Dios, todo ha terminado, lárgate...". Y cuando
Lovecraft llama a la tumba diciendo: "Loveman, ¿estás ahí?", una voz
gutural y hueca le responde: "Imbécil! ¡Loveman está muerto!". El
sueño está "relatado" (y estropeado con adjetivos) en The Statement
of Randolph Carter ("Y entonces vino hacia mí el supremo horror, la
increíble, impensable, casi inmencionable cosa...").
Un sicólogo podría considerar que la mente subconsciente de Lovecraft le
estaba proveyendo profusamente de temas para que los escribiese. Se hallaba
viviendo en unas aguas culturales estancadas, manteniendo correspondencia con
varios escritores de revistas de ficción de poca categoría que eran incluso
menos sofisticados que él, mimado por su madre o sus dos tías y padeciendo
dolores de cabeza y apatía. Debía permanecer infinitamente lejos de los lugares
en los que le habría gustado estar, como Grecia, Italia o Egipto, y de los
escritores que admiraba. Se daba cuenta del abismo que había entre Weird Tales
y la labor de los grandes maestros europeos. Sobre todo, no hay duda de que era
uno de los miembros del 5 por ciento dominante. Hubiera disfrutado mezclándose
con otros como él.
Si el destino le hubiese sido propicio habría nacido con suficiente dinero
para poder vivir en Londres o Roma y mezclarse con sus iguales. Se hubiera
sentido a sus anchas comiendo con Ronald Firbank en el Café Royal o bebiendo
vino con Norman Douglas en Capri. Pero era el hijo de un viajante de comercio,
no como Henry James, que era nieto de un millonario (incluso cuando murió, su
capital no llegaba a 20.000 dólares). Le gustase o no, estaba pegado al
monótono y más bien mediocre lugar en que había nacido: el distrito College
Hill de Providence. Y aceptaba este sentimiento de privaciones y aburrimiento:
"Los libros son cosas muy endebles. Ni Ud. ni yo, con todos los clásicos
que hemos leído, disfrutamos de la centésima parte de Grecia y Roma de lo que
disfruta el millonario cuyos yate y coche le permiten vagabundear bajo los
cielos mediterráneos... " (14 de febrero de 1924). "¡Nunca pasa nada!
Quizá este es el motivo de que mi fantasía salga a explorar extraños y
terribles mundos... Mi vida cotidiana es una especie de letargo desdeñoso,
desprovisto por igual de virtudes y de vicios. No soy de este mundo, sino un
espectador de él, divertido y algunas veces disgustado. Detesto la raza humana,
sus apariencias y concupiscencias. Para mí, la vida es un arte delicado...
aunque creo que el universo es un caos sin sentido desprovisto de valores
últimos..." (3 de febrero de 1924). Está atrapado en un mundo que detesta.
Quizá hubiera debido trasladarse a otro lugar, pero no pudo vencer su letargo.
Su experiencia de vivir en otra ciudad, Nueva York, fue tan frustrante que
finalmente destruyó su ilusión de escapar de Providence. Resulta sorprendente
que no intentara suicidarse como su amigo Robert Howard, el creador de Conan el
Guerrero.
Pero tenía un poderoso aliado: su mente subconsciente. Lo cual nos remite a
Machen y a lo que sucedió en aquella tarde del año 1899. Machen siempre rechazó
entrar en detalles sobre la experiencia. Nuestras únicas pistas parecen ser sus
dos afirmaciones contradictorias sobre la hipnosis. Pero esto, por lo menos,
elimina la posibilidad de que Machen realizara cualquier forma de ritual
mágico, quizá alguna invocación al demonio. Cuando dice que no era hipnotismo,
quiere significar que no se trataba de un sueño o alucinación. Además, comunica
a su amigo Munson Havens: "Puedo decirte que el proceso que sugería el
fenómeno era hipnotismo; no puedo decir más. Excepto esto: que estoy
completamente seguro de que mi proceso no se debe a eficaces ex opere operato
(por actos eternos)".
Los estudiantes de magia dicen que sus rituales son eficaces ex opere
operato. Funcionan como el encender una luz eléctrica, no por autohipnosis.
Todo esto da a entender que lo que hizo Machen fue de alguna manera un intento
de ponerse en contacto con la fuerzas más profundas de su mente subconsciente.
Aunque, incluso esta explicación, da como resultado más preguntas que
respuestas, siendo la más evidente: ¿por qué deben proporcionar revelaciones
las fuerzas del subconsciente? Sueños sí. Neurosis sí. Incluso delirios,
alucinaciones o paranoia. Pero no visiones místicas. Según Freud, desde luego,
las visiones místicas son delirios. Pero esto también elude la pregunta, ya que
Freud fue "reduciendo" el misticismo a una especie de ilusiones.
Machen afirma que lo que le sucedió no fueron ilusiones o autohipnosis...
En su notable trabajo Human Personality and Its Survival of Bodily Death, el
investigador en física F.W.H. Myers sugirió un intento de respuesta. Myers
dedica un capitulo a los genios, a las personas que demostraron tener poderes
notables cuando eran muy jóvenes. En particular a los "prodigios de
cálculo", niños que pueden realizar enormes cálculos en segundos o minutos.
En una presentación del libro de Myers en 1961, Aldous Huxley puso los puntos
sobre las ies preguntando: "¿Es la casa del alma un mero bungalow con una
bodega? ¿O tiene una escalera que sube por encima del nivel de la conciencia
con una base de basura debajo?". Freud, señala Huxley, sostenía el
bungalow sobre un punto de vista de cimientos, pero algunos casos de notable
genialidad parecen sugerir que el hombre posee una mente
"superconsciente" así como una "inconsciente", y que
también es extraña a la personalidad cotidiana. Hace algunos años, me dediqué a
desarrollar estos puntos de vista de Myers y Huxley. La causa inmediata fue una
serie de ataques de pánico, producidos por mi sobrecarga de trabajo, que casi
me llevaron a un derrumbe nervioso. He narrado la historia con detalle en mi
libro Mysteries, por lo que no la voy a repetir aquí. Todo lo que hay que decir
es que mis luchas contra estos ataques nocturnos de pánico me convencieron de
que Myers y Huxley tenían razón al creer que la personalidad tiene un desván
"superconsciente", aunque en dicho desván hay muchos niveles. De
hecho, puede ser más exacto emplear la imagen de un gran bloque de pisos en
lugar de una casa con dos azoteas.
Lo mismo, supongo, puede aplicarse a los cimientos; el inconsciente debe
tener muchos niveles. Me sentí particularmente atraído por el fenómeno conocido
por la personalidad múltiple. En una situación de gran tensión, algunas
personalidades pueden "dividirse" en dos o más personas diferentes.
Se comportan como entidades distintas, como si una serie de almas "tomaran
posesión" del cuerpo. Myers también había comentado esto en su libro.
Habla, por ejemplo, del intrigante caso de Louis Vivé, un muchacho delincuente
que, asustado por una víbora cuando tenía catorce años, empezó a sufrir ataques
epilépticos mostrando síntomas de histeria. Entonces desarrolló una
personalidad completamente degenerada: borracho, pendenciero y codicioso.
Hallándose en el hospital afectado de una parálisis en un lado, lanzaba largas
peroratas, insultaba a los doctores y se comportaba con una "impudicia
propia de los monos". Era dado a hacer discursos sobre política de
izquierdas y ateísmo. Los doctores experimentaron con "magnetismo", y
descubrieron que con una aplicación de acero, la parálisis se desplazaba al lado
izquierdo de su cuerpo. Cuando esto sucedía, su personalidad cambiaba
radicalmente: se volvía sensible, modesto y razonable, y no quería hablar sobre
política o religión basándose en que no sabía nada de estos temas. Parecía como
si el shock producido por la víbora hubiese disociado de alguna manera los
lados derecho e izquierdo de su cerebro y le hubiese dado dos personalidades
independientes.
En muchos casos de personalidad múltiple, el paciente se divide en tres o
más personas diferentes (en el reciente caso "Sybil", relatado por
Flora Rheta Schreiber, había dieciséis). Lo interesante del asunto es que las
personas forman a menudo una jerarquía, como si estuviesen dispuestas en
escalera. Las más elevadas lo saben todo sobre las que están por debajo de
ellas y, en muchos casos, la personalidad situada más arriba presenta un
control y una madurez mayores que los que demuestra tener el paciente en su
vida real. Además, cuanto más abajo se mira la "escalera", tanto más
infantiles y limitadas se hacen las "personalidades". En el caso de
Doris Fisher, que se produjo aproximadamente en el cambio de siglo, la
personalidad más inferior era poco más de una grabadora, desprovista por
completo de vitalidad y capacidad para pensar.
El sicólogo Pierre Janet hizo la interesante observación de que cuando las
personas están inmersas en un estado de ansiedad o depresión permanente, se
hacen "más estrechas" como si trataran de economizar energía vital.
Algunas veces se estrechan tanto que pierden el sentido del olfato o del tacto.
Lo más extraño es que la "personalidad amplia" aún permanece, y Janet
descubrió que a menudo podía comunicar con ella mediante susurros. Por ejemplo,
podía ordenar con un susurro a un paciente histérico que levantara un brazo y
éste obedecía. Seguidamente le preguntaba con su voz normal por qué tenía su
brazo en el aire y el paciente quedaba asombrado y confuso al verlo. He
sugerido que se podría concebir la "personalidad total" como un
círculo, como la Luna llena. Pero una persona que desarrollara su
"personalidad total" sería casi un dios. Muchos de nosotros quedamos
bastante más restringidos. Somos supercautos y estamos supertensos. Incluso la
personalidad más vital y "abierta" no es probablemente mayor que una
simple cuarta parte de la Luna. Ahora repito: lo extraño parece ser que, en
algún sentido, la personalidad "total" no tiene que desarrollarse. Ya
está ahí, como por ejemplo, la curiosa capacidad de los prodigios del cálculo.
Estoy de acuerdo en que esto es una paradoja, pero existe un número tan grande
de evidencias que hace pensar que es verdad.
Nos "restringimos" a nosotros mismos. Por ejemplo, alguien puede
sentirse débil, nervioso y enfermo sencillamente por no poder
"abrirse", relajarse en la personalidad más amplia. Algunas de las
crisis que fuerzan a una persona a recurrir a sus reservas vitales pueden hacer
que la enfermedad se desvanezca en una sola noche. Wilhelm Reich estaba
empleando un concepto similar cuando hablaba de la "personalidad
blindada", cuando una persona desarrolla ciertas características en forma
de defensa: quedan atrapadas en el "blindaje", tomándolo por su
"propio yo real". Por tanto, lo que estamos sugiriendo es que
poseemos una personalidad más elevada, más amplia, que realmente puede "saber
mejor" que el limitado yo cotidiano. Esta es, admitámoslo, una visión
completamente fuera de toda ortodoxia de la personalidad humana, y algo que los
partidarios de Freud encuentran imposible de sostener. Los partidarios de Jung
pueden encontrarlo menos extraño porque Jung aceptaba la noción de una
consciencia que trasciende de lo individual, una inconsciencia racial, y al
hacerlo así se habría movido en dirección al punto de vista de la "Luna
llena" del yo.
En cualquier caso, es bastante fácil reconocer que la mayoría de las personas
están algo "incompletas", que el nerviosismo y la desconfianza han
"fijado" sus personalidades dentro de ciertos límites, y que estos
límites están cimentados y establecidos por el hábito y la pereza. Muchas
personas más bien discretas y sumisas son potencialmente más vitales, aunque
nunca han tratado de explorar sus límites. De acuerdo con esta teoría, lo que
Machen hizo fue emplear alguna forma de autohipnosis para recurrir a su
"yo más amplio". Y el yo más amplio manifestó su existencia produciendo
fenómenos semi-mágicos. El resultado de esta revelación fue un sentimiento
arrollador de liberación y felicidad. Entonces Machen intentó obtener más
revelaciones de esta existencia más amplia haciéndose miembro del Amanecer
Dorado. Pero pudo darse cuenta de que lo que aprendía allí no era en modo
alguno lo que estaba buscando. Porque lo que en realidad buscaba era nuevas
revelaciones de aquel "yo más amplio". Sin embargo, el Amanecer
Dorado estaba más relacionado con lo que Jung llamaría más tarde el inconsciente
racial. Yeats expresó esto mismo cuando escribió su autobiografía: "Yo sé
ahora que la revelación viene del yo, de aquel secular yo recordado... y que el
genio es una crisis que por un momento une a aquel yo soterrado con nuestra
mente trivial cotidiana".
Mathers pensaba que el "secular yo recordado" puede ser evocado a
través de símbolos y que, además, la mente entrenada del mago podría pasar a
otras dimensiones, a otros planos de la existencia. El mago debería entrenar su
imaginación hasta que pudiese contemplar algún objeto mental como si existiese
realmente en tres dimensiones. Eventualmente, incluso podría ser capaz de
"proyectarlo" al mundo exterior. Cuando consiguiera esto, podría
contemplar un símbolo escogido, quizá uno de los cinco signos
"tattawa" de tierra, agua, aire, fuego y espíritu, y seguidamente
mirar fijamente una pared lisa (o un techo) de manera que el símbolo se
transfiriese allí como una post-imagen. Después debería ampliar el signo al
tamaño de una puerta y pasar a través de él. Si consiguiese hacer esto con
éxito, debería encontrarse a sí mismo en una especie de paisaje de ensueño que
correspondería al signo. Yeats describe como, en una ocasión en que apretó
contra su frente un signo del fuego, tuvo la visión de un desierto en el que
había un gigantesco titán que salía de entre sus ruinas. Según Mathers, el
propio signo debió hacer la mitad del trabajo. Según esta filosofía, puede
verse que es posible que algunos "sueños" no sean realmente sueños,
sino visiones de aquellos "planos astrales".
En términos de Jung, el mago ha tornado una visión momentánea de algunos de
los "arquetipos del inconsciente colectivo". Jung se convenció de la
existencia de estos arquetipos, y también del inconsciente colectivo, al hallar
que muchos de sus pacientes soñaban en forma de símbolos mitológicos a pesar de
que no tenían conocimientos de mitología. Pero a pesar de que el concepto del
inconsciente colectivo y el del "yo más amplio" están estrechamente
relacionados, no deben confundirse. Lo que vemos fugazmente en momentos de gran
intensidad parece ser algún potencial más amplio de nuestra personalidad
individual. Lawrence halló su revelación en el éxtasis sexual, el sentimiento
de que el "yo" que asume por un momento el control del acto de hacer
el amor es, de alguna forma, más verdadero que el yo cotidiano y, por lo mismo,
más real. Un punto de vista como éste invierte nuestras normas cotidianas.
¿Cómo podremos creer que el "yo" del que soy ahora consciente es
menos real que algún otro yo hipotético que vislumbro por un instante en
momentos de éxtasis u orgasmo? De acuerdo con esta filosofía, el propósito de
la evolución consiste en evolucionar hacia el "yo" más amplio
posible: la Luna llena. Lo que pueda suceder entonces sólo puede ser tema para
conjeturas. Nuestro problema es el de intentar ampliamos, de hacernos más
anchos. Es posible que la clase de doctrinas que puede preconizar el Amanecer
Dorado pueda producir este efecto de ensanchamiento.
Por otra parte, la honestidad nos obliga a admitir que los "magos"
como Mathers y Crowley no se distinguieron por su generosidad de espíritu ni
por su amplitud de miras. Por el contrario, ambos eran unos seres humanos bastante
insignificantes, capaces de comportarse como niños mimados. Y esta clase de
insignificancia está íntimamente relacionada con la estrechez de los sujetos
histéricos de Janet. Los informes sobre Machen dejan claro que se trataba de
una persona muy aguda. Por tanto, es comprensible que creyera que las
disciplinas mágicas no lo llevarían más cerca de la revelación que experimentó
en Gray's Inn. Su actitud con respecto al Amanecer Dorado se hizo casual y
despreocupada, y parece que la dejó en 1901.
Sólo es necesario ahora mirar una fotografía de Lovecraft para ver que su
vida estuvo bajo el dominio de la ansiedad. En sus primeras fotografías, la
boca es pequeña y tensa. Con las gafas de montura metálica parece la Reina
Victoria diciendo a su caballero de servicio que no se divierte. Por lo que sé,
no hay ninguna fotografía que muestre ni siquiera un asomo de sonrisa. Siempre
tiene un aspecto tenso y desgraciado, como si estuviese ansioso de alejarse del
fotógrafo y correr al lavabo. Toda su vida fue víctima de la timidez y la
autoconsciencia. Sus amigos decían que sonreía cuando estaba relajado, pero
nunca reía. Con los extraños se sentía violento y callaba; sólo cuando conocía
bien a alguien podía "relajarse" y entonces, aparentemente, podía ser
un compañero encantador. Todas sus amistades eran personas inferiores
intelectualmente a él, a pesar de que la razón de esto puede ser simplemente
que su limitada vida social nunca le dio ocasión de frecuentar personas que
fuesen iguales a él. En cualquier caso, esta circunstancia le permitía ser
entre sus relaciones el dominante, el mentor y consejero. Solía referirse en
broma a sí mismo como "el abuelito", incluso con sus tías. Tenía
necesidad de verse a sí mismo como la figura de un padre.
Lovecraft hizo lo que pudo para ampliarse y desarrollarse. Su principal
problema fue su incapacidad de relajarse y el considerarse a si mismo un
inválido inútil. Pero éste era otro de los conceptos equivocados que se había
autoimpuesto: sus amigos observaron que en los días festivos podía andar o
trabajar tan bien como cualquiera, y que no mostraba ningún signo de fatiga. La
biografía de Sprague de Camp aclara que Lovecraft era lo que Freud llamó un
erótico anal, que significa sencillamente que era supersticioso, puntilloso y
obsesionado por el detalle. Los aficionados a la Astrología pueden estar
interesados en saber que Lovecraft nació en un 20 de agosto y que, por tanto,
era Leo, un signo asociado a los actores y a los amantes de las candilejas.
También estaba en el vértice de Virgo, un signo cuyos nativos destacan por su
obsesivo aseo y meticulosidad. Puede decirse que Lovecraft sólo desarrolló las
características negativas del signo de Virgo y nunca tuvo oportunidad de hacer
realidad su verdadero potencial como Leo. Y esto sólo se debía en parte a su
timidez e inutilidad.
Está contada en la vida de Poe, de Hervey Allen, Israfel. La Srta. Grove
Nichols cuenta cómo visitó a Poe y él le explicó que únicamente escribía
"para satisfacer mi gusto y amor por el arte. La fama no constituye para
mí una fuerza motivadora". A continuación Poe lanzó un prolongado ataque a
la "adulación de la multitud" y a los escritores de mente mezquina
que la desean. En su siguiente visita, mientras paseaban por la cima de una
colina, Poe le dijo que tenía que hacer una "confesión". "La
última vez que estuvo Vd. aquí le dije que yo despreciaba la fama".
"Sí, lo recuerdo". "Es falso, me gusta la fama. Estoy loco por
ella, la idolatro, bebería su gloriosa intoxicación hasta el último poso.
Querría tener en cada aldea, cada pueblo y cada ciudad de la Tierra incienso ascendiendo
en mi honor. ¡La Fama! ¡La Gloria! Son lo que dan a la vida el aliento y la
sangre vital. ¡Ningún hombre vive hasta que es famoso! ¡Cuán amargamente
contradije mi naturaleza... cuando dije que no deseaba la fama, que la
despreciaba!".
Lovecraft, al igual que Poe, siempre adoptó una actitud magnánima con
respecto a la fama, aunque en casi todas las páginas de su "Colección de
Cartas" se evidencia que sentía lo mismo que Poe. Era un Leo frustrado. Y
el verdadero significado de esto es el reconocimiento de que Lovecraft fue
siempre un "personalidad parcial", un hombre cuya verdadera
naturaleza estuvo eclipsada. Son estas personas, tal como Janet observó una y
otra vez, las que se convierten en "poseídas por los demonios" o se
dividen en múltiples personalidades. Y pasando de las cartas de Lovecraft a sus
escritos, puede verse la causa por la que su verdadera personalidad no pudo
manifestarse. Como estilista nunca alcanzó nada parecido a la distinción de
Poe; siempre da la impresión de ser torpe, un aficionado. Su conocimiento de la
expresión era superficial, e incluso después de la experiencia de su matrimonio
y estancia en Nueva York retuvo las actitudes mentales de un adolescente. Es
muy ilustrativa la lectura de la Juvenilia editada por Deleth en The Suttered
Room. Las narraciones escritas a la edad de seis años indican que se trataba de
un niño brillante e imaginativo. Habría sido una predicción acertada la de
considerarle destinado convertirse en un escritor.
Pero el primero de sus cuentos "adultos", The Alchemist, escrito
cuando tenía dieciocho años, apenas muestra el desarrollo que cabría esperar:
podía haber sido escrito por un ingenioso muchacho de doce años.
"¡Estúpido!, gritó, ¿No puedes adivinar mi secreto? ¿es que no tienes
cerebro en el que puedas reconocer la voluntad que durante seiscientos años ha
mantenido la espantosa maldición sobre tu casa...? ¡Te digo que soy yo! ¡Yo!,
que he vivido durante seiscientos años para mantener mi venganza, porque ¡soy
CARLOS EL BRUJO!". Parece como si Lovecraft se hubiese atrofiado tanto
intelectual como físicamente a causa de "sus años de fatiga mortal y
letargo". Y cuando nos damos cuenta de que diez años después aún escribía
la misma clase de prosa absurda y agotada, queda bien patente una falta de
recursos que le convertirá solamente en un torpe aficionado. Sprague de Camp
describe un relato de 1919 como "una pequeña fantasía flácida", y
otra como "un eficaz aunque sobre-adjetivado trozo de horror". Fue en
el año en que Lovecraft descubrió los cuentos de Lord Dunsany, quien a su vez
había estado influenciado por las fantasías del poeta William Morris.
Durante un cierto tiempo, Lovecraft ceso en sus intentos de asustar a los
lectores con sus arrebatos y ensayó una prosa poética y "cantarina"
que era una reminiscencia de lo peor de Tolkien. "Por esto querría
hablarme a mí mismo de Caturia, pero el hombre barbudo jamás me aconsejaría
volver a la playa feliz de Sona-Nyl... A continuación el océano ya no me contó
más sus secretos y, a pesar de que la Luna brilló muchas veces llena y alta en
los cielos, el Barco Blanco del Sur no volvió nunca más". Pero al cumplir
los treinta y aún unos años después volvió al horror y escribió unos cuantos
relatos aceptables aunque toscos, como The Lurking Fear y The Music of Erich
Zann.
En 1924, Lovecraft se casó con Sonia Greene. Parece ser que fue la dama
quien tomó la iniciativa, y la pareja vivió en Nueva York. El matrimonio se
rompió al cabo de dos años y Lovecraft volvió a Providence. Fue entonces, en
1927, cuando finalmente empezó a escribir la obra por la que será recordado:
relatos como The Call of Cthulhu, The Case of Charles Dexter Ward, The Dunwich
Horror, The Colour Out of Space. Los estudiosos de los Mitos Cthulhu observarán
que en The Dunwich Horror, la entidad alienígena se dispersa mediante
encantamientos mágicos del Necronomicon (En The Shunned House, escrita tres
años antes, el narrador se había servido de una especie de aparato para
destruir la "entidad").
Y de todas las narraciones Cthulhu de este período se obtiene la impresión de
que Lovecraft había estado estudiando la historia y la práctica de la magia.
The Colour Out of Space revela el principio de una nueva etapa del desarrollo
de Lovecraft. El deseo de crear horror puro se está desvaneciendo. Las mejores
narraciones de su último período son de ciencia-ficción en lugar de historias
de horror. Entre ellas se
incluyen The Wisperer in Darkness, At the Mountains of Madness y su obra final
The Shadow Out of Time. Todas tratan de la noción forteana de que seres
de otras galaxias u otras dimensiones visitan nuestro planeta desde hace
millones de años y que aún es posible encontrar restos de sus civilizaciones...
The Wisperer in Darkness contiene la inquietante sugerencia de que estos
alienígenas extraen cerebros humanos, los encierran en cilindros metálicos y
los envían por todo el universo. Pero incluso esta noción es presentada de
forma fragmentada, sin sus usuales intentos de hacer poner la carne de gallina
al lector. Con la edad, Lovecraft estaba perdiendo la capacidad de horrorizar.
Ahora deseaba evocar la inmensidad del Universo, el misterio del tiempo y del
espacio.
Cuando escribí The Strength to Dream en 1960, estaba interesado
sencillamente en las cualidades que Lovecraft comparte con todos los escritores
imaginativos, el deseo de estimular al lector hacia una percepción más profunda
de la realidad. Una vez identificado este "denominador común", puede
verse que no existe una diferencia fundamental entre Lovecraft y Hemingway,
entre Theodore Dreiser y Jorge Luis Borges. Hemingway emplea un lenguaje llano,
colonial, pero su intención es calmar al lector con una sensación de seguridad,
de aceptación. Una vez alcanzada ésta, el mensaje es áspero y espantoso: la
muerte es la realidad última, la mayoría de emociones humanas son desilusiones,
el hombre está solo en un universo vacío. Todos los escritores de ficción
empiezan por el reconocimiento de que la consciencia cotidiana es trivial y
limitada. La gente sólo ve lo que tiene delante de sus ojos.
El propósito del escritor es transmitir su propia visión de una realidad más
amplia y, por tanto más verdadera. Los elementos melo dramáticos de las
primeras novelas de William Faulkner, muerte, violación, suicidio y violencia,
parecen tener poco en común con Lovecraft, pero su propósito es el mismo:
conmocionar al lector con una bofetada en pleno rostro. El problema de las
primeras narraciones de Lovecraft es que, con su abuso de los adjetivos, deja
ver el juego bastante antes del shock final. En lugar de calmar al lector con
un tono de aceptación, levantan sus sospechas. Sólo los niños las encuentran
terroríficas, los adultos muy divertidas. Este era el aspecto de Lovecraft que
me interesaba. Pero poco dije sobre otro aspecto que es igualmente importante:
su romanticismo. Lovecraft era un romántico en el viejo sentido de la palabra,
el sentido que define a Keats, a Shelley o a William Morris. Si bien es verdad
que detestaba el mundo moderno, esta aversión sólo era el aspecto negativo de
su romanticismo. Como todos los románticos, estaba más interesado en un mundo
cuya existencia pudiera sentir claramente, aunque su localización precisa se le
escapara. Keats lo habría llamado el mundo de la belleza, Shelley el mundo del
ideal. Sospecho que si Keats hubiese nacido en Providence en 1890, bien pudiera
haber escrito ficción macabra en lugar de poesía sensual.
En cambio, si Lovecraft hubiese nacido en Londres un siglo antes, bien
pudiera haber escrito poemas parecidos a sueños con la imaginería de Malory o
Spencer. Más importante es aún identificar de forma precisa por qué los
románticos sueñan en "otros mundos". La esencia del romanticismo es
un estado de relajación que parece explorar un mundo interior. Vivimos en el
mundo de la realidad como un caballo dentro de su arnés, mantenidos siempre
alertas por los latigazos del cochero. Y esto significa que estamos confinados
en el mundo físico, atrapados en el presente. Lo interesante de los estados de
relajación es que la mente deja de estar confinada en el presente. El cuerpo
queda en reposo mientras la mente viaja. Y nuestros sentidos dejan de estar
atados con la rienda corta. Puedo abrir una antología poética y evocar una
sucesión completa de emociones entrando en cada poema con mi entera
sensibilidad. Es como si alguien me hubiese dado una llave de un mundo que
estuviese en el interior de mí mismo.
En resumen, como si alguien me hubiese concedido un tipo de libertad casi
desconocido por los seres humanos. Este es el verdadero ideal positivo de los
románticos: esta extraña libertad. ¿Hasta qué punto es exacto describir como
libertad el descenso a nuestro propio interior? Si estoy leyendo un libro de
poesía, sería más exacto decir que estoy vagando por el mundo de los poemas. No
estoy explorando el universo exterior, sino mi propia mente. Este mundo de poesía,
o de ideas, es una especie de tercer mundo. El filósofo Karl Popper fue el
primero en señalar que tiene una existencia independiente. Si una catástrofe
atómica destruyese nuestras bibliotecas y sólo quedase un puñado de seres
humanos que sufriesen la pérdida de la memoria, la especie humana necesitaría
miles de años en alcanzar su actual nivel cultural. Pero si las bibliotecas
quedasen todas intactas, podrían conseguirlo en un período de pocas
generaciones. El mundo que subyace en los libros tiene su propia e
independiente existencia.
Pero el "tercer mundo" también es una puerta de entrada a nuestro
auténtico mundo interior. Puedo dejar un libro, mirar fijamente a través de la
ventana y soñar despierto durante horas. Incluso puedo sumirme en un estado tal
de paz interior que experimento una especie de revelación mística, como el
héroe de la novela de Machen The Hill of Dreams, que era la favorita de
Lovecraft. (Curiosamente, esta obra, que Lovecraft consideraba como la mejor de
Machen, no tiene ningún elemento sobrenatural). Y ahora creo que el lector
empezará a ver por qué he dedicado tanto espacio a hablar sobre el impulso
romántico.
No se trata solamente de una cuestión de escepticismo, ni incluso de
autodesarrollo ordinario. Se trata de una exploración de un reino de libertad
desconocido. Cuando pienso en estos estados de deleite que experimento al leer
poesía o escuchar música, puedo imaginar fácilmente un grado de libertad
bastante mayor: la exploración de nuevos planos de existencia en mi interior. El
punto de vista básico del romanticismo es considerar potencialmente al hombre
como a un dios, dependiendo su evolución de la capacidad que tenga para
explorar este nuevo reino de libertad interior. Es posible que estemos
equivocados al concebir la evolución en términos físicos, en la evolución de la
ameba al anfibio. Este desarrollo es infinitamente lento. Pero si la teoría de
la "superconsciencia" de Huxley es correcta, y parece posible que lo
sea en algún sentido, el hombre ya es un dios. Su problema consiste en explorar
la "jerarquía de los propios yoes". Y todo esto significa que puede
ser un error considerar a Lovecraft meramente como un escritor de ficción
macabra. Era un auténtico "marginado" romántico, y su obra debería
contemplarse como un intento de evolución personal. Como todos los hombres de
genio, porque creo que sin duda poseía un cierto grado de genio, buscaba
instintivamente lo que necesitaba.
Desdichado y desplazado en el mundo real, llevó a cabo intentos para
provocar estados de visión interior tal como hizo Machen aquella tarde en
Gray's Inn. Hemos visto que las fuerzas internas de Manchen respondieron a la
llamada y manifestaron su existencia. La evidencia de los cuentos Cthulhu
indica que a Lovecraft le sucedió algo igual. ¿Por qué será que el mito tiene
un atractivo tan poderoso y, en cambio, el Pegana de Dunsany y el Poictesme de
Cabell han sido más o menos olvidados? Es porque el Cthulhu y los Grandes
Antiguos pulsaron de algún modo una cuerda más profunda. Parecen surgir de
"aquel yo con memoria secular" con el que Yeats parecía haber estado
en contacto a través de los símbolos. Ahora bien, si Lovecraft hubiese sido un
estudiante de Gnosticismo o Cabalismo, todo esto no sería demasiado
sorprendente. Los gnósticos creían que el mundo fue creado por una especie de
demonio, y que el universo es una gigantesca prisión.
El problema del hombre consiste en rechazar este universo material y volver
trabajosamente hacia Dios. La tradición gnóstica está estrechamente relacionada
con el misticismo judío Merkabah (o trono), en el que el místico se esfuerza en
alcanzar el trono-carro de Dios pasando a través de una serie de antesalas
celestes. Cada una de éstas tiene un "guardián del umbral", y el
místico tiene que combatir estos demonios con varios sellos y nombres sagrados.
La tradición de la Cábala se deriva tanto del gnosticismo como del misticismo
Merkabah. Su base es la creencia de que, tras su pecado, Adán dejó de estar en
unión con Dios bajando a través de diez planos inferiores de consciencia a un
estado de amnesia total. Su problema consiste en volver a subir a través de los
nueve reinos que hay por encima de él, como el protagonista del cuento que
debía escalar el cielo subiendo por la judía.
Pero el Cabalismo es algo más que una forma peculiar de misticismo judío.
Podría contemplarse como la base de toda la magia occidental. Estos "otros
planos" de la existencia son, por ejemplo, los reinos que los adeptos al
Amanecer Dorado trataron de explorar mediante el símbolo y el ritual. Son los
planos de nuestro ser interior, y en Mysteries he indicado tanto su estrecha
correspondencia con la noción de una "escalera de yoes" como con el
reconocimiento de Jung de los diversos niveles del inconsciente. El punto que
Kenneth Grant continúa tratando a través de los libros de su notable Trilogía
Trifoniana ( The Magical Revival, Aleister Crowley and the Hidden God y Cults
of the Shadow), es el de que Lovecraft sólo puede ser comprendido correctamente
dentro del contexto de toda la Tradición del Misterio. En su libro sobre
Crowley, Grant habla de las "experiencias ocultas disfrazadas de
ficción" de Lovecraft y dice que su poesía revela "la fuente de sus
visiones... la intrusión de fuerzas que están completamente de acuerdo con los
arquetipos, símbolos... que Crowley mantuvo vivos al estar en contacto con una
entidad transmundana". Está particularmente fascinado por el concepto de
Lovecraft de otras dimensiones más allá de nuestro espacio-tiempo y los
poderosos seres que son los guardianes del umbral que hay en nuestro mundo y
esos otros planos.
Finalmente, en su estudio más amplio de la "Tradición del Misterio
Oscuro", Nightside of Eden, Grant hace referencia una y otra vez a
Lovecraft, señalando las similitudes entre los mitos de Lovecraft y las
tradiciones mágicas orientales y occidentales. Y, hablando del novelista Sax
Rohmer, que fue una vez miembro del Amanecer Dorado, escribe: "Rohmer,
como H.P. Lovecraft, tuvo experiencia directa y consciente de los planos
interiores, y ambos establecieron contacto con entes no espaciales. Además,
esos dos escritores rechazaron la confrontación real con entes que son
fácilmente reconocibles como los enviados de Coronzon-Shugal (el "guardián
del umbral", a quien Grant parece identificar con Cthulhu. Las máscaras de
estos entes llegaban a tener el don de una claridad tan grande, que ni Rohmer
ni Lovecraft fueron capaces de afrontar lo que se escondía debajo de ellas.
Sin embargo, el insuperable aborrecimiento inspirado por dichos contactos
esconde una magia potencial comprimida y explosiva, que hace a estos dos
escritores unos maestros en sus respectivas ramas de ocultismo creativo".
Cree que Lovecraft vacilaba y retrocedía al hallarse al borde del Abismo que
hay entre el séptimo y octavo plano de la existencia y, como consecuencia,
"empleó su vida en un vano intento de negar los poderosos Entes que lo
movían". Después de mencionar que Lovecraft insinúa la existencia de entes
que "pisan las profundidades del espacio que hay entre las
estrellas", Grant continúa diciendo: "Históricamente hablando, el Dr.
John Dee (1527-1608) fue el primero en dejar un informe detallado de la
relación humana con habitantes de la brecha sin dimensiones que hay entre los
universos". La mención del nombre de Dee en este contexto es interesante,
no sólo porque Lovecraft atribuye a Dee la única traducción del Necronomicon,
sino también porque Dee fue en el pasado uno de los mayores adeptos a la magia
y que, por tanto, puede presentamos alguna evidencia práctica de la existencia
de entes no humanos.
Dee, que era el astrólogo de la Reina Isabel, estaba desprovisto de poderes
"paranormales", pero trabajaba con un cierto número de
"visionarios" o videntes. El más inteligente de éstos era un tal
Edward Kelly, un irlandés que era una especie de granuja. Sin embargo, parece
haber sido lo que hoy en día se llamaría un médium. A través de la mediación de
Kelly, que probablemente miraba un cristal o un vaso de agua, Dee mantuvo
largas conversaciones con espíritus, y las registró en varios centenares de
páginas. Lo interesante del caso es observar que en aquella época, en la década
de 1580, nadie había oído hablar nunca de lo que ahora se llama Espiritismo.
El Espiritismo empezó en el siglo XIX, cuando en la casa de la familia Fox
en el estado de Nueva York fueron frecuentes los ruidos y golpes secos, y el
"espíritu" se identificó a sí mismo como un vendedor ambulante
asesinado. (Las excavaciones realizadas más de cincuenta años después
descubrieron un esqueleto y una caja de buhonero junto a las paredes de la
bodega). En la actualidad parece bastante claro que Dee y Kelly hicieron lo que
innumerables médiums han hecho desde 1848, cuando los golpes secos se
escucharon por primera vez. Los entes que se comunicaban a través de Kelly no
se identificaban como espíritus de muertos, sino como ángeles y otros diversos
espíritus, aunque esto puede haber tenido algo que ver con las esperanzas del
propio Dee. Por ello no puede haber duda de que, existan o no los espíritus, el
inconsciente humano juega una parte importante en la fenomenologia de los
médiums.
Yo mismo he llegado a la sospecha de que la mayoría de "espíritus"
son entes incorpóreos, aunque tampoco son lo que ellos dicen ser; podría
tratarse de embaucadores y estudiosos del mundo de los espíritus o,
simplemente, delincuentes aburridos sin nada mejor que hacer que jugar con los
crédulos humanos. Pero como Kelly era sin duda un granuja, el sentido común
sugiere que la experiencia de Dee debe contemplarse como no probada. Pero
existe un importante indicio, una cierta evidencia, a su favor. Los
"espíritus" declararon que proporcionarían una serie de invocaciones
mágicas o "claves" en un antiguo idioma llamado Enoquiano. El Book of
Enoch es un libro apócrifo del Viejo Testamento que describe la forma en que
los ángeles tuvieron relaciones sexuales con las hijas de los hombres y les
transmitieron los secretos básicos de la magia y el ocultismo. En la época de
Dee sólo existían algunos fragmentos, aunque un hombre viajero, Bruce, pudo
traer una copia de toda la obra procedente de Abisinia en 1773.
Desde luego, está escrito en hebreo, no en "enoquiano". Pero los
"espíritus" de Dee identificaron el lenguaje de las
"claves" como el de los ángeles del Book of Enoch. Y lo
extraordinario es que el enoquiano es un lenguaje con su propia gramática y
sintaxis. En su biografía, Crowley escribe que es incluso mucho más sonoro,
majestuoso e impresionante que el griego o el sánscrito, y que la traducción
inglesa, a pesar de que tiene puntos de difícil comprensión, contiene pasajes
de... continua sublimidad (5). Cierto es que esta clase de afirmación despierta
un natural escepticismo, ya que indudablemente, Crowley tuvo razones para
exagerar. Pero la evidencia en que se apoya es muy convincente. Los textos
enoquianos básicos contienen diecinueve "claves", siendo la más larga
de unas 300 palabras y, la mayoría, de más de 100. Un diccionario de enoquiano,
recopilado por Leo Vinci,(6) contiene unas 900 palabras. Si se supone que Kelly
inventó este idioma deberá suponerse también que antes que nada tradujo una
serie de invocaciones a un enoquiano coherente y después las aprendió de
memoria. Pero hay bastante más que esto.
Dee tenía una serie de tablas que consistían en 49 por 49 cuadros, la
mayoría de ellos conteniendo letras o símbolos. Debería tener estas tablas o
cartas expuestas frente a él, mientras Kelly miraba el cristal o la piedra de
visiones. Kelly debía señalar con una varilla una u otra carta y decir:
"El (el ángel) indica la columna 6, fila 31". Dee debía buscar y
anotar la letra. Por tanto, Kelly debería haber conocido la situación de las
letras y los símbolos de todas las cartas. Y un punto final más convincente:
los "mensajes" se daban al revés porque la pronunciación de las
palabras en su sentido correcto habría liberado ciertas fuerzas. En
consecuencia, una vez escritas, debían invertirse. Es concebible que Kelly
fuese lo suficientemente inteligente para inventar el enoquiano y aprenderse de
memoria diecinueve invocaciones en este idioma, pero no que también pudiese
haber memorizado un código tan increíblemente complicado.
El enoquiano ha sido extensamente estudiado por muchos historiadores de la
magia, siendo el último de ellos Stephen Skinner, que ahora está ocupado en la
escritura de un libro sobre el enoquiano. Todos estos estudiosos confirman que
es un idioma coherente, sin ningún parecido con ningún otro de los vivos. Como
consecuencia, los "ocultistas" consideran el enoquiano como la prueba
más convincente de que existen efectivamente entes inteligente y que, además,
existen de forma independiente de la mente humana. La hipótesis alternativa es
que este idioma era una connotación de las mentes subconscientes de Dee y Kelly
(nadie ha sugerido nunca que lo inventó el propio Dee, ya que su honestidad es
reconocida de modo general). Y lo cierto es que no tenemos idea de las
complejidades del inconsciente. Parece que no hay duda de que produce fenómenos
"poltergeist" y de que puede ser el responsable de la mayoría de los
"mensajes espirituales". Pero es este caso, los mensajes no suelen
ser complicados, a menudo incluso son infantiles.
En cambio, el enoquiano es complejo. Puede suponerse que era un producto de
la mente "superconsciente" de Dee (o de Kelly), pero esta hipótesis
no es ni más ni menos lógica que la suposición de que el idioma era dictado por
"entes" incorpóreos. Todo esto puede dejarnos poco convencidos, pero
por lo menos nos permite comprender por qué Kenneth Grant, que era discípulo de
Crowley, puede sentirse tan seguro de que Lovecraft tenía algún conocimiento
directo de los "habitantes de la brecha sin dimensiones entre
universos". Si el idioma enoquiano de Dee procedía de estos entes o de
cualquier clase de "espíritu", la suposición de que la extraña
mitología de Lovecraft procedía de la misma fuente, es altamente plausible. Y
Grant ha argumentado este punto de forma convincente en su Night Side of Eden,
que se refiere al "lado oscuro" del árbol de la vida. Permítaseme
poner los puntos sobre las ies. Lovecraft era un romántico "rechazador del
mundo", no sólo un soñador, sino un hombre llevado por un intenso odio al
"mundo real" que le rodeaba. Creo que habitualmente realizaba alguna
operación similar a la "hipnosis" de Machen, no conscientemente sino,
como éste, en estado de desesperación y agotamiento.
Uno de los conceptos más importantes en magia es la "verdadera
voluntad". Los seres humanos raramente desean algo muy profundamente, pero
cuando lo hacen, ponen en marcha una especie de voluntad que es bastante más
profunda que la cotidiana. Esta es la "voluntad" que el mago intenta
controlar (Un hombre que desea mucho algo, digamos a una mujer o la caída de un
enemigo, puede dirigir esta voluntad de forma completamente inconsciente).
Lovecraft no empleaba en gran medida su voluntad, puesto que era un soñador
perezoso, pero periódicamente debía haber experimentado estados de angustia en
los que su total rechazo del mundo circundante producía el efecto de despertar
su "verdadera voluntad'. Debe tenerse en cuenta que para producir estos
efectos no es necesaria una concentración sostenida, sino sólo un modo
particular de absorción.
Puedo ofrecer un ejemplo de mi propia experiencia. En 1968 empecé a escribir
un libro titulado The God of The Labyrinth. Mi intención era proceder a una
investigación literaria. El héroe, Gerard Sorme, era el encargado de hacer
investigaciones sobre un disoluto irlandés del siglo XVIII llamado Esmond
Donelly, al cual se le atribuía una notable obra pornográfica. Cuando lo
empecé, mi intención era escribir una historia literaria de detectives a la
manera del ruso Irakly Andronikov. Sin embargo, en un cierto punto del libro,
me di cuenta de que la trama se estaba escapando de mis manos. Lo que sucedía
es que mi héroe estaba siendo absorbido cada vez más en su búsqueda por Esmond,
hasta que el espíritu de Esmond empezó a "mandar sobre él". Lo malo
es que yo tenía la sensación de que Esmond también me dominaba. Desde luego
sabía que no era un personaje real, porque yo lo había inventado, pero tenía la
extraña impresión de que sí era real, y que estaba intentando comunicarse
conmigo. Desde luego, ya trabajaba en detalle sobre las fechas, cosa necesaria
porque había tenido varios encuentros con contemporáneos suyos como Rousseau y
Boswell y necesitaba saber las fechas correctas.
Había nacido en 1748 y participó en el Grand Tour europeo a la edad de
diecisiete años, en 1765. Hay un punto en la novela en que el protagonista
descubre que está siendo "dominado" por Esmond. Va en automóvil hacia
Dublín, desde el Oeste, y tiene la sensación alucinatoria de que viaja en un carruaje,
como si estuviese haciendo el camino con Esmond en el Grand Tour. AI entrar en
Dublín, le parece ver Chapelizod Road tal como había sido dos siglos antes. Se
dispone a girar a la derecha por el Grattan Bridge, sintiéndose seguro de que
es su última oportunidad para cruzar el río hacia Stephen's Green. Ha olvidado
que el O'Conell Bridge no se construyó hasta 1765... Llegado aquí se me ocurrió
que realmente necesitaba un informe sobre cómo era Dublín en el siglo XVIII. En
mi casa hay miles de libros, y estaba seguro de que debía haber algo entre
ellos. Fui allí y busqué en la sección de "viajes"; encontré un libro
titulado Dublín Fragments de A. Peter (1928). Lo saqué de la estantería y en la
portada posterior había un mapa dibujado. Lo examiné y se me erizó el cabello.
Se trataba de un mapa de Dublín y sus suburbios de J. Roque (lo tengo frente a
mí al escribir esto), dedicado a George Putland Esq. y "corregido en esta
época, 1765". Naturalmente, me proporcionó toda la información que necesitaba...
Desde entonces, y hasta el final del libro, tuve la extraña sensación de la
presencia de Esmond. Pero las coincidencias continuaron después de haberlo
publicado.
Recibí una carta de un escritor sobre temas de magia, Francis King,
preguntándome dónde había obtenido tanta información sobre la sociedad secreta
llamada "El Culto del Pavo Real". Estaba claro, decía, que ésta era
lo que yo indicaba como la Secta del Ave Fénix, la sociedad sexual de la que
Esmond, finalmente, se convierte en el Gran Maestre. Parece que proporcioné una
interesante pista al mencionar que Edward Sellon también era un miembro de
ella. Sellon, un hombre disoluto y pornográfico era, parece ser, miembro del
Culto del Pavo Real. Pero Francis King estaba convencido de que él era uno de
los pocos en Inglaterra que sabía que Sellon había sido miembro del Culto del
Pavo Real y deseaba conocer dónde había conseguido mi información. Tuve que
contarle que la había inventado. La Secta del Ave Fénix se fomentó por
iniciativa de Borges. El nombre de Edward Sellon aparece en la Bibliography of
Prohibited Books de Pisanus Fraxi... Estoy de acuerdo que todo esto eran,
probablemente, coincidencias. Sólo puedo decir que en el momento en que empecé
a tener la sensación de la presencia de Esmond, esperé de alguna manera
coincidencias como éstas. Y es posible que se hayan producido aún más, la
mayoría de las cuales no recuerdo ahora. Posteriormente tuve una experiencia
similar cuando estaba escribiendo The Occult y tropezaba con retazos de
información vital exactamente en el momento más adecuado. En una ocasión cayó
un libro de la estantería y quedó abierto por la página que estaba buscando.
Estoy inclinado a pensar que esta especie de "sincronicidad" está
manipulada por la mente superconsciente. Cuando empecé a escribir Mysteries,
estaba bastante seguro de que las "coincidencias" volverían a empezar
y así ocurrió, como si estuviesen haciendo cola.
Con todo esto me resulta fácil creer que, una vez Lovecraft quedó absorbido
por sus Mitos Cthulhu, sus "invenciones" tomaron vida propia,
obteniendo su vitalidad del inconsciente colectivo. Y veinticinco años después
de su muerte, Pauwels y Bergier presentaron su propia evidencia con la
conclusión de que los seres humanos no eran las primeras criaturas inteligentes
que deambulaban por la superficie de este mundo y que la Tierra puede haber
recibido visitantes del espacio miles, sino millones, de años antes de que el
hombre apareciese (sus teorías fueron popularizadas por el suizo Erich van
Daniken). Y en libros con títulos como The UFO Menace y Why Are They Watching
Us? los expertos en temas OVNI han adelantado teorías sobre los
"alienígenas del espacio", que se parecen notablemente a las últimas
narraciones de "ciencia-ficción" de Lovecraft. Entonces, si Kenneth
Grant está en lo cierto al creer que las invenciones de Lovecraft eran más
verdaderas de lo que él mismo suponía, también esto ayudaría a explicar por qué
sus tormentos de autodivisión se hicieron más, no menos, agudos después de The
Call of Cthulhu. Se convirtió en un receptáculo de conocimientos ocultos, una
especie de sacerdote, y a través de él hablaban otras voces que no eran la
suya.
Grant sostiene que la poesía de Lovecraft indica que se daba cuenta de ello,
que estaba jugando con conocimientos realmente ocultos, no con fantasías. Pero
si esto era efectivamente así, el conocimiento era intuitivo en lugar de
consciente. Lovecraft continuaba pensando de sí mismo que era un escritor de
cuentos sobrenaturales, un viajero que complementaba sus ingresos revisando el trabajo
que comercializaban otros escritores. Crowley puede haber sido un personaje
totalmente insatisfecho pero, por lo menos, se veía a sí mismo como un emisario
de poderes desconocidos. Aceptaba su papel de sacerdote. Lovecraft era un
sacerdote totalmente insatisfecho que no creía en sus "invenciones".
Echó alguna de sus mejores obras a los cajones y se olvidó de ellas. Dijo a sus
amigos que había decidido dejar de escribir. Retrospectivamente, puede verse
que se trataba de un caso trágico de incomprensión y sub-valoración de sí
mismo. El principio del último acto de la tragedia se produjo al escribir su
novela The Shadow Out of Time que, en algún aspecto, es una obra más refinada.
En ella escribe, más claramente de lo que nunca había hecho antes, sobre seres
que existen en "otras dimensiones", sobre mentes capaces de llegar
más allá de las estrellas y sobre civilizaciones millones de años más antiguas
que la del hombre.
Lo extraño del caso es que Lovecraft continuara teniendo la sensación de
escribir una historia de horror. La mayoría de lectores encontrarán esto
incomprensible. Estas notables visiones de los Grandes Antiguos no son
terroríficas, son fascinantes; galvanizan la imaginación. Producen admiración,
no miedo. Así, la errónea comprensión de su propia naturaleza le indujo a
escribir en su antiguo estilo, como si estuviese contando la historia de un
ronco murmullo. En lugar de reconocer que estaba en el umbral de una nueva
evolución, probablemente supuso que su talento se estaba desvaneciendo. Dejó de
escribir. Y en algún momento del mismo año, 1935, apareció el cáncer. A menudo
se ha señalado que el cáncer parece estar asociado con la frustración. Un
doctor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas, Agustín de la
Peña, incluso ha escrito un libro sugiriendo que el cáncer lo produce lo que él
llama "carga reducida de información", otro nombre del aburrimiento.
No niega que los componentes químicos o víricos pueden jugar un cierto papel,
pero también sugiere que existe otro elemento que está relacionado con el
sistema nervioso central. La "sobrecarga de información" sobre el
sistema nervioso central, cuando es excesiva para poder ser atendida, evita la
formación de cáncer. El Dr. Peña cree que la depresión y el aburrimiento pueden
conducir a la formación de cánceres que se extienden rápidamente. "Cuando
el déficit de información llega a un valor crítico, el sistema nervioso central
envía una señal no específica a los lugares más somáticos de la estructura...
indicando la necesidad de novedades o de información. La carcinogénesis
(formación de cáncer) es la forma en que el cuerpo proporciona novedad
informativa...".
Desde el punto de vista físico, Lovecraft estuvo la mayor parte de su vida
en un estado de "carga de información reducida". Pero su imaginación
le proporcionaba las "novedades". Aproximadamente a partir de 1930,
aseguraba periódicamente a sus corresponsales que iba a dejar de escribir
porque no tenía nada más que decir, aunque continuaba obligándose a hacer el
esfuerzo. Finalmente, en 1935, dejó de escribir y empezó el cáncer. Dio
principio a The Shadow Out of Time en noviembre de 1934 y la terminó a
principios de 1935. Sprague de Camp habla del "febrero de 1937, más de dos
años desde que aparecieran los primeros síntomas".
La cita es suficiente para deducir que hay una correlación entre el final de
la narración y el principio de la enfermedad. Si Lovecraft hubiese consultado a
un doctor dentro de los primeros seis meses de su enfermedad, habría habido
tiempo para operarlo, pero finalmente, cuando se le diagnosticó cáncer de colón
en marzo de 1937 era demasiado tarde, puesto que se había extendido por todo el
tronco. Murió cinco días después de ser admitido en el hospital. Todo esto me
remite al presente libro y a la forma en que se produjo.
En 1967, L. Sprague de Camp, que entonces estaba trabajando en su biografía
de Lovecraft, visitó la India y el Oriente Medio junto con el novelista de
ciencia-ficción Alan Nourse; estaba recogiendo material para su libro Great
Cities of the Ancient World. En Bagdad se reunió con un miembro de la Dirección
de Antigüedades de la Administración General Iraquí, con el cual había
mantenido correspondencia, y estuvo algún tiempo con él visitando lugares
arqueológicos. Cuando el funcionario iraquí se enteró de la proyectada
biografía de Sprague de Camp sobre Lovecraft, cuyas obras son bien conocidas en
Oriente Medio, reveló que estaba en posesión de un manuscrito, probablemente
interesante, el cual estaba escrito en un antiguo idioma relacionado con el
árabe. Incomprensiblemente, el primer impulso de Sprague fue rechazarlo porque
no era un erudito en árabe y pensó que un manuscrito como aquél no le sería de
utilidad. Por otra parte, la exportación de manuscritos, que podían
clasificarse como material arqueológico, era contraria a la ley, y temía que
las aduanas le confiscaran el que le ofrecía el funcionario. Además, éste fue
muy ambiguo con respecto a la obra. Parecía que únicamente deseaba decir que se
trataba de un manuscrito mágico. El asunto se dejó correr, pero poco antes de
que Sprague se marchase de Bagdad, el funcionario volvió a plantear el caso,
esta vez indirectamente.
Estaban comiendo en un restaurante, y Sprague de Camp y Alan Nourse eran dos
más entre los invitados sentados al aire libre bajo una marquesina. Frente a
ellos había un profesor palestino de la Universidad de Beirut que, por una
extraña coincidencia, estaba traduciendo mi Strength of Dream al árabe. Sprague
mencionó que éramos amigos y, seguidamente, la conversación pasó al tema de Lovecraft.
Sprague le preguntó si era exacto traducir Al Azif como La Demonología.
Lovecraft cuenta que esta palabra la emplean los árabes para indicar el sonido
nocturno de los insectos, creían que era el susurrar de los demonios. El
palestino dijo que nunca había oído hablar de tal cosa y, en este momento, el
funcionario de la Dirección de Antigüedades mencionó casualmente que la palabra
se deriva del antiguo lenguaje acadio, y que lo había visto en la cabecera de
un manuscrito que tenía en su oficina. Tratando de controlar su excitación,
Sprague le preguntó si podía verlo, y el funcionario quedó de acuerdo en
llevárselo a la mañana siguiente. Estaba escrito con tinta negra sobre
pergamino oscuro y Sprague quedó desilusionado al comprobar que no era capaz de
descifrar ninguna de sus letras. El funcionario dijo que estaba escrito en un
idioma llamado diurano, que aún era hablado por unos pocos ancianos del pueblo
de Duria, en la región kurda del noreste del Iraq.
Cuando Sprague le preguntó si el manuscrito estaba en venta, el funcionario
le mencionó un precio que era elevado pero no desmedido. Sprague, bastante
seguro de que, si fuese necesario, podría revender el manuscrito a la sección
de antigüedades del museo de Filadelfia, lo compró. Aparentemente no tuvo ningún
problema para sacarlo del país. Una vez de nuevo en América, trató de hacerlo
traducir, pero se vio frustrado. Los expertos le dijeron que se trataba de un
idioma que se parecía al persa, pero que en su mayor parte parecía ser
geberiano. Esto animó a Sprague, que observó que la palabra geberiano se
derivaba del alquimista Geber, el cual fue más o menos contemporáneo del
legendario Alhazred.
Sin embargo, cuando Reinhold Carter, del Museo Metropolitano, declaró que
estaba seguro de que el manuscrito era una falsificación del siglo XIX, se
descorazonó. En 1969, su interés volvió a renacer al recibir una carta del
funcionario de Bagdad ofreciéndole, en una postdata, la recompra del manuscrito
por una cantidad superior a la que había pagado. Expresó su deseo de hablar
sobre el particular, pero no recibió respuesta. Otro corresponsal árabe le dijo
más tarde que el funcionario había sido encarcelado por malversación de fondos
del gobierno. En 1973, Sprague decidió publicar el manuscrito en facsímil, que
apareció en el Owlswick Press de Filadelfia con el título de Al Azif, El
Necronomicon. En un prólogo, Sprague contaba la verdadera historia de la forma
en que lo había conseguido, pero después pasaba a la ficción, asegurando que
tres eruditos árabes, después de haberse comprometido a traducirlo, habían
desaparecido, y que esto se debía probablemente a haber susurrado las palabras
mientras las escribían. De hecho, el verdadero motivo de la publicación de la
obra era la esperanza de que algún erudito árabe se interesase por el misterio.
Este es el momento en que aparece Robert Turner en el asunto. Turner es el
fundador de un moderno grupo mágico llamado la Orden de la Piedra Cúbica, que
actúa en Wolverhampton. La Orden publica una revista semestral llamada The Monolith.
En el libro Ritual Magic in England, de Francis King, puede encontrarse un
informe sobre la Orden. Al igual que yo mismo y que Kenneth Grant, Robert
Turner se ha convencido hace tiempo de que los Mitos Lovecraft no son
simplemente una invención romántica, sino que se basan en una antigua tradición
mágica, "un patrón arquetípico que apoya y unifica la masa aparentemente
sin conexión de datos mágicos y mitológicos... ". El Sr. Turner estaba
convencido de la validez básica de la magia por muchas de las mismas razones
que yo. Ingeniero de profesión, admite que lo que le condujo a interesarse por
la magia y por la brujería era puramente un impulso romántico, una fascinación
por lo misterioso e insólito. Pero cuando empezó a estudiar tradiciones mágicas
que procedían de todo el mundo y de civilizaciones de un remoto pasado, se
sorprendió de su subyacente consistencia. Si la magia es realmente un producto
de la superstición y la ignorancia, podría esperarse que las creencias mágicas
de los esquimales y los indios del Perú no tuviesen nada en común. Pero el
hecho es que existe entre ellas una asombrosa similitud que ha sido señalada
repetidamente por los antropologistas, desde Sir James Frazer hasta Joseph
Campbell (cuya monumental obra The Masks of God es la mejor introducción
moderna sobre el tema).
Un indio americano shaman (o hechicero) no tendría dificultad alguna en
comprender los procedimientos mágicos de un colega de Nueva Guinea o Letonia.
Los descubrimientos arqueológicos revelan que la magia de Babilonia o de Tebas
no era muy diferente de la de Paracelso o de Cornelio Agripa. Desde luego, el
lenguaje y los símbolos son diferentes, de la misma manera que lo es la
matemática egipcia de la romana o la árabe. Esto aparte, los conceptos básicos
muestran asombrosas similitudes.
Todo esto llevó a Turner a creer que las leyes básicas de la magia son tan
válidas objetivamente como las de la física. La principal diferencia es
sencillamente que la física está relacionada con el mundo exterior, mientras
que la magia lo está con el mundo recóndito de la psique humana y su misteriosa
relación con el universo exterior. El Sr. Turner ha explicado algo de su propia
concepción de la naturaleza de la magia en el comentario del Necronomicon hecho
en esta obra. Así, todo lo que hay que decir aquí es que cuando empezó a leer
los relatos Cthulhu de Lovecraft, llegó al firme convencimiento de que el mito
no era una creación de la imaginación de Lovecraft, sino que se basaba en la
misma tradición mágica que los escritos de Hermes Trimegisto o de John Dee. Su
primera sospecha, dice, es que Lovecraft era un adepto practicante o, por lo
menos, un miembro de alguna orden mágica. Cuando leyó las cartas de Lovecraft
quedó sorprendido y desconcertado al descubrir que, aparentemente, contemplaba
todo "ocultismo" como signo de debilidad mental. Pero cuando releyó
las obras principales de los Mitos Cthulhu (At the Mountains of Madness, The
Case of Charles Dexter Ward, The Shadow Out of Time y The Dunwich Horror)
volvió a experimentar la total convicción de que Lovecraft sabía más sobre
magia de lo que daba a entender a sus corresponsales. Fue en esta época, 1972,
cuando apareció Magical Revival, de Kenneth Grant.
El Sr. Turner, al principio, se inclinaba a aceptar el punto de vista de
Grant, según el cual se trataba de un caso de "visión interior
inconsciente", como respuesta al problema. En realidad, todavía está
convencido de que Grant estaba fundamentalmente en lo cierto. Pero se sentía
inclinado a sospechar que el conocimiento de Lovecraft sobre textos mágicos era
mayor de lo que Grant creía, basando esta creencia en que Lovecraft pudo haber
tenido acceso a ciertas obras, tanto en Nueva York como en Providence. Robert
Turner y yo nos conocimos a través de nuestro mutuo interés por el ritual
mágico. Me intrigó cuando me dio a conocer su teoría de que la mitología de
Lovecraft estaba basada en una antigua tradición mágica, tanto más cuanto me
dijo que había hallado una de sus principales pistas en mi propio libro The
Strength of Dream, en el que comparo la mitología de Lovecraft a la de Madame
Blavatsky. Había indicado que Madame Blavatsky habla de "ruinas ciclópeas
y piedras colosales" en The Secret Doctrine (vol. 2, p. 341). Y The Secret
Doctrine es, básicamente, un inmenso comentario sobre "el más viejo
manuscrito del mundo", The Book of Dzyan; Madame Blavatsky aseguraba
poseer el Libro escrito en "una colección de hojas de palma que, mediante
un proceso desconocido, son impenetrables al agua, al fuego y al aire".
Como la mayoría de los no teosofistas, siempre me he inclinado a considerar
que The Book of Dzyan era una invención de aquella taimada vieja ocultista.
Pero personas muy reputadas, incluyendo el conocido budista Christmas
Humphreys, han asegurado creer en su autenticidad. Un escritor, Sri Madhava
Ashish, ha dedicado dos libros a analizar las Stanzas de Dzyan en la suposición
de que son, lo que Madame Blavatsky aseguró que eran. Tuve que coincidir con
Robert Turner en que si The Book of Dzyan era auténtico, bien podría ser el
origen del Necronomicon. Desgraciadamente, esto también es válido aunque fuera
invención de la propia Madame Blavatsky, porque Lovecraft pudo haber tomado
parte de su mitología de The Secret Doctrine. Fue en esta época cuando tuve
noticia de otro amigo, George Hay, Presidente de la H.G. Wells Society, de la
cual soy miembro. George Hay es un historiador de ciencia-ficción a quien el
editor de este libro pidió publicara una serie de ensayos sobre Lovecraft y el
Necronomicon(7). Naturalmente, debería tratarse el Necronomicon como invención
de Lovecraft.
George me preguntó si me gustaría contribuir con un artículo. Le hablé sobre
la teoría Dzyan de Robert Turner, sugiriéndole que pidiera a Robert si quería
escribir sobre ella. Pero en la época en que George entró en contacto con
Robert, éste estaba ya siguiendo un nuevo plan de investigación: Lovecraft
pudiera haber tenido acceso a diversos libros mágicos medievales como The Sword
of Moses, lo cual explicaría el sentido de autenticidad de sus referencias a la
magia. Esto, debo admitirlo, me pareció inverosímil. Creí que Robert se había
dejado llevar por sus ilusiones hacia caminos erróneos.
Al mismo tiempo, convine con George Hay en que sus puntos de vista merecían
un lugar en el proyectado libro. Sin embargo, nuestra primera y mayor ruptura
tuvo un origen completamente distinto. En el verano de 1976 mencioné nuestro
proyecto Lovecraft a mi amigo el Dr. Carl Tausk, del Instituto Tecnológico de
Viena. Y Carl me sorprendió con la observación de que había oído que el padre de
Lovecraft era un Francmasón Egipcio. Le pregunté dónde había obtenido esta
información, pero se mostró muy ambiguo; dijo que lo había oído por casualidad
después de una reunión académica.) Aunque había leído pocas cosas de Lovecraft,
tampoco había intentado saber más. Sin embargo, creía que podría recordar quien
dijo aquello y me prometió que cuando regresara a Viena se interesaría por el
asunto para complacerme. Por fin, empecé a creer que podía estar sobre la pista
de algo importante. Acababa de leer la biografía de Lovecraft por Sprague de
Camp y supe que no se conocía apenas nada sobre el padre de Lovecraft, Winfield
Lovecraft, que murió de sífilis cuando aquél era sólo un niño. Descendiente de
ingleses(hablaba con acento inglés), Winfield Lovecraft era conocido entre sus
amistades como el "pomposo inglés".
A los 35 años se casó con Susan Phillips, hija de un rico hombre de negocios
de Providence. En esta época, Winfield era vendedor de la Corham Silver
Company, de Providence. Cuatro años más tarde fue a Chicago en viaje de
negocios y empezó a dar muestras de perturbación mental: manifestó que la
camarera le había insultado y que su esposa estaba siendo atacada en una
habitación del piso superior. Fue declarado incapacitado legalmente e internado
en un manicomio, donde murió cinco años después. La parálisis general del loco,
fase final de la sífilis, tardó casi veinte años en manifestarse, período
durante el cual sobrepasó la etapa infecciosa, aunque pudo haberse transmitido
genéticamente. Por fortuna, Howard no parece que hubiera sido afectado. Pero no
cabría sorprenderse por haber descubierto que Winfield Lovecraft hubiera sido
francmasón. La francmasonería "moderna" (que empezó en Inglaterra en
1715) llegó a Filadelfia tempranamente, en 1730, y pronto se extendió a Boston,
Nueva York, Charleston, Portsmouth y otras ciudades.
El entusiasmo americano por la idea de Fraternidad aseguró su adopción en
todo el continente, y la mayoría de las ciudades americanas tienen ahora
Grandes Templos Masónicos. Así como la francmasonería europea mantuvo las
tradiciones de sociedad secreta, la francmasonería americana se convirtió en un
respetable club al cual se esperaba que pertenecieran los más importantes
hombres de negocios. Como un historiador ha hecho observar, la francmasonería
americana abandonó la idea de selectividad y adoptó la teoría de los números.
Habiendo sido Winfield Lovecraft un próspero hombre de negocios que operaba
principalmente en Boston, casi puede darse por seguro que fue francmasón. Pero
la francmasonería egipcia es algo totalmente diferente. La mayoría de los
historiadores están de acuerdo en que la francmasonería se originó en el
antiguo Egipto (los masones fueron un "gremio" de arquitectos de
templos y de artesanos). La masonería egipcia fue creada o resucitada por el
famoso mago e impostor "Conde" Cagliostro alrededor del año 1778.
Cagliostro fue admitido en la Logia de la Esperanza de los francmasones de
Londres, en abril de 1777. El asegura que poco después compró un manuscrito que
contenía un informe sobre la forma original de la masonería tal como existía en
Egipto. Inmediatamente después, Cagliostro se declaró masón egipcio y fue
haciendo proselitismo por toda Europa. En Leipzig, después de un banquete
masónico, Cagliostro dijo al jefe de la logia que si no adoptaba el rito
egipcio "sentiría la mano de Dios".
Cuando aquel hombre se quitó la vida pocos días después, su suicidio fue
considerado como el cumplimiento de la profecía de Cagliostro, y la
francmasonería egipcia fue rápidamente tomada en serio. Incluso los más
escépticos biógrafos de Cagliostro no tienen la menor duda de que su entusiasmo
por la masonería egipcia era totalmente sincera. Durante siete años la estrella
de Cagliostro fue en ascenso. Ocurrió entonces el "affaire" del collar
de diamantes en el que el Cardenal de Rohan, amigo de Cagliostro, fue víctima
de la confianza de una embaucadora, la Condesa de la Motte Valois. Cagliostro
fue juzgado como cómplice, pero no lo había sido, por lo que finalmente fue
absuelto.
Sin embargo, su absurdo comportamiento durante el juicio y su extravagante
"historia de mi vida", que leyó en voz alta ante el tribunal,
hicieron de él un hazmerreír y fue desterrado a Londres. Cometió el error de ir
a Roma, donde se le detuvo como francmasón y murió en las mazmorras papales en
1795. Por entonces, ya había tenido lugar la Revolución Francesa. Miles de
aristócratas habían muerto en el Terror, y otros centenares más habían huido a
América. Entre éstos, evidentemente, se hallaban muchos de los que Cagliostro
había iniciado en la masonería egipcia. La posteridad ha decidido que
Cagliostro era básicamente un impostor. Sin embargo, tal como he indicado en
The Occult, también era un mago que poseía auténticos poderes. Entre éstos se
incluían la clarividencia, la profecía y el don de hacer curaciones, este
último desarrollado en muy alto grado. ¿Cuál era la diferencia entre la
masonería egipcia y la variedad usual? Afortunadamente no hay necesidad de
especular. A.E. Waite ha descrito a fondo la masonería egipcia en su New
Encyclopedia of Freemasonry (1923). En lo referente a la forma menos esotérica
de masonería a la que fue iniciado Cagliostro por primera vez en Londres,
tenemos una descripción de la misma en el libro de W.R.H. Trowbridge sobre
Cagliostro (1910). Este fue llevado a presencia de los demás Hermanos e izado
hasta el techo con una cuerda para simbolizar su completa confianza en la
voluntad del Cielo. Seguidamente se le vendaron los ojos, se le puso una
pistola cargada en la mano y se le ordenó dispararse a la cabeza. Al mostrar la
natural vacilación, se le ordenó que jurara obedecer a sus superiores sin
dudarlo. De nuevo se le entregó la pistola, esta vez descargada, y Cagliostro
la colocó bastante tembloroso contra su frente y apretó el gatillo. Al mismo
tiempo fue disparada otra pistola y se le sopló sobre la cabeza. Seguidamente
se le retiró la venda de los ojos y Cagliostro fue declarado masón.
Evidentemente, el rito de la Logia de la Esperanza era bastante sencillo, por
no decir tosco.
El Rito Egipcio era bien diferente. El candidato ya tenía que ser masón.
Antes de la ceremonia se le dejaba en una habitación con la imagen de una
pirámide, probablemente la Gran Pirámide de Cheops, sobre la que debía meditar.
Entonces, después de llamar golpeando siete veces, era admitido al pie de un
trono, y un maestre vestido de blanco pronunciaba un discurso extremadamente
largo que constaba de dieciséis capítulos, empezando por la filosofía natural y
sobrenatural e incluyendo una parte sobre la fundación de la masonería por
Salomón y otra sobre el "uso de las Fuerzas Ocultas". Todo esto pone
en claro que la diferencia entre la masonería ordinaria y la masonería egipcia
consistía en que la primera era, y aún lo es, una variante directa del
Cristianismo, mientras que la segunda se basaba en la Filosofía Hermética, es
decir, en la magia. Salomón no sólo fue el constructor del Templo, sino también
un legendario mago, supuesto autor del famoso libro mágico medieval The Key of
Salomon.
Además, el no menos legendario fundador de la magia, Hermes Trismegistos fue
a Egipto, donde era conocido como Toth. El más celebrado cuerpo de escritos
mágicos y místicos, Corpus Hermeticum (incluyendo la Tabla Esmeralda) era
atribuida a Hermes el Tres Veces Grande (ahora se sabe que la mayor parte del
Corpus data del segundo siglo d.J.C.). La razón por la que Cagliostro creyó
firmemente que su masonería egipcia era superior a la corriente consistía en
que aquella procedía de los orígenes de la magia y de la "filosofía
oculta". El masón corriente debe conocer su Biblia. En cambio, el masón
egipcio debía saber algo de astrología, alquimia, filosofía mística y magia
ritual. Cagliostro conocía algo, quizá mucho, de todas estas materias. Los
Maestres debían saber mucho más. El siglo posterior a la muerte de Cagliostro
conoció una notable reanimación de la tradición mágica. De pronto, la magia fue
de nuevo un tema de estudio serio. En Francia adquirió un enorme ímpetu debido
a los escritos de Elifás Levi. En particular la Magia Transcendental, relacionaba
las cartas del Tarot con la Cábala Judía. Macgregor Mathers, uno de los
fundadores de la Orden Hermética del Amanecer Dorado, tradujo la Key of Salomon
y la Sacred Magic of Abra-Melin the Mage.
En Inglaterra surgieron toda clase de extrañas sectas masónicas. Algunas de
ellas, como la Gran Logia de Menfis y la Orden Hermética de Egipto, eran
evidentemente ramificaciones de la masonería egipcia de Cagliostro. Kenneth
Mackenzie, un excéntrico erudito que compiló The Royal Masonic Cyclopedia, fue
a París a postrarse a los pies de Elifás Levi y aprender de él sobre la Orden
Hermética de Egipto. En resumen, al final del siglo XIX, la magia y la
masonería habían quedado estrechamente en contacto. Y el hombre que fue más
responsable que cualquier otro de su asociación fue Cagliostro.
Todo esto explica mi excitación cuando oí la sugerencia de que el padre de
Lovecraft era un francmasón egipcio. Si esto era verdad, ya habría "magia
en la familia" por decirlo así, y el interés de Lovecraft en ella podría
haber sido estimulada al principio por su padre, porque Winfield Lovecraft no
estuvo bajo permanente reclusión en una institución después de su derrumbe en
Chicago. Sprague de Camp establece claramente que vivía en su casa la mayor
parte del tiempo, siendo admitido en el hospital sólo durante los períodos de
alucinación. Por tanto, durante la mayor parte del tiempo de formación de su
infancia, entre los tres y los ocho años, Howard debió haber tenido un gran
trato con su padre. El hombre solitario, al igual que el niño enfermizo,
estuvieron poco tiempo confinados en su casa. Sin duda, el hombre solitario
hablaba, sin orden ni concierto, de todas las cosas que alguna vez le
interesaron.
Carl Tausk hizo lo que prometió y dio con el conocido que había hecho el
comentario sobre el padre de Lovecraft. Era un hombre con el que, durante
algunos años, se había relacionado de vez en cuando. El Dr. Stanislaus
Hinterstoisser es autor de una historia de la política monetaria del Imperio
Austro Húngaro en su última década. Nacido en Liegnitz, Silesia, el 23 de
agosto de 1896, el Dr. Hinterstoisser se doctoró en Teoría Política en la
Universidad de Dresde en 1925 y vivió la mayor parte de su vida adulta en
Viena. Su esposa, sobrina de Von Hindenburg, heredó una propiedad rural en
Mondsee, cerca de Salzburgo, y los Hinterstoisser repartieron su tiempo entre
su finca y Viena. Después de una crisis nerviosa sufrida en 1933 debida, en
gran parte, a sus temores por la subida de Hitler al poder, Hinterstoisser fue
paciente de C.G. Jung en Zurich, donde vivió dos años. Fue Jung quien le prestó
un libro titulado The law of Psychic Phenomena, de Thomas Jay Hudson. Este
libro no es, como podría creerse, un libro sobre lo oculto, sino un intento de
examinar "el vasto potencial de la mente humana", incluyendo los
sueños, el hipnotismo y la telepatía.
Como consecuencia de la lectura del libro, el Dr. Hinterstoisser quedó
fascinado por el problema del potencial mental no explotado y comenzó a
estudiar la historia de la magia y los fenómenos síquicos. El resultado fue su
Prolegomena zu einer Geschichte der Magie en tres volúmenes, publicado en Viena
en 1943. La edición completa fue incautada y destruida por los nazis (se sabe
que se salvó un ejemplar) y sólo la intervención personal de Himmler libró al
Dr. Hinterstoisser el ser enviado a un campo de concentración(8). Después de la
guerra, el Dr. Hinterstoisser fundó el Instituto para el estudio de la Magia y
Fenómenos Ocultos de Salzburgo. Inexplicablemente, Carl Tausk, ignoraba por
completo el interés del Dr. Hinterstoisser por tales materias. Y no es que él
hiciera un secreto de tal interés, sino que, simplemente, lo consideraba un
pasatiempo, un descanso de su estudio de la historia económica.
El Dr. Hinterstoisser tuvo conocimiento de mi obra. Había analizado la
edición alemana de The Outsider en los debates del Instituto y era un admirador
de The Mind Parasites, la primera novela que escribí para Derleth dentro de la
tradición Lovecraftiana. Por medio de Carl me escribió diciéndome que no le era
posible entrar en detalles sobre la procedencia de sus noticias sobre el padre
de Lovecraft, pero podía afirmar categóricamente no sólo que Winfield Lovecraft
había sido un francmasón egipcio, sino también que poseía, al menos, dos obras
mágicas: el famoso Picatrix de Maslama ibn Ahma al-Magriti, también conocido
por el seudo-Magriti, y el Book of the Essence of the Soul de Godhizer. A
petición mía, el Dr. Hinterstoisser me escribió una carta, para cuya cita en
este libro obtuve su permiso y, de hecho, la publiqué entera salvo pequeñas
omisiones.
En esta carta, el Dr. Hinterstoisser hace la afirmación altamente polémica
de que Cagliostro "legó a sus seguidores ciertos manuscritos, incluido el
Necronomicon original". Cuando el Dr. Hinterstoisser hizo esta afirmación
por primera vez en una carta fechada el 4 de agosto de 1976, me dejó sin
aliento. Le escribí inmediatamente pídiéndole que la ampliara, pero me sentí
completamente frustrado porque el inglés del Dr. Hinterstoisser era muy malo y
su anterior carta había sido traducida por Carl Tausk. Cuando yo escribí al Dr.
Hinterstoisser, Carl estaba en Italia, por lo que transcurrieron dos meses
antes de que me llegara la respuesta. En ella, el Dr. Hinterstoisser afirma:
"El Necronomicon no es sólo una obra escrita por un hombre, sino una
compilación de material mágico de Acadia, Babilonia, Persia e Israel hecha
probablemente por Alkindi (Ya'kub ibn Ishak ibn Sabbah al-Kindi que murió
alrededor del año 850 de nuestra era). Declara contener una tradición mágica que
precedió a la especie humana". Continúa diciendo que la parte que más
tarde se conoció como The Book of the Secret Names es, en realidad, el noveno
capítulo de la segunda parte de esta obra. Deduje de todo que lo que hoy
llamamos el Necronomicon fue una pequeña parte de una obra mucho más extensa,
por lo que pregunté al Dr. Hinterstoisser el titulo de dicha obra.
Pero nunca fue suficientemente claro al respecto, aunque en su última carta,
abril de 1977, habla del Kitab ma'ani al-nafs como de la "gran compilación".
Sin embargo, descubrí que este nombre es, simplemente, la denominación árabe
del Book of the Essence of the Soul al cual se refería en su primera carta. La
muerte del Dr. Hinterstoisser ocurrida el 10 de octubre de 1977 me impidió
apremiarle para que me diera una explicación más concreta. Pero dejó claro que
la "compilación completa" es un tratado general de magia que, en su
mayor parte, se deriva de las tablas de la biblioteca de Assurbanipal. Parece
ser que contenía una inmensa cantidad de material que ahora sería considerado
como científico o filosófico (por ejemplo, una larga sección dedicada a la
naturaleza del hombre), así como capítulos que trataban de astrología,
alquimia, conocimiento de los colores y realización de talismanes. Pero el capítulo
noveno de la segunda parte se titula "De la historia de los
Antiguos", y parece bastante claro que constituye la base del
Necronomicon.
En respuesta a mi pregunta, el Dr. Hinterstoisser me dijo que no estaba en
posesión de ninguna copia del Necronomicon, pero que había visto una en Boston.
Después ya no tuve tiempo de hacerle más preguntas, pero es interesante
observar que los negocios de Winfield Lovecraft estaban localizados en la zona
de Boston, y que esta ciudad fue uno de los primeros lugares en que existió un
templo masón. Publico la carta del Dr. Hinterstoisser sin comentario alguno.
Contiene muchos puntos que hubiera querido esclarecer, como por ejemplo la
identidad del "Cedro Alto", que enseñó a leer el Necronomicon a
Winfield Lovecraft (¿y por qué tenía que haber sido enseñado a leerlo?) y el
extraño asunto de Fouquier Tinville, que lo obtuvo de los seguidores de
Cagliostro "no sin tortura". Todo esto, estoy de acuerdo, seria
intolerablemente frustrante si fuese todo lo que pudiésemos descubrir sobre el
Necronomicon pero, afortunadamente, no es así. La carta del Dr. Hinterstoisser
fascinó de tal modo a Robert Turner que lo estimuló a empezar de nuevo sus
investigaciones, esta vez en el Museo Británico.
En una segunda carta que me envió, el Dr. Hinterstoisser indica que el
bibliotecario del rey Rodolfo II de Praga había catalogado una copia de la
compilación de Alkindi. Robert Turner recordó que Rodolfo II reinaba en la
época en que John Dee y Edward Kelly estuvieron varios años en Praga. Y, según
Lovecraft, John Dee tradujo el Necronomicon. Ambos habíamos supuesto que ésta
era una invención de Lovecraft, pero si el padre de Lovecraft estaba realmente
en posesión de algunos libros de magia, incluyendo el capítulo de Alkindi
"Nombres secretos" y si Lovecraft basó posteriormente su mitología
Cthulhu en Secret Names, nada parece más probable que el capítulo que obraba en
posesión de Winfield Lovecraft fuese la traducción de Dee del Necronomicon,
copiado durante su estancia en Praga. Uno de los primeros y más apasionantes
descubrimientos fue la carta dirigida a John Dee referente a "the towne of
donwiche"(9), parcialmente sumergida en el mar.
Dunwich (que se pronuncia Dunnich) aún existe en East Suffolk, a cuatro
millas del sudeste de Southwold, y en el Bartholemew's Gazetteer se dice que
una vez fue la capital de East Anglia. Dee estaba fascinado por los resultados
de las excavaciones en Dunwich, en particular por el descubrimiento del
gigantesco ataúd antropomorfo de piedra. Los paralelismos entre la Dunwich de
Lovecraft y la Dunwich descrita en la Guía de Jean Carter convencieron a Robert
Turner de que Lovecraft se tomó la molestia de enterarse de un gran cantidad de
detalles sobre aquel pueblo inglés. Un posterior estudio de los manuscritos de
Dee que hay en el Museo Británico condujeron a Turner al Liber Logaeth de Dee,
un manuscrito cifrado. En su contribución personal a este volumen, Turner
indica cómo con la ayuda del experto en ordenadores David Langford, probó más
allá de cualquier duda que aquél era el manuscrito codificado que Dee había
copiado en la biblioteca de Rodolfo II.
David Langford ha contribuido con una parte en la que describe exactamente
la forma en que descifró el código con la ayuda de ordenadores. Parte del mismo
está fuera de mi comprensión, pero me parece muy interesante que esta
explicación se publique en su totalidad. Opino que es uno de los más
importantes trabajos de investigación histórica desde el desciframiento de la
Piedra de Rosseta realizado por Champollion. Aquí, por fin, podemos obsequiar a
los lectores con un extenso fragmento del olvidado tratado de magia de Alkindi.
Existe el proyecto de publicar en el futuro el texto íntegro acompañado de un
extenso comentario. En él se incluirá una exhaustiva comparación entre el Dunwich
de Lovecraft y el inglés, comparación en la que Robert Turner trabaja
actualmente.
El editor de este libro insiste en que lo más importante es ofrecer los
resultados de nuestras investigaciones junto a una muestra del Necronomicon.
Sin embargo, en la preparación de la edición se tardarían varios años. Deseo
advertir que los admiradores de Lovecraft que están esperando descubrir
terribles secretos olvidados, quedarán defraudados. El material es lo bastante
apasionante para los estudiantes de magia, pero significa poco para el lector
medio. Claro que esto mismo ocurre con obras tales como The Key of Salomon, The
Sacred Magic of Abra-Melin the Mage y las grandes obras clásicas sobre alquimia
estudiadas por Jung. Jung invirtió veinte años de estudio en descubrir los
secretos de los alquimistas y aún ahora yo estoy lejos de asegurar que sus
explicaciones sean las correctas. Por otra parte, los estudiantes de magia
pueden considerar estas páginas entre las más apasionantes que nunca hayan
investigado.
El punto de partida de los más modernos "magos" es la magia del
Amanecer Dorado. Esta, a su vez, se basó en la tradición judía del misticismo.
No puede haber duda alguna de que Secret Names está basada en una tradición
mágica mucho más remota, que ya era antigua cuando fue recogida en Sumeria.
También es verdad que en la época en que esta tradición llegó a John Dee, ya
había sido adulterada con magia egipcia, persa y árabe, así como con el
gnosticismo y el misticismo griego. Incluso los estudiosos que han visto el
texto, creen que es posible separar una por una las adulteraciones hasta la
aparición del original. Para los lectores que saben poco o nada de magia,
sugeriría la lectura de The Sacred Magicien, A ceremonial Diary (Paladín Books,
1976) como una breve y sencilla introducción al Necronomicon. Se trata
simplemente del diario de un mago moderno que describe cómo dedicó seis meses
llevando a cabo la Operación mágica de Abraha-Melin (o Abra-melin) el Mago, y
cuáles fueron los resultados que obtuvo. Esto puede convencer a cualquiera que
la práctica de la magia es un asunto largo, tedioso y extremadamente preciso.
Quien esté interesado en repetir la experiencia de George Chevalier sólo
tiene que comprar o pedir prestado a una biblioteca un ejemplar de la traducción
de Abra-Melin the Mage de McGregor Mathers (pero debe saber que, una vez
iniciada, la Operación debe completarse o, según los magos, las consecuencias
pueden ser muy desagradables). Aleister Crowley ha descrito en sus Confessions
cómo llevó a cabo la Operación en su casa cerca de Loch Ness y que,
efectivamente, vio entes demoníacos desfilando alrededor de la habitación.
Podemos descartarlo por mentiroso, pero todos los estudiosos serios de la magia
aceptarían que la correcta realización de la Operación debería producir un
resultado como éste. En Secret Names se describe una Operación similar para
invocar a los Antiguos. Aunque no está publicada íntegramente, a cualquier
estudioso de magia le sería fácil reconstruirla a partir de los fragmentos
ofrecidos en aquellas páginas.
Por mi parte, no estoy dispuesto a aventurar una opinión sobre si realmente
"funciona". Para empezar, es posible que ya no comprendamos algunas
operaciones prescritas en el ritual. Por otra parte, siempre existe la
posibilidad de que todo ello sea una completa sarta de disparates
supersticiosos y que los "Antiguos" nunca hayan existido. Sólo una
cosa es totalmente cierta: que una vez se haya publicado íntegramente el
ritual, grupos de "magos" de todo el mundo intentarán invocar a
Hastur, Nyarlathotep y Cthulhu. Por tanto, debería quedar rápidamente en claro
si los Antiguos tienen alguna existencia real. A decir verdad, aventuro la
opinión de que el trabajo realmente importante sobre el Necronomicon será
realizado no por los magos, sino por seguidores de Carl Jung, que lo
contemplarán como un documento que describe los estratos tanto tiempo
sospechados en la mente humana. Estoy de acuerdo en que es exasperante que
queden tantos cabos sueltos en esta historia. Evidentemente, esto no siempre será
así. Incluso he encargado recientemente a un experto investigador la búsqueda
de todo cuanto pueda sobre la masonería egipcia de Boston del siglo XIX y, si
es posible, sobre la implicación en ella de Winfield Lovecraft. Indudablemente
deben existir informes que describan su iniciación y cuál fue el grado que
alcanzó. En la actualidad mantengo correspondencia con un erudito checo que
intentará seguir la pista del compendio original de Alkindi en la biblioteca
del medio loco Emperador Rodolfo II. Ha podido comunicarme que cuando Dee y
Kelly se marcharon de Praga para ir a Leipzig en mayo de 1686, el nuncio del
Papa presentó un documento al Emperador en el que se les acusaba de haber
conjurado "espíritus prohibidos". ¿Estuvo Dee ensayando el ritual de
los Secret Names?
Como las autoridades comunistas desaprueban cualquier idea de
"ocultismo", mi corresponsal tendrá que actuar con precaución, por lo
que, probablemente, sus pesquisas tienen menos probabilidades de éxito que las
de mi amigo americano. Pero lo que me parece perfectamente claro en este
momento no es sólo que Lovecraft aprendió de su padre el capítulo de los Secret
Names, sino que el documento pasó efectivamente por sus manos. Hay demasiadas
similitudes entre sus Mitos Cthulhu y el manuscrito cifrado de Dee para que sea
posible admitir cualquier otra explicación. Esto plantea de nuevo algunas
interesantes preguntas, a las que mi amigo Sprague de Camp está actualmente
buscando respuestas. ¿Cómo entró Howard en posesión de este libro? Siendo así
que su padre murió cuando él tenía ocho años, apenas podemos creer que Winfield
Lovecraft se lo diera. Además, posiblemente era propiedad del Templo de Boston.
También parece improbable que Suscite Lovecraft, la madre de Howard, lo
guardara cuidadosamente y lo entregara a su hijo cuando fue mayor. Era una
típica puritana hija de Nueva Inglaterra y, probablemente, lo habría quemado.
Además, la muerte de su marido a causa de la sífilis debió haberle dejado una
impresión muy desagradable. Es probable que mirara sus actividades masónicas
con horror, asociándolas con su "pecaminoso" pasado. Debemos suponer
que los documentos de Winfield Lovecraft permanecieron sin ser tocados en su
mesa del despacho hasta que su hijo, en su incesante búsqueda de material de
lectura, descubrió el capítulo de los Secret Names y, probablemente, las otras
dos obras mencionadas por el Dr. Hinterstoisser. Esto podría explicar por sí
sólo una gran parte del desarrollo de Lovecraft como escritor. Creció junto a
un padre que estaba derivando hacia la locura total y que sufría alucinaciones
(lo sabemos ahora gracias a Sprague de Camp). ¿Es qué algunas de aquellas
alucinaciones debieron haber sido de entes sobre los cuales había leído en el
Necronomicon (para dar a Secret Names su nombre más conocido)? Y, en tal caso,
¿estos nombres podrían haberse convertido en el "coco" de la niñez de
Lovecraft? Cuando eventualmente encontró el manuscrito, ¿no se le pusieron los
cabellos de punta? Cualquier chico moderno que esconde una revista pornográfica
debajo del colchón de su cama comprendería esta sensación. Aquello era
verdaderamente "prohibido" un secreto que nunca podría compartir con
su madre ni sus tías. ¿Por qué estaba tan obsesionado el joven Lovecraft con la
astronomía? ¿Era porque se preguntaba si los Antiguos realmente venían de allí
arriba? Lo que está perfectamente claro es que a la edad de quince años poco
más o menos, había reaccionado fuertemente contra esta idea. Debió decidir
alejar los fantasmas de su niñez y tomar posiciones basadas en la razón y la
lógica. Entonces, ¿por qué empezó a escribir relatos de horror? Un hombre que
está poseído por la "visión de la ciencia" es más probable que
escriba ciencia-ficción. H.G. Wells es un ejemplo evidente de ello. Sin
embargo, no hay duda de que desde el principio, este campeón de la razón y la
cordura estuvo obsesionado por los osarios, monstruos y entes demoníacos. Y
parece que, en un momento dado, decidió que también podía exorcizar a los
fantasmas de su niñez haciendo uso de ellos en sus ficciones. Probablemente era
un gesto de bravuconería, un grito de "¡no creo en vosotros!". A
pesar de ello, no cabe duda alguna de que Lovecraft no creía ni en Cthulhu ni
en Yog-Sothoth. Sus cartas dejan claro que se mantuvo como racionalista
convencido durante la mayor parte de su vida adulta.
En una reciente carta, Carl Tausk ha establecido otro punto interesante.
Cuando Lovecraft empezó a publicar relatos Cthulhu, debieron ser muchos los
masones egipcios que se dieron cuenta exacta de lo que estaba haciendo. ¿Quizá
se pusieron en contacto con él y le indicaron que estaba haciendo públicos unos
secretos cuidadosamente guardados? Si así fue, el desarrollo de los Mitos
Cthulhu en sus relatos no era simplemente un gesto de emancipación frente a los
fantasmas de su niñez: también era un gesto de desafío contra los francmasones
egipcios. Cualquier lector que desee proseguir estas especulaciones sólo tiene
que leer la biografía de Spargue de Camp y las cartas de Lovecraft, publicadas
en cinco volúmenes por Arman House. Tal como se inclina a creer Robert Turner,
¿se fue convenciendo Lovecraft poco a poco de la realidad de los Antiguos?
¿Estuvo "poseído" durante los últimos años de su vida? ¿Explica esto
su letárgia y la baja temperatura de su cuerpo?
No veo ninguna razón para terminar esta introducción con una nota de
especulación ocultista porque no tengo ninguna intención de tratar de poner la
carne de gallina al lector.
Lovecraft empleó su vida intentando hacer precisamente esto y, aburrido,
finalmente renunció a ello. Por tanto, resumamos lo que realmente sabemos y lo
que podemos deducir mediante razonamientos. Sabemos que Secret Names existe
realmente (a pesar de que no sabemos si Lovecraft lo llamó Necronomicon o si
aquel era el nombre real del manuscrito). Estamos bastante seguros de que
Winfield estaba en posesión de un ejemplar integro o fragmentario. Nos
inclinamos a aceptar que este ejemplar pasó a poder de Lovecraft y que se
convirti6 en la base de sus relatos Cthulhu. En lo referente a la historia
literaria, esto es todo lo que es preciso saber. Desde nuestro punto de vista,
da lo mismo si Kenneth Grant tenía razón o si los Antiguos existen (o quizá
existen).
Sin duda, los estudiosos de la magia creerán que merece la pena proseguir
con el asunto.
Sin duda también, hay muchos lectores de Lovecraft que tienen la idea
contraria y observan con recelo la perspectiva de que el Gran Cthulhu se
despierte de su largo sueño en R'lyeh.
Pero sólo los hechos, tal como dice el Sr. Gragrind, son lo que realmente
nos importan. Y creo que todos estarán de acuerdo en que, en este caso, los
hechos son tan fascinantes y extraordinarios como los propios Mitos Cthulhu.
notas:
(1) Demolatry (1959), traducido por E.A. Ashwin, Londres 1930, p. 26.
(2) Lovecraft, A Biography.
(3) Lovecraft, A Look Behind the Mythos.
(4) Dreams and Fantasies, Arkman House, 1962.
(5) Crowley publica el texto completo en The Equinox, Vol. 1. Ver
también Golden Dawn de Regardie, Vol. 4, libro 9.
(6) Regency Press, Londres
1977.
(7) Dos de estos ensayos, escritos antes de que Robert Turner hiciera
sus importantes descubrimientos sobre el Necronomicon, fueron publicados como
apéndice.
(8) Agradezco estos detalles a la señora Gertrud Hinterstoisser.
(9) N.d. T. "La ciudad de Dunwich" en inglés antiguo.
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