Es el nombre que los astrólogos árabes han dado al diablo.
Su mismo nombre árabe (igual al de la estrella algol, que
representa la cabeza de Medusa, cortada por Perseo) quiere decir sencillamente
el Demonio...
Y que sea efectivamente un demonio o maléfico espíritu,
cuando se posesiona del hombre, es evidente y fácilmente demostrable por sus
efectos, que van desde la borrachera al delirium tremens y a la locura,
consignándose en los descendientes bajo la forma de parálisis y otras taras
hereditarias.
Resulta palmario y manifiesto que el alcohol tiende a
eliminar la capacidad de pensar independientemente, ya que estimula fatalmente
la fantasía, y de juzgar serenamente, así como debilita espantosamente el
sentido ético y la libertad individual.
Los dictadores de todos los tiempos, los tiranos, no ignoran
que es más fácil gobernar y esclavizar a un pueblo de bebedores que a un pueblo
de abstemios.
El abominable algol gira incesantemente dentro del círculo
vicioso del tiempo.
Se insinúa por doquiera siempre tentador, parece tener el
don de la ubicuidad; tan pronto sonríe en la copa de oro o de plata bajo el
techo dorado del fastuoso palacio, como hace cantar al bardo melenudo de la
horrible taberna.
El maligno Algol es a veces muy fino y diplomático: ¡Vedlo
ahí brillando peligrosamente entre la copa resplandeciente de fino bacará, la
mujer amada os la ofrece!
¡Escuchad amigos!: con el siniestro demonio Algol no es
posible hacer componendas, arreglos, chanchullos, de ninguna especie. El
alcohol es muy traicionero y tarde o temprano nos da la puñalada por la
espalda.
Así bien saben los divinos y los humanos que el demonio
Algol se apodera del humano cuerpo muy astutamente y lentamente, hasta que al
fin un día cualquiera nos precipita en el abismo de la borrachera y la locura.
Escuchadme muy bien estudiantes gnósticos; a la luz del sol
o de la luna, de día o de noche, ¡con el demonio Algol hay que ser radicales!
Cualquier compostura, transacción, diplomacia o negociación con ese espíritu
maligno está condenada tarde o temprano al fracaso.
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