"Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que prefirieron de todas ellas. Entonces dijo Yahvé: "No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es mas que carne; que sus días sean ciento veinte años". Los nefilim aparecieron en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos" (Génesis 6:1-4)
Los nefilim
Los nefilim o nephilim son, en la Biblia y en otros
escritos religiosos judíos y cristianos tempranos, un pueblo de gigantes. Tanto
están mencionados en varios libros canónicos como apócrifos. El significado
etimológico de la palabra hebrea nefilim es el de caídos o derribados, aunque
se ha traducido también como gigantes o titanes, y en algún texto se ha dejado
en el original hebreo .
Según la Biblia, los nefilim aparecen como el deseo
contranatural de algunos ángeles inicuos, o sea, injustos o malvados, de tener
relaciones sexuales con las mujeres de la tierra. Se presupone que el término
mencionado en el Génesis de hijos de Dios se refería a los ángeles caídos o
demonios, quienes se unieron con mujeres humanas. De esas uniones resultó una
raza de gigantes, los nefilim, quienes fueron los héroes de la antigüedad,
hombres famosos (Génesis 6:4).
Sin embargo existe otra versión, que analizaremos
posteriormente, de que los nefilim podían haber sido descendientes de Set. E
incluso algunos grupos de ufólogos opinan que los nefilim estarían relacionados
con supuestos extraterrestres, debido a que habría existido una hipotética
intervención extraterrestre en la antigüedad. Esta hipótesis la basan en que el
término Nephila o Nefila era usado por los arameos para referirse a la
constelación de Orión, y así los nefilim habrían procedido de dicha
constelación.
Desde hace unos años se están realizando
excavaciones en la zona de Oriente Medio en donde se han encontrado restos de
esqueletos de gran tamaño, muy superiores en dimensiones a los humanos
actuales. Estas son algunas fotos de dichas excavaciones.
Pueblos nefilim
De acuerdo a la tradición rabínica, los anakim o
anaquitas, los refaim o refaítas y los emim o emitas, eran todos de la misma
raza nefilim y todos los nombres citados se traducen por gigantes.
Refaítas: Eran una antigua tribu cananea que vivía
en las colinas de Judá y en la llanura filistea (Hebrón, Debir, Anab, Gaza,
Gath y Ashdod). Habitantes originarios de Canaán, ocupaban el Líbano y el área
del Monter Hermón. Al norte de la costa de Siria y de Transjordania
construyeron una cadena de ciudades fortificadas. Vivían en la región que
posteriormente ocuparon los moabitas y los amonitas. A los primeros les
llamaron emitas y a los segundos zomzomeos. En la parte occidental de Palestina
se aliaron y se entrecruzaron con los caftorím, que habían llegado desde Creta,
y se establecieron en las áreas costeras siendo conocidos posteriormente como
filisteos y fenicios. El filisteo Goliat, quien murió por una piedra lanzada
por David con su honda, fue refaíta.
Anaquitas: El nombre de anak o anac significa
gigante y se explica en el Midrash judío indicando que llevaban cadenas en el
cuello. Anac, su líder, era hijo de Arba, un refaíta, y sus hijos fueron Sesai,
Aiman y Talmai; todos ellos cabezas de los clanes arameos. Estos nombres
parecen ser arameos, pero su significado no es claro. Los anaquitas fueron
derrotados por Caleb.
Emitas: Cuando Yahvé dio la tierra de Moab a los
hijos de Lot, se dice que esa tierra había sido habitada por los emitas,
"pueblo grande, numeroso y corpulento como los anaquitas"
(Deuteronomio 2:10).
Interpretación según religiones
Visión judía tradicional: El judío Trifón (siglo II
a.C.) se opuso a la idea de que los ángeles podían casarse. El rabino Shimón
bar Yojai (siglo II d.C.) maldijo a todos los judíos que decían que los hijos
de Dios eran ángeles. Según la visión judía tradicional los nefilim, antes y
después del Diluvio, fueron hombres. Esta era también la opinión de Rashid
(siglo VIII d.C.) y de Najmánides (siglo XII d.C.).
Testigos de Jehová: Afirman que los hijos de Dios
eran ángeles que, tentados por Satanás, observaron a las hijas de los hombres y
desearon tener relaciones sexuales con ellas, y sus hijos se convirtieron en
los nefilim. Como consecuencia de ello la Tierra se llenó de maldad, decidiendo
Dios dar fin a esa sociedad en un plazo de 120 años, conservando la vida
únicamente a Noé y a su familia, el único ser humano fiel.
Iglesia Católica: Eusebio de Cesárea, Justino,
Clemente de Alejandría, Orígenes, Tertuliano, Ireneo de Lyon y Atenágoras de
Atenas identificaron a los hijos de Dios como ángeles. Sexto Julio el Africano
(siglo III d.C.) condenó la opinión de que los hijos de Dios eran ángeles y
Agustín de Hipona, en su libro La Ciudad de Dios, dio la interpretación que
sigue desde entonces en la Iglesia Católica, de que los hijos de Dios eran los
descendientes de Set, llamados así por su amor a Dios.
Iglesia Copta: El Libro de Enoc forma parte del
canon de la Iglesia Copta y cuando hace referencia a los grigori, los padres de
los nefilim, los describe como ángeles y no como descendientes del linaje de
Set. También se dice que uno de los propósitos del Diluvio fue deshacerse de
los nefilim. Tanto Filón de Alejandría (siglo I a.C.) como Flavio Josefo (siglo
I d.C.) aceptaron esa ideas. La referencia bíblica acerca de
que Noé era "perfecto en sus
generaciones" (Génesis 6:9) hace referencia a que en el linaje de Noé no
hubieron nefilim.
La Iglesia Copta explica que los nefilim habían
comenzado a sentir deseos carnales y tomaron a las hijas de los hombres, que
eran las descendientes de Caín. Esto se señala en el Libro de Enoc y en los
Aniversarios, pero es también el punto de vista presentado por textos no
bíblicos más antiguos, como el segundo Libro de Adán y el de la Víspera. Una
explicación más amplia de este concepto podemos verlo en el texto completo del
primer Libro de Enoc, en un estudio independiente del presente trabajo.
Los nefilim en los textos bíblicos
Libro de Enoc: Este libro está en el canon de la
Iglesia Ortodoxa Etíope y la Iglesia Copta, pero no es canónico en la Iglesia
Católica ni en las Biblias cristianas.
Este libro indica que el motivo del Diluvio fue el
de aniquilar a los nefilim (Enoc 10:1-9), quienes no habían sido creados según
los planes de Dios (Enoc 10:15-16) ni tenían capacidad espiritual y, por lo
tanto, tampoco resurrección.
Similarmente se trata en otras versiones de la
descendencia de los ángeles caídos y las hijas de Caín, de donde surgió esta
raza con el fin de sabotear los planes de Dios, cruzándose con mujeres humanas
y contaminando así la descendencia de Adán.
Libro de los Jubileos: Es un texto admitido por la
iglesia etíope y que complementa la historia presentada en el Libro de Enoc.
Baruc: En este texto canónico de la Biblia se dice
que "allí nacieron los famosos gigantes de antaño, de gran estatura y
diestros en la guerra. Pero no los eligió Dios ni les enseñó el camino de la
ciencia, y perecieron por no tener prudencia; por su locura perecieron"
(Baruc 3:26-28).
Sabiduría: Este libro deuterocanónico de la Biblia
dice que "ya en los comienzos, cuando los soberbios gigantes perecían, la
esperanza del mundo se refugió en una balsa que, pilotada por tu mano, legó al
mundo una semilla de vida" (Sabiduría 14:6).
Eclesiástico: También este libro menciona a los
nefilim diciendo que "no perdonó a los antiguos
gigantes, que se rebelaron seguros de su
fuerza" (Eclesiástico 16:7).
¿Qué sucedió con los nefilim o gigantes?
Los nefilim fueron una de las razones principales
para el gran Diluvio en los tiempos de Noé. El libro del Génesis dice:
"Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los
proyectos de su mente eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvé de haber
creado al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón. Así pues, dijo
Yahvé: Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado,
desde el hombre hasta los ganados, los reptiles y hasta las aves del cielo,
porque me pesa haberlos hecho.
Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé"
(Génesis 6:5-8). Así que Dios procedió a inundar el mundo entero, matando a
todos y a todo, a excepción de Noé y su familia y los animales que estaban
dentro del Arca.
De acuerdo a la explicación anterior, los nefilim
desaparecieron a causa del Diluvio, así como el resto de los seres vivientes,
excepto los que estaban en el Arca. Pero si analizamos detenidamente el libro
de los Números, que narra el tema de la marcha de los israelitas por el
desierto durante el éxodo de Egipto, vemos que no fue así, y no se sabe cómo
pudieron sobrevivir al Diluvio muchos de los nefilim: "Hemos visto también
gigantes, hijos de Anac, de la raza de los gigantes. Nosotros nos veíamos ante
ellos como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos" (Números
13:33).
Cualquiera que haya sido el caso, los gigantes o
nefilim fueron destruidos finalmente por los israelitas durante su invasión a
Canaán, tal como nos narra Josué: "Por entonces fue Josué y exterminó a
los anaquitas de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la montaña
de Israel: los consagró al anatema con sus ciudades" (Josué 11:21).
Conclusión
¿Por qué los demonios o ángeles caídos hicieron tal
cosa? Aunque la Biblia no nos da una respuesta específica, la mejor
especulación posible es la de que los demonios intentaban contaminar el linaje
humano a fin de impedir la venida del Mesías, Jesucristo.
Dios había prometido que el Mesías vendría del
linaje de Eva, enemistado con el mal, y ella heriría a la serpiente (diablo) en
la cabeza. Así que las fuerzas del mal trataron de impedir que un dia naciera
un Mesías sin pecado. Definitivamente esta no es una respuesta específicamente
bíblica, pero es plausible y no está en contradicción con nada de lo que la
Biblia enseña.
¿Qué impide que los demonios produzcan más nefilims
o gigantes en la actualidad? Dios puso fin a las uniones de los demonios con
humanos al colocar en prisiones eternas a los demonios que cometieron tales
actos. Judas nos lo confirma así: "… y además que a los ángeles, que no
mantuvieron su dignidad, sino que abandonaros su propia morada, los tiene
guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran
Día" (Judas 1:6).
Obviamente no todos los demonios están actualmente
aprisionados, así que debió haber un grupo de demonios que cometieron
posteriormente graves pecados después de la caída original. Presumiblemente,
los demonios que se unieron a mujeres humanas son los que están en prisiones
eternas. Esto prevendría que más demonios intentaran tales acciones.
Donde mejor y más ampliamente se habla de los
nefilim y de sus actos, así como de su final, es en el Libro de Enoc, y por
ello se detalla a continuación los capítulos relativos a los nefilim o
gigantes. Un trabajo completo sobre el Libro de Enoc en su totalidad se
publicará en breves fechas.
LIBRO DE LOS VIGILANTES o LA CAIDA DE LOS ANGELES
(Libro 1 de Enoc, capítulos 6 al 36)
Capítulo 6
1 Así sucedió, que cuando en aquellos días se
multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas;
2 y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y
las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de
entre las hijas de los hombres y engendremos hijos". (Génesis 6:1-4)
3 Entonces Shemihaza que era su jefe, les dijo:
"Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable
de un gran pecado".
4 Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos
un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este
proyecto hasta ejecutarlo realmente".
5 Entonces todos juraron unidos y se comprometieron
al respecto los unos con los otros, bajo anatema.
6 Y eran en total doscientos los que descendieron
sobre la cima del monte que llamaron "Hermón", porque sobre él habían
jurado y se habían comprometido mutuamente bajo anatema.
7 Estos son los nombres de sus jefes: Shemihaza,
quien era el principal y en orden con relación a él, Ar'taqof, Rama'el,
Kokab'el, -'el, Ra'ma'el, Dani'el, Zeq'el, Baraq'el, 'Asa'el, Harmoni,
Matra'el, 'Anan'el, Sato'el, Shamsi'el, Sahari'el, Tumi'el, Turi'el, Yomi'el, y
Yehadi'el.
8 Estos son los jefes de decena.
Capítulo 7
1 Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada
uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con
ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles
sobre las plantas.
2 Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes
de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su
niñez crecieron;
3 y devoraban el trabajo de todos los hijos de los
hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles.
4 Entonces, los gigantes se volvieron contra los
humanos para matarlos y devorarlos; (Sal 14:4; Mi 3:3)
5 y empezaron a pecar contra todos los pájaros del
cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los
reptiles y contra los peces del mar y se devoraban
los unos la carne de los otros y bebían sangre. (Jr 12:4)
6 Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo
que se había hecho en ella. (Gn 6:5-11,13; Ap 12:16)
Capítulo 8
1 Y 'Asa'el enseñó a los hombres a fabricar espadas
de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro
hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes
y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de
los ojos, las piedras preciosas y las tinturas
2 Y entonces creció la mucho impiedad y ellos
tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.
3 Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar
raíces; Hermoni a romper hechizos , brujería, magia y habilidades afines;
Baraq'el los signos de los rayos; Kokab'el los presagios de las estrellas;
Zeq'el los de los relámpagos; -'el enseñó los significados; Ar'taqof enseñó las
señales de la tierra; Shamsi'el los presagios del sol; y Sahari'el los de la
luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas.
4 Como parte de los hombres estaban siendo
aniquilados, su grito subía hasta el cielo. (Ex 3:7-9)
Capítulo 9
1 Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel
observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre
derramada sobre la tierra y estaba toda llena de la injusticia y de la
violencia que se cometía sobre ella.
2 Considerando esto, los cuatro fueron y se
dijeron: "el grito y el lamento por la destrucción de los hijos de la
tierra sube hasta las puertas del cielo".
3 Y dijeron a los santos del cielo: "Es ahora
a vosotros a quienes las almas de los hijos de los hombres suplican diciendo
'llevad nuestra causa ante el Altísimo, nuestra destrucción ante la gloria
majestuosa y ante el Señor de todos los señores' en cuanto a majestad".
4 Y Rafael, Miguel, Sariel y Gabriel dijeron al
Señor del mundo: "Tú eres nuestro gran Señor, el Señor del mundo, el Dios
de dioses, el Señor de señores y el Rey de reyes; los cielos son el trono de tu
gloria por todas las generaciones que existen desde siempre; toda la tierra es
el escabel ante ti para siempre, y tu nombre es grande, santo y bendito por
toda la eternidad.
5 "Eres tú quien todo lo ha creado y en ti
reside el poder sobre todas las cosas; todo es descubierto en toda su desnudez ante
ti; tú lo ves todo y nada se te puede esconder. (1Cr 29:10-12, Hb4:13)
6 "Tú has visto lo que ha hecho 'Asa'el, como
ha enseñado toda injusticia sobre la tierra y revelado los secretos eternos que
se cumplen en los cielos;
7 y lo que ha enseñado a los humanos Shemihaza, al
que tú habías dado la facultad de gobernar sobre sus compañeros.
8 "Ellos han ido hacia las hijas de los
hombres y se han acostado con ellas y se han profanado a sí mismos
descubriéndoles todo pecado.
9 "Luego, estas mujeres han parido en el mundo
gigantes, por lo que la tierra se ha llenado de sangre e injusticia. (Gn
6:4,5,11)
10 "Y ahora mira que las almas de los que han
muerto gritan y se lamentan hasta las puertas del cielo y su gemido ha subido y
no puede cesar debido a la injusticia que se comete en la tierra. (Ap 6:10)
11 "Pero tú que conoces todas las cosas antes
de que sucedan, tú que sabes aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos
hacerles al observar eso". (Ha 1:2-4)
Capítulo 10
1 Entonces el Altísimo, Grande y Santo habló y
envió a Sariel al hijo de Lamec.
2 Y le dijo: "Ve hacia Noé y dile en mi
nombre, 'escóndete'; y revélale la consumación que viene, pues la tierra entera
va a perecer, un diluvio está por venir sobre toda la tierra y todo lo que se
encuentre sobre ella perecerá.
3 "En seguida enseña al Justo, al hijo de
Lamec, lo que debe hacer para preservar su alma para la vida y escapar
definitivamente, pues por él será sembrada una planta y serán establecidas
todas las generaciones".
4 Y además, el Señor le dijo a Rafael:
"Encadena a 'Asa'el de pies y manos, arrójalo en las tinieblas, abre el
desierto que está en Dudael y arrójalo en él;
5 bota sobre él piedras ásperas y cortantes,
cúbrelo de tinieblas, déjalo allí eternamente sin que pueda ver la luz,
6 y en el gran día del Juicio que sea arrojado al
fuego.
7 "Después, sana la tierra que los Vigilantes
han corrompido y anuncia su curación, a fin de que se sanen de la plaga y que
todos los hijos de los hombres no se pierdan debido al misterio que los
Vigilantes descubrieron y han enseñado a sus hijos. (Jl 2:22)
8 "Toda la tierra ha sido corrompida por medio
de las obras que fueron enseñadas por 'Asa'el, impútale entonces todo
pecado".
9 Y el Señor dijo a Gabriel: "Procede contra
los bastardos y réprobos hijos de la fornicación y haz desaparecer a los hijos
de los Vigilantes de entre los humanos y hazlos entrar en una guerra de
destrucción, pues no habrá para ellos muchos días.
10 "Ninguna petición en su favor será
concedida, pues esperan vivir una vida eterna o que cada uno viva quinientos
años.
11 Y a Miguel le dijo el Señor: ve y anuncia a
Shemihaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron
con ellas en su impureza,
12 ¡que sus hijos perecerán y ellos verán la
destrucción de sus queridos! Encadénalos durante setenta generaciones en los
valles de la tierra hasta el gran día de su juicio. (2P 2:4; Judas 6)
13 "En esos días se les llevará al abismo de
fuego, a los tormentos y al encierro en la prisión eterna.
(Ap 20:10)
14 "Todo el que sea condenado, estará perdido
de ahí en adelante y será encadenado con ellos hasta la destrucción de su
generación. Y en la época del juicio que yo juzgaré, perecerán por todas las
generaciones.
15 "Destruye todos los espíritus de los
bastardos y de los hijos de los Vigilantes porque han hecho obrar mal a los
humanos.
16 "Destruye la opresión de la faz de la
tierra, haz perecer toda obra de impiedad y haz que aparezca la planta de
justicia; ella será una bendición y las obras de los justos serán plantadas en
alegría para siempre.
17 "En ese tiempo todos los justos escaparán y
vivirán hasta que engendren millares. Todos los días de vuestra juventud y
vuestra vejez se completarán en paz.
18 "Entonces toda la tierra será cultivada en
justicia y toda ella será plantada de árboles y llena de bendición.
19 "Todos los árboles de la tierra que deseen
serán plantados en ella y sembrarán allí viñas y cada una de ellas producirá
mil jarras de vino y cada semilla producirá mil medidas por una, y una medida
de aceitunas producirá diez lagares de aceite.
20 "Y limpia tú la tierra de toda opresión, de
toda violencia, de todo pecado, de toda impiedad y de toda maldad que ocurre en
ella y hazles desaparecer de la tierra.
21 "Y todos los hijos de los hombres llegarán
a ser justos y todas las naciones me adorarán, se dirigirán en oración a mí y
me alabarán.
22 "Y la tierra estará limpia de toda
corrupción, de todo pecado, de todo castigo y de todo dolor y yo no enviaré más
plagas sobre la tierra, hasta las generaciones de las generaciones ni por toda
la eternidad.
Capítulo 11
1 "Y en esos días abriré los tesoros de
bendición que están en el cielo, para hacerlos descender sobre la
tierra, sobre las obras y el trabajo de los hijos
de los hombres
2 "Y la paz y la verdad estarán unidas todos
los días del mundo y por todas las generaciones
Capítulo 12
1 Ante esos sucesos Enoc había sido ocultado y no
había ningún humano que supiera dónde fue escondido ni dónde están ni qué le
sucedió. (Gn 5:24; Si 44:16; Sb 4:10,11; Hb 11:5)
2 El hacía todas sus acciones con los Vigilantes y
pasaba sus días con los santos.
3 Así, yo Enoc estaba comenzando a bendecir al
Señor de majestad, al Rey de los tiempos, y he aquí que el Vigilante del gran
Santo me llamó a mí, Enoc el escribiente y me dijo:
4 "Enoc, escriba de justicia, ve a los
Vigilantes del cielo que han abandonado las alturas del cielo, el eterno lugar
santo y que se han contaminado con las mujeres haciendo como hacen los hijos de
los hombres, y han tomado mujeres y han forjado una gran obra de corrupción
sobre la tierra, y hazles saber
5 que no habrá para ellos paz ni redención de su
pecado.
6 "Y así como gozaron a causa de sus hijos
ellos verán la muerte de sus bien amados y llorarán por la pérdida de sus hijos
y suplicarán eternamente, pero no habrá para ellos misericordia ni paz".
Capítulo 13
1 Luego, Enoc se fue y le dijo a 'Asa'el: "No
habrá paz para ti, contra ti ha sido pronunciado un gran juicio para
encadenarte.
2 "No habrá para ti ni tregua ni intercesión,
porque has enseñado la injusticia y a causa de todas las obras de impiedad,
violencia y pecado que has enseñado a los humanos.
3 Y avanzando les hablé a todos ellos y todos
temieron y se espantaron y el temblor se apoderó de ellos.
4 Me suplicaron que elevara una petición por ellos
para que pudieran encontrar perdón por sus pecados y que la leyera en presencia
del Señor del cielo.
5 Porque desde entonces ellos no pueden hablar a
Dios ni levantar sus ojos al cielo, debido a la vergüenza por los crímenes por
los cuales fueron condenados.
6 Entonces escribí su oración con todas sus
peticiones por sus almas y por cada una de sus obras y por lo que suplicaban
todos, que hubiera para ellos perdón y larga vida.
7 Fui y me senté junto a las aguas de Dan, en la
tierra de Dan, al sur del Hermonín, a su lado occidental y estuve leyendo el
libro donde anoté sus peticiones, hasta que me dormí.
8 He aquí que me vinieron sueños y cayeron sobre mí
visiones hasta que levanté mis párpados a las puertas del palacio del cielo y
vi una visión del rigor del castigo. Y vino una voz y me dijo: "Habla a
los hijos del cielo para reprenderles".
9 Cuando desperté fui a ellos. Todos estaban
reunidos juntos y sentados llorando, en la Fuente del
Llanto que está entre el Líbano y Senir, con los
rostros cubiertos.
10 Conté delante de ellos todas las visiones que
había visto en sueños y me puse a hablar con palabras de justicia y de visión y
a reprender a los Vigilantes celestiales.
Capítulo 14
1 Este es el libro de las palabras de la verdad y
de la reprensión de los Vigilantes que existen desde siempre según lo ordenó el
Gran Santo en el sueño que tuve.
2 En esta visión vi en mi sueño lo que digo ahora
con la lengua de carne, con el aliento de mi boca, que el Grande ha dado a los
humanos para que hablen con ella y para que comprendan en el corazón. Así como
Dios ha creado y destinado a los hijos de los hombres para que entiendan las
palabras de conocimiento, así me ha creado, hecho y destinado a mí para que
reprenda a los Vigilantes, a los hijos del cielo.
3 Vigilantes: yo escribí vuestra petición y en una
visión se me reveló que no será concedida nunca y que habrá juicio por decisión
y decreto contra vosotros,
4 que a partir de ahora no volveréis al cielo y por
todas las épocas no subiréis,
5 porque ha sido decretada la sentencia para
encadenaros en las prisiones de la tierra por toda la eternidad.
6 Pero antes veréis que todos vuestros seres
queridos irán a la destrucción con todos sus hijos y las riquezas de tus seres
queridos y de sus hijos no las disfrutaréis y ellos caerán en vuestra presencia
por la espada de destrucción.
7 Pues vuestra petición por ellos ni la petición
por vosotros serán concedidas. Continuaréis pidiendo y suplicando y mientras
lloráis no pronunciéis ni una palabra del texto que he escrito.
8 Esto me fue revelado en la visión: He aquí que
las nubes me llamaban, la neblina me gritaba y los relámpagos y truenos me
apremiaban y me despedían y en la visión los vientos me hacían volar, me
levantaban en lo alto, me llevaban y me entraban en los cielos.
9 Entré en ellos hasta que llegué al muro de un
edificio construido con piedras de granizo, rodeado y cercado completamente con
lenguas de fuego que comenzaron a asustarme. (Ac 2:3)
10 Entré por esas lenguas de fuego hasta que llegué
a una casa grande construida con piedras de granizo
cuyos muros eran como planchas de piedra; todas
ellas eran de nieve y su suelo estaba hecho de nieve
11 Su techo era como relámpagos y trueno y entre
ellos querubines de fuego y su cielo era de agua.
12 Un fuego ardiente rodeaba todos sus muros
cercándolos por completo y las puertas eran de fuego ardiente.
13 Entré en esta casa que era caliente como fuego y
fría como nieve. No había en ella ninguno de los placeres de la vida. Me
consumió el miedo y el temblor se apoderó de mí.
14 Tiritando y temblando caí sobre mi rostro y se
me reveló una visión:
15 He aquí que vi una puerta que se abría delante
de mí y otra casa que era más grande que la anterior, construida toda con
lenguas de fuego.
16 Toda ella era superior a la otra en esplendor,
gloria y majestad, tanto que no puedo describiros su esplendor y majestad.
17 Su piso era de fuego y su parte superior de
truenos y relámpagos y su techo de fuego ardiente.
18 Me fue revelada y vi en ella un trono elevado
cuyo aspecto era el del cristal y cuyo contorno era como el sol brillante y
tuve visión de querubín.
19 Por encima del trono salían ríos de fuego
ardiente y yo no resistía mirar hacia allá.
20 La Gran Gloria tenía sede en el trono y su
vestido lucía más brillante que el sol y más blanco que cualquier nieve;
21 ningún ángel podía entrar verle la cara debido a
la magnífica Gloria y ningún ser de carne podía mirarlo.
22 Un fuego ardiente le rodeaba y un gran fuego se
levantaba ante Él. Ninguno de los que le rodeaba podía acercársele y multitudes
y multitudes estaban de pie ante Él y Él no necesitaba consejeros.
23 Y las santidades de los santos que estaban cerca
de Él no se alejaban durante la noche ni se separaban de Él.
24 Yo hasta este momento estaba postrado sobre mi
rostro, temblando y el Señor por su propia boca me llamó y me dijo: "Ven
aquí Enoc y escucha mi Palabra".
25 Y vino a mí uno de los santos, me despertó, me
hizo levantar y acercarme a la puerta e incliné hacia abajo mi cabeza.
Capítulo 15
1 Y él me correspondió y me habló y yo oí su voz:
"No temas Enoc, hombre de justo, escriba de justicia;
acércate y escucha mi voz.
2 "Ve y dile a los Vigilantes del cielo que te
han enviado a suplicar por ellos: 'A vosotros corresponde interceder por los
humanos y no a los humanos por vosotros'.
3 '¿Por qué habéis abandonando el cielo alto, santo
y eterno, os habéis acostado con mujeres y profanado a vosotros mismos con las
hijas de los hombres y tomado esposas como los hijos de la tierra y habéis
engendrado hijos gigantes?.
4 'Vosotros que fuisteis santos espirituales
viviendo una vida eterna os habéis manchado con la sangre de las mujeres y
habéis engendrado con la sangre de la carne y como los hijos del hombre habéis
deseado después carne y sangre como aquellos que mueren y perecen' .
5 "Por eso yo les he dado a ellos mujeres para
que las fecunden y engendren hijos por ellas y para que así no falten ellos
sobre la tierra."
6 'En cuanto a vosotros, fuisteis primero
espirituales, viviendo una vida eterna, inmortal por todas las generaciones del
mundo;
7 por ello no se os han atribuido mujeres, pues la
morada de los espíritus del cielo es el cielo' .
8 "Y ahora, los gigantes que han nacido de los
espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos y sobre
la tierra estará su morada.
9 "Los espíritus malos proceden de sus
cuerpos, porque han nacido de humanos y de los santos Vigilantes es su comienzo
y origen primordial. Estarán los espíritus malos sobre la tierra y serán
llamados espíritus malos.
10 "Los espíritus del cielo tienen su casa en
el cielo y los espíritus de la tierra que fueron engendrados sobre la tierra
tienen su casa en la tierra.
11 "Y los espíritus de los gigantes, de los
Nefilim, que afligen, oprimen, invaden, combaten y destruyen sobre la tierra y
causan penalidades, ellos aunque no comen tienen hambre y sed y causan daños.
12 "estos espíritus se levantarán contra los
hijos de los hombre y contra las mujeres porque de ellos proceden.
Capítulo 16
1 "Después de la muerte de los gigantes cuando
los espíritus han salidos de su cuerpo, su carne será destruida antes del
juicio. Serán así destruidos hasta el día de la gran consumación, del gran
juicio en el cual el tiempo terminará para los Vigilantes e impíos y seréis
totalmente consumados.
2 "Y ahora, a los Vigilantes, que te han
enviado a suplicar por ellos, que en otra época habitaban en el cielo, diles:
3 'Vosotros estabais en el cielo pero todos los
misterios no se os habían revelado. No habéis conocido sino un misterio indigno
y en el endurecimiento de vuestro corazón lo habéis comunicado a las mujeres y
por ese misterio ellas y los hombres han multiplicado el mal sobre la tierra'.
4 "Diles pues: 'No tendréis paz'".
Capítulo 17
1 Después me llevaron a un sitio cuyos habitantes
son como el fuego ardiente, pero cuando desean aparecen como humanos.
2 Me llevaron a la casa de la tempestad, sobre una
montaña cuya cima tocaba el cielo,
3 y vi las mansiones de las luminarias y los
tesoros de las estrellas y del trueno, en los extremos del abismo donde están
el arco de fuego, sus flechas y carcaj, la espada de fuego y todos los
relámpagos.
4 Luego me llevaron hasta las aguas de vida y hasta
el fuego del occidente, el que recogió todas las puestas de sol.
5 Llegué hasta un río de fuego cuyas llamas corren
como agua y desemboca en el gran mar que está al lado del poniente;
6 vi grandes ríos y llegué a una gran oscuridad y
hasta donde ningún ser carnal camina;
7 vi las montañas de las tinieblas de invierno y el
sitio hacia donde fluyen todas las aguas del abismo;
8 y vi la desembocadura de todos los ríos de la
tierra y la desembocadura del abismo.
Capítulo 18
1 Vi los tesoros de los vientos y vi que con ellos
Él ha adornado toda la creación y los cimientos de la tierra;
2 y vi también la piedra angular de la tierra y los
cuatro vientos que sostienen la tierra y el firmamento;
3 vi como los vientos extienden el velo del cielo
en lo alto y cómo tienen su puesto entre el cielo y la tierra: son las columnas
del cielo;
4 vi los vientos que hacen girar y que conducen por
las órbitas del sol y de los astros en sus estancias;
5 vi los vientos que sostienen las nubes sobre la
tierra; vi los caminos de los ángeles; vi en los confines
de la tierra el firmamento en lo alto.
6 Después fui al sur y vi un sitio que ardía día y
noche, en donde se encontraban siete montañas de piedras preciosas, tres del
lado oriental y tres del lado del mediodía.
7 Así, entre las que estaban en el oriente, una era
de piedra multicolor, una de perlas, y la otra de piedras medicinales; y las
que estaban en el sur eran de piedra roja.
8 La del medio se elevaba hasta el cielo como el
trono del Señor y la parte alta del trono era de zafiro.
9 Yo vi un fuego ardiente, y más allá de esas
montañas
10 está una región donde termina la gran tierra, y
ahí culminan los cielos.
11 Luego me fue mostrado un profundo abismo entre
columnas de fuego celeste, y vi en él columnas de fuego que descendían al fondo
y cuya altura y profundidad eran inconmensurables;
12 y más allá de este abismo vi un sitio sobre el
cual no se extendía el firmamento, bajo el cual no había tampoco cimientos de
la tierra; sobre el que no había ni agua ni pájaros, sino que era un lugar
desierto y terrible.
13 Allí vi siete estrellas parecidas a grandes
montañas, que ardían, y cuando pregunté sobre esto,
14 El ángel me dijo: "Este sitio es el final
del cielo y de la tierra; ha llegado a ser la prisión de las estrellas y de los
poderes del cielo.
15 "Las estrellas que ruedan sobre el fuego
son las que han transgredido el mandamiento del Señor, desde el comienzo de su
ascenso, porque no han llegado a su debido tiempo;
16 y Él se irritó contra ellas y las ha encadenado
hasta el tiempo de la consumación de su culpa para siempre, en el año del
misterio".
Capítulo 19
1 Después Sariel me dijo: " Aquí estarán los
Vigilantes que se han conectado por su propia cuenta con mujeres. Sus espíritus
asumiendo muy diversas apariencias se han corrompido y han descarriado a los
humanos para que sacrifiquen a demonios y dioses, hasta el día del gran juicio,
en que serán juzgados y encontrarán su final.
2 "En cuanto a sus mujeres, las que fueron
seducidas por los Vigilantes, se volverán sosegadas".
3 Yo Enoc, solo, he visto la visión, el final de
todas las cosas y ningún humano ha visto lo que yo he visto.
Capítulo 20
1 He aquí los nombres de los santos ángeles que
vigilan: (Ap 8:2)
2 Uriel, uno de los santos ángeles, llamado el del
trueno y el temblor;
3 Rafael, otro de los santos ángeles, el de los
espíritus de los humanos; (Tb 12:15)
4 Ra'u'el, otro de los santos ángeles, que se venga
del mundo de las luminarias;
5 Miguel, otro de los santos ángeles, encargados de
la mejor parte del la humanidad y del pueblo;
(Dn 10:13,21, 12:1; Judas 9; Ap 12:7)
6 Sariel, otro de los santos ángeles, encargado de
los espíritus de los hijos de los hombres que pecan en espíritu;
7 Gabriel; otro de los santos ángeles, encargado
del paraíso, las serpientes y los querubines; (Dn 8:16, 9:21; Lc:1:19,26) (Gn
3:24; Ex 25:18-22; Ez 10:4-5)
8 Remeiel, otros de los santos ángeles, al que Dios
ha encargado de los resucitados. (Mt 28:2,5; Mc 16:5)
Capítulo 21
1 Después volví hasta donde todo era caótico;
2 y allá vi algo horrible: no vi ni cielo en lo
alto ni tierra firme fundamentada, sino un sitio informe y terrible.
3 Vi allí cuatro estrellas del cielo encadenadas
que parecían grandes montañas ardiendo como fuego.
4 Entonces pregunté: "¿Por qué pecado están
encadenadas y por qué motivo han sido arrojadas acá?".
5 Uriel el Vigilante y el Santo que estaba conmigo
y me guiaba, me dijo: "Enoc ¿por qué preguntas y te inquietas por la
verdad?
6 Esta cantidad de estrellas de los cielos son las
que han transgredido el mandamiento del Señor y han sido encadenadas aquí hasta
que pasen diez mil años, el tiempo impuesto según sus pecados.
7 Desde allí pasé a otro lugar más terrible que el
anterior y vi algo horrible: había allá un gran fuego ardiendo y flameando y el
lugar tenía grietas hasta el abismo, llenas de columnas descendentes de fuego,
pero no pude ver ni sus dimensiones ni su magnitud ni haría conjeturas.
8 Entonces dije: "¡Qué espantoso y terrible es
mirar este lugar!".
9 Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo
me dijo: "Enoc ¿por qué estás tan atemorizado y espantado?". Le
respondí: "Es por este lugar terrible y por el espectáculo del
sufrimiento".
10 Y él me dijo: "Este sitio es la prisión de
los ángeles y aquí estarán prisioneros por siempre".
Capítulo 22
1 Desde allí fui a otra parte, a una montaña de
roca dura;
2 había ahí cuatro pozos profundos, anchos y muy
lisos. Y dije: "¡Qué lisos son estos huecos y qué profundos y oscuros se
ven!".
3 En ese momento, Rafael el Vigilante y el Santo,
que estaba conmigo, me respondió diciendo:"Estas cavidades han sido
creadas con el siguiente propósito; que los espíritus de las almas de los muertos
puedan reunirse y que todas las almas de los hijos de los hombres se reúnan
ahí. Así pues esos son los pozos que les servirán de cárcel;
4 "Están hechos para tal cosa, hasta el día en
que sean juzgados hasta momento del gran juicio que se les hará el último
día". (Sal 68:19; Ef 4:9; 1P 3:19,20)
5 Vi allí al espíritu de un hombre muerto acusando,
y su lamento subía hasta el cielo, gritando y acusando.
6 Entonces pregunté a Rafael el Vigilante y el
Santo, que estaba conmigo: "¿De quién es este espíritu que está acusando
que se queja de tal modo que sube hasta el cielo gritando y acusando?".
7 Me respondió diciendo: "Este es el espíritu
que salió de Abel, a quien su hermano Caín asesinó; él lo acusa hasta que su
semilla sea eliminada de la faz de la tierra y su semilla desaparezca dl linaje
de los hombres".
8 Entonces pregunté observando todos los pozos:
"¿Por qué están separados unos de otros?"
9 Me respondió diciendo: "Esos tres han sido
hechos para que los espíritus de los muertos puedan estar separados. Así una
división ha sido hecha para los espíritus de los justos, en la cual brota una
fuente de agua viva. (Jn 4:14, 7:38)
10 "Y así ha sido hecha ésta para los
pecadores cuando mueren y son sepultados y no se ha ejecutado juicio contra
ellos en vida.
11 "Aquí sus espíritus serán colocados aparte,
para esta gran pena, hasta el día del gran juicio y castigados y atormentados
para siempre quienes merecen tal retribución por sus espíritus.
12 "Esta división ha sido separada para
quienes presentan su queja y denuncian su destrucción cuando fueron asesinados
en los días de los pecadores.
13 También ha sido hecha ésta para los espíritus de
los hombres que no fueron justos sino pecadores, para todos los transgresores y
los cómplices de la trasgresión; que en el día del juicio serán afligidos fuera
de allí, pero no serán resucitados desde allí".
14 Entonces bendije al Señor de Majestad y dije:
"Bendito sea el juicio de justicia y bendito sea el Señor de Majestad y
Justicia que es el Señor del mundo".
Capítulo 23
1 Desde allí fui transportado a otro lugar al
occidente, en las extremidades de la tierra;
2 me fue mostrado un fuego que corría sin descanso
y sin interrumpir su carrera ni de día ni de noche, permaneciendo constante,
mientras tanto.
3 Yo pregunté diciendo: "¿Qué es esto que no
tiene reposo alguno?".
4 Me respondió Ra'u'el: "La función de este
fuego que corre hacia el occidente es guiar a todas las luminarias del cielo.
Capítulo 24
1 Y me mostró las montañas: el suelo entre ellas
era de fuego ardiente y llameaba por las noches.
2 Fui hacia allá y vi siete montañas magníficas,
diferentes entre sí y de piedras preciosas y hermosas y todas eran espléndidas,
de apariencia gloriosa y bello aspecto: tres por el oriente, apoyadas una
contra la otra; y tres por el sur, una bajo la otra; y vi cañadas profundas y
sinuosas, ninguna de las cuales se unía a las demás.
3 La séptima montaña estaba en medio de todas,
superándolas en altura a la manera de un trono, rodeada por árboles aromáticos,
4 entre los cuales había un árbol cuyo perfume yo
no había olido nunca y no había perfume similar entre estos ni entre los demás
árboles: exhala una fragancia superior a cualquiera y sus hojas, flores y
madera no se secan nunca, su fruto es hermoso y se parece a los dátiles de las
palmas.
5 Entonces dije: ""¿Qué árbol tan
hermoso! Es bello a la vista, su follaje gracioso y su fruto tiene un aspecto
muy agradable".
6 Entonces, Miguel el Vigilante y santo, que estaba
conmigo y que estaba encargado de esos árboles, me contestó.
Capítulo 25
1 Y él me dijo: " Enoc, para qué me preguntas
por el perfume de ese árbol y para qué quieres saber la verdad?".
2 Entonces, yo, Enoc, le respondí así: "Deseo
aprender de todo, pero especialmente acerca de este árbol".
3 Y él me contestó diciendo: Esta montaña alta que
has visto y cuya cima es como el trono de Dios, es su trono, donde se sentará
el Gran Santo, el Señor de Gloria, el Rey Eterno, cuando descienda a visitar la
tierra con bondad.
4 "No se permite que ningún ser de carne toque
este árbol aromático, hasta el gran juicio cuando Él se vengará de todo y
llevará todas las cosas a su consumación para siempre, pero entonces será dado
a los justos y a los humildes.
5 "Su fruto servirá como alimento a los
elegidos y será trasplantado al lugar santo, al templo del Señor, el Rey
Eterno.
6 Entonces ellos se regocijarán y estarán alegres;
entrarán en el lugar santo y la fragancia penetrará sus huesos; y ellos vivirán
una larga vida, tal y como la que sus antepasados vivieron. En sus días no los
tocará ningún sufrimiento ni plaga ni tormento ni calamidad."
7 Entonces bendije al Dios de la Gloria, al Rey
Eterno, porque había preparado tales cosas para los humanos, para los justos.
Estas cosas Él las ha creado y ha prometido dárselas.
Capítulo 26
1 Fui trasladado desde allí hasta el centro de la
tierra y vi un lugar bendito en el cual había árboles cuyas ramas brotaban
permanentemente.
2 Allí me fue mostrada una montaña santa y salía
agua de debajo de la montaña, desde el oriente y descendiendo hacia el sur.
3 Y vi al oriente otra montaña más alta que aquella
y entre ellas un cañón profundo y angosto por el que corría el agua que salía
de la montaña.
4 Y al occidente otra montaña, más baja que la
anterior, poco elevada, y por debajo, entre las dos, una hondonada profunda y
seca, y otra hondonada entre las tres montañas.
5 Todas eran barrancos profundos de roca dura y no
había árboles plantados en ellos.
6 Yo me maravillaba de las montañas y me asombraba
de los barrancos, me asombraba demasiado.
Capítulo 27
1 Entonces dije: "¿Por qué esta tierra está
bendita y llena de árboles y en medio están estos barrancos malditos?"
2 Entonces Sariel, el Vigilante y el santo, que
estaba conmigo, me respondió y dijo: "Este barranco maldito es para
aquellos que están malditos para siempre; ahí serán reunidos todos los malditos
que con su boca pronuncian palabras indecorosas contra el Señor y ofenden su
Gloria, ahí serán reunidos y ahí estará el lugar de su juicio. (2P 2:10; Judas
15)
3 En los últimos tiempos se ejecutará sobre ellos
en justicia el espectáculo del juicio, en presencia de los justos para siempre;
ahí se manifestará la misericordia y la bendición del Señor de Gloria y el Rey
Eterno.
4 El día del juicio sobre los anteriores, ellos le
bendecirán por la misericordia que les ha reservado.
5 Entonces yo bendije al Señor de Gloria, promulgué
su Gloria y alabé su grandeza.
Capítulo 28
1 Fui desde allí hacia el oriente, en medio de la
cordillera del desierto y vi el desierto: estaba solitario y lleno de árboles y
plantas;
2 brotaba agua desde arriba,
3 acometiendo como un río caudaloso que fluía hacia
el noroeste llevando el agua y el rocío por todos lados.
Capítulo 29
1 Desde allí fui a otro lugar en el desierto y me
alejé mucho, hacia el oriente de este sitio.
2 Allí vi árboles silvestres que exudaban perfumes
de incienso y mirra y sus frutos son parecidos a las nueces.
Capítulo 30
1 Y más allá de ellos, me alejé muy al oriente y vi
otro gran lugar, con valles de muchas aguas,
2 en el que había cañas dulces aromáticas
semejantes al lentisco;
3 y en las orillas de estos valles vi el fragante
cinamomo. Y más allá de estos valles me alejé hacia el oriente.
Capítulo 31
1 Me fueron mostradas otras montañas y también en
ellas vi árboles de los cuales salía la resina llamada tsaru y gálbano.
2 Más allá todos los árboles todos los árboles
estaban llenos de resina que era semejante a la corteza del almendro.
3 Cuando se casca en estos árboles sale de ellos un
olor perfumado y cuando se muelen las cortezas son superiores a cualquier
perfume.
Capítulo 32
1 Más allá de tales montañas, hacia el noreste de
ellas, me fueron mostradas otras montañas, llenas de nardo escogido, lentisco,
cardamomo y pimienta.
2 Desde allí continué hacia el oriente de todas
estas montañas, lejos de ellas, al oriente de la tierra, fui llevado por encima
del mar Rojo y me alejé mucho de él, pasé por encima de la oscuridad, lejos de
ella;
3 y fui llevado al lado del Paraíso de Justicia, y
me fueron mostrados desde lejos árboles en él, árboles numerosos en exceso y
grandes, diferentes unos de otros. Vi allí un árbol que era distinto de todos
los demás, muy grande, bello y magnífico, el árbol de la sabiduría, los que
comen de su fruto aprenden gran sabiduría.
4 El árbol es tan alto como un abeto, sus hojas se
parecen a las del algarrobo y su fruto es como un racimo de uvas, muy bonito; y
la fragancia de ese árbol penetra hasta muy lejos.
5 Y yo dije: "¡Qué hermoso es este árbol y
cómo atrae mirarlo!".
6 Remeiel el Vigilante y el santo, que estaba
conmigo, me contestó y dijo: "Es el árbol de la sabiduría, del cual
comieron tu primer padre y tu primera madre y aprendieron la sabiduría y sus
ojos se abrieron y comprendieron que estaban desnudos y fueron expulsados del
jardín del Edén".
Capítulo 33
1 Desde allí fui hasta los confines de la tierra y
vi allí grandes bestias diferentes unas de otras y también pájaros que diferían
en sus aspectos, hermosura y trinos.
2 Al oriente de esas bestias vi el final de la
tierra, donde el cielo descansa, y donde se abren los portales del cielo.
3 Vi como nacen las estrellas del cielos y los
portales de los que proceden y anoté las salidas de cada una de las estrella,
según su número, nombre, curso y posición y según su tiempo y meses, según me
las mostraba Uriel, uno de los Vigilantes.
4 Y me mostró y escribió para mí todo, incluso
escribió para mí sus nombres de acuerdo con sus tiempos.
Capítulo 34
1 Desde allí fui transportado a la extremidad norte
de la tierra y me fueron mostradas grandes obras:
2 Vi tres puertas del cielo abiertas; a través de
cada una de ellas vienen los vientos del norte y cuando soplan hay frío,
granizo, escarcha, nieve, rocío y lluvia.
3 Si salen por una sola de las puertas, soplan para
bien; pero cuando soplan a través de las otras dos es
con violencia y calamidad sobre la tierra pues
soplan con fuerza.
Capítulo 35
1 Y desde allí fui hasta la extremidad occidental
de la tierra y vi tres puertas del cielo abiertas, el mismo número de puertas y
salidas que había visto en el oriente.
Capítulo 36
1 Desde allí fui transportado a la extremidad sur
de la tierra y allí me fueron mostradas sus tres puertas abiertas del viento
sur: para el rocío, la lluvia y el viento.
2 Y desde allí fui transportado al límite oriental
del cielo y vi las tres puertas orientales abiertas las tres puertas orientales
del cielo y encima de ellas unas puertas pequeñas
3 Por cada una de estas puertas pequeñas pasan las
estrellas del cielo y corren por el curso trazado para ellas hacia el
occidente.
4 Al ver esto bendije todo el tiempo al Señor de
Gloria, y continuaré bendiciendo al Señor de Gloria,
que ha realizado grandes y magníficos prodigios
para mostrar la grandeza de su obra a los ángeles, a los espíritus y a los
humanos, para que ellos puedan alabar esa obra, toda su creación, para que
puedan ver la manifestación de su poder y alaben la grandiosa obra de sus manos
y le bendigan por siempre.
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