Aun
que es tenido comúnmente como el numen de la embriaguez y el dulce entusiasmo
que provoca el vino, lo cierto es que preside toda exaltación, de cualquier
orden, particularmente la religiosa.
Se
elaboraron mitos y celebraciones para ajustarlo a la vida hélenica. De esos
damos los fundamentos:
Su
nacimiento es ya oscuro. Se da por padre a Zeus, pero la madre varía entre
Démeter, Semele, Io, Dione, o Persefone, con quien el dios se unió tomando la
forma de serpiente, y aun menciona a Lete.
La
historia que corría en Grecia era más o menos así:
Zeus
se enamora de Seleme y va a buscarla en forma de un mortal ordinario. Pero los
celos de Hera no duermen. Se disfraza con el aspecto de una vecina de Seleme y
le va a decir que el amante debe declarar su identidad. Ya esta aquella grávida
de seis meses.
Semele
sigue el consejo y pide a Zeus su identificación. Se niega él. Se irrita y
lanza un rayo que acaba con Semele. Pero Hermes salva al niño. Lo va a
enquistar en el muslo de Zeus donde termina los tres meses que le faltaban, y
al fin nace. De ahí dicen que deriva su nombre:
Diónso:
el que sale por doble puerta. Hijo de Zeus, por tanto, entra en categoría de
los grandes dioses.
Hera
no descansa. Manda que el niño sea hecho pedazos y pongan a hervir en un gran
caldero. Donde cae su sangre, al estarlo destazando, brotan granados. Viene Rea
a rescatarlo y lo restaura en su total integridad.
Acude
también Persefone y lo toma a su cargo. Lo lleva a Atamas rey de los Orcomenos.
Su mujer lo educa en la parte dedicada a las niñas, vestido como ellas.
Hera
de venga enloqueciendo a Atamas y a su mujer. El rey mata a su propio hijo
Learco, confundiéndolo con un ciervo.
Por
mandato de Zeus, Hermes va ha
transformar al niño en cervatillo. Lo lleva a las ninfas Macris, Nisa, Erato,
Bromia y Baque. Les da el cargo de cuidar aquel cervatillo. Lo alimentan con
miel y por eso el dios sumo las eleva a calidad de estrellas. Son las Hiadas,
aun que varía la leyenda en cuanto a ella.
Llega
a la adolescencia y tiene especial belleza, entre femenina y masculina. Hera
reconoce en él aun hijo de Zeus y lo vuelve loco.
Se
dedicó a andar vagando por todo el mundo, acompañado de Sileno , que había sido
tutor de su niñez, y un gran grupo de Sátiros y Ménades. Llevaban todos el
tirso, que se describe a bajo. Y guirnaldas y cadenas de hojas de hiedra y de
vid.
El
tirso que es como distintivo suyo y de sus celebradores es una vara o bastón
ligero, ceñido de hojas de parra y de hiedra con un remate cónico.
Probablemente un símbolo fálico. Lo llevaban no solamente el dios, sino sus
acompañantes y en las celebraciones de sus ritos los que tomaban parte de
ellos.
Además
llevaban puñales, serpientes, e iban grandes mugidos como un toro.
El
primer sitio que visitó fue Egipto y el Proteo lo acogió de buen grado. Le dio
como obsequio plantas de vid.
De
ahí paso a Libia, donde halló un escuadrón de Amazonas. Las invitó a que se
unieran a el para ir a combatir a los Titanes y restaurar en su trono al rey
Ammón. Lo hicieron y fue una de las primeras victorias de Dióniso, al combatir
a los Titanes y restaurar al rey.
Sigue
su expedición a la India. Se encaminó hacia el Eufrates y en Damasco venció al
rey que intentaba cerrarle el paso. Lo desolló vivo. Para pasar el río hizo
hizón un puente de parras y hiedras. El río Tigris lo pasó ayudado por un Tigre
que le envió Zeus.
Puede llegar a la India tras grandes oposiciones y
combates y al fin fundó ciudades y planto viñedos por todas partes.
Al
regresar de su expedición a la India se enfrentó contra otra horda de Amazonas,
que le salió al paso, y él las arrojó por diversos rumbos. Unas fueron a dar a
Efesto, otras al santuario de Artemis, donde quedaban descendientes suyos hasta
la caída del imperio romano. Otras huyeron hacia Samos y el dios las fue
persiguiendo en barcas y en el combate mató a muchas. Quedó tan en sangrentado
el campo, que llevó el nombre de Panhamea: “todo sangriento”.
Al
llegar a Fleo se le murieron los elefantes que había traído de la India. Los
nativos señalaban como huesos suyos los de remotos fósiles.
Al
pasar por Frigia Rea, que en algunas versiones es su madre, lo purifico de las
muertes que había hecho en sus expediciones y su locura y lo inició en los
misterios.
Se encaminó
a Tracia y el rey de los Edonios, salió a combatirlo. Su ejército iba armado
con lanzas tan largas como gorguces para aguijar bueyes y pudo vencer y aun
matar a todos.
A
los que no mató, los hizo cautivos. Dióniso escapó sumergiéndose en el mar y fue a refugiarse a la gruta de
Tetis. Rea vengó a su hijo libertando a los cautivos y enloqueciendo a Licurgo.
A su propio hijo, llamando Drias, lo mató de un hachazo, por estar contando una
vida. También fue castigo suyo el que se le pudriera en vida los dedos de pies y manos y las orejas y
nariz, que comenzaron a caerse en pedazos.
Regresó
del mar Dióniso y declaró que la Tierra sería estéril hasta que no hubiera
muerto Licurgo. Los vasallos lo llevaron a l monte Pandión en donde los
caballos dieron cuenta de él.
Dióniso
fue aceptado por los tracios y desde ahí fue a su tierra la Beocia y a su
ciudad de Tebas. Allí invito a las mujeres a que se unieran a sus danzas
báquicas, pero el rey Penteo se negó a admitirlo y se burló de él, al ver su figura juvenil y aun femenina.
Dióniso enloqueció a las mujeres, entre ellas a la misma madre del rey,
Agave, que lo mató descuartizándolo por
confundirlo con una fiera que intentaba interrumpir sus festejos en el monte
Citerón.
En
Orcomenos invitó a las hijas de Minias, llamadas Alcitoe, Leucipe y
Arsinoe, a que se unieran a sus
celebraciones. Ellas se negaron, aun que había aparecido en figura de
jovencita. Entonces el dios se fue mudando en león, en toro, en pantera y las volvió locas. Leucipe para
aplacarlo le ofreció su propio hijo
Hipaso y entre las tres destrozaron el cuerpo y se lo comieron, huyendo a la
montaña en su locura. Vino Hermes a ellas y las mudó en pájaros, aunque hay la
versión de que el mismo Dióniso las transformó en murciélagos.
En
recuerdo de este hecho se celebraba una fiesta en Orcomenos, en la cual se
fingía que las mujeres perseguían a Dióniso. Este se dejaba atrapar y se
sentaba entre ellos diciendo gracejos y proponiendo adivinanzas, hasta que
salía un sacerdote de Dióniso y mata a la primera que podía atrapar.
Después
de dormir totalmente a Beacia emprendió su gira por las islas del Mar Egeo, Por
todas partes fue dando motivo de espanto. Llegó a Icaria y como su barco estaba
averiado, se metió al de unos navegantes que pretendían ir a Naxos. Eran en
realidad piratas y pensaron en venderlo como esclavo. Dióniso hizo brotar de la
misma nave un viñedo que subió a cubrir el mástil y nacieron juntamente hiedras
que enredaron la nave. Los remos se convirtieron en serpientes. El mismo se
volvió león y llenó de fieras el navío. Al mismo tiempo resonaban estrepitosas
flautas como temor de los piratas. Todos se echaron al mar y se convirtieron en
delfines.
Llegó
Dióniso a Naxos y se encontró con Ariadna que estaba abandonando a su marido
Teseo. Se casó con ella y de ella tuvo por hijos a Enopio, Toas, Estafilo,
Taurópolo, Evantes y Latromis.
De
Naxos fue a Argos. Allí mató a Teseo por haberse opuesto a él y juntamente con
él a muchos varones. A las mujeres las volvió locas. Comenzó a comerse vivos a
los niños y para aplacarlo le edificaron su templo.
Cuando
hubo difundido su reino por todo el mundo, subió al cielo y se sentó en un
trono al lado de Zeus. Desde entonces se encuentras entre los doce grandes
dioses. Hestia le cedió su asiento en la mesa.
Ya
en esta calidad bajo al Hades por el camino de Lerna para pedir a Persefone que
dejara libre a su madre Semele. Logró su intento y la llevó al templo de
Artemis en Trezen. Los dioses la mudaron
y la llevaron a la cielo con el nombre de Tione.
Zeus
la aposento en su sitio de preferencia y Hera tuvo que someter su colerá.
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