martes, 10 de junio de 2014

ATENA, PALAS

Después de Hera no había diosa más importante para los griegos que Atena. Conocemos por sus nombres que varían, aun sin calificativo: Además de dado arriba, y su forma alternante Atene, tenía el de Atenaia, Atana, Palas y muchos con calificativo que se darán abajo.

Era una diosa prehelénica, con seguridad casi absoluta. Protectora de la ciudad y el pueblo, con su soberano a la cabeza, es lo que parece insinuar la documentación arqueológica y gráfica de Micenas.
Al principio parece tener aspecto bisexual, como otras culturas sucede, cuando se intenta acumular en un solo ser mítico la múltiple riqueza de los atributos. Era guerrera, pacífica; era tutora de los hogares, era destructora de los pueblos; era amparo de los sabios y artistas, patrocinadora de jueces, defensora de derechos y justicia,  y era también la que castigaba con crueles tormentas al malvado, pero defendía al delincuente que había caído ofuscado por la pasión, y vencido por un principio más alto. Basta recordar el caso de Orestes.
Hay otra implicación en su culto: era también tutora de las aguas. De esta base dimana su nombre de Tritogenia. Creen los más de los sabios que el prefijo tri- es una vieja raíz de otra lengua y tiene que ver con el agua.
Tiene como carácter la virginidad. El que la llamaran Madre los de algunas ciudades nada significa. Era en el sentido de su ejercicio de funciones maternales.
Como numen de la guerra tiene su sitio frente a Ares. Es la parte femenina que ha de entrar esta tremenda y necesaria epopeya de defensa y ataque de la humanidad en todo tiempo. En la guerra tienen más que el campo de la fuerza valor directamente, el de la mente y discreción. Hoy diríamos, con términos naturalmente, que Ares le quedaba la técnica y a Atena la estrategia y la táctica militar.
Patrocinadora de la industria y el arte se deja ver porqué. Toda arte supone inteligencia y pericia. La primera  se trae de natural, la otra se adquiere por el ejercicio. Y los atenienses artesanos y artistas hallaron en ella modelo y amparo. Varios mitos que se darán abajo, hacen ver su relación legendaria con hechos de artesanía o bellas artes. Artes femeninas, como la de hilar, tejer, bordar, era natural que se le dedicarán; pero también se les dan los de la platería, escultura, pintura y subiendo más alto, la misma filosofía y poesía hallan en Atena protección y luz.
No entra en el plan presente hacer un paralelo con divinidades similares de otras culturas, pero es fácil señalar casos como el suyo en Egipto, Asiria, Libia, Indostán y en nuestro antiguo México.

Voy a resumir ahora los mitos populares, recogidos  por poetas y filósofos que ayudan a perfilar su imagen. No es posible darlos a todos, sino en obra especial, y en otros artículos irán apareciendo otros.

El de su nacimiento es el primero. En la versión pelásgica nace en Libia, junto al lago Tritonio. La hallan, la crían y la hacen fuerte tres ninfas de Libia que andan vestidas con pieles de cabra.
Jugando un día con Palas, accidentalmente la mata y desde entonces toma su nombre como  suyo propio. Va a Grecia y el sitio primero que habita es Atenas.
Muy diferente es el mito netamente helénico.
Varían muchos datos:
Su padre fue Palas, un gigante de forma caprina,  con alas, que después  de nacida, intentó violarla.
Su padre fue Itono, que fue muerto por su hija Yodama por que ella lo dejó ver la cabeza de Gorgona.
Su padre fue Poseidón, pero ella no quiso ser su hija y acudió a Zeus para ser adoptada.
La versión más corriente era esta:
Zeus se enamoro de Metis y la persiguió de todas partes, aunque ella se iba mudando en varias figuras. Al fin pudo aprisionarla y la dejó grávida de un hijo. Esta criatura fue niña y dijo el oráculo que si había otra más tarde, sería varón que destronaría a Zeus. Cuando Metis  hubo concebido, Zeus la adormeció  y se la tragó. Pasado el tiempo estaba dolorido de la cabeza, y al fin corrió al borde del lago Tritonio. Allí le golpearon la cabeza los dioses y le rompieron el cráneo: Atena brotó de entre la herida.


Otros mitos:
Los atributos que se atribuyen a Atena son entre otros: la flauta, la trompeta de guerra, el arado, el yugo, con la coyunda, la brida, la carroza, tanto de deporte, como de uso industrial,  el barco y la alfarería,  en toda su extensión.  La ciencia de los números y el arte doméstico, telar, huso, agujas, la cocina y sus artificios.
Hubo muchos dioses y semidioses que ansiaron sus nupcias: a todos se negó esquiva. En la guerra de Troya  se necesitaron ciertas armas y ella las pidió a Efesto. Esta se negó a recibir paga, indicando que la paga sería ella misma. Ella entra a la fragua y él trato de ultrajarla. El Dios en su ansiedad se derrama antes de tiempo y la diosa toma su simiente en lana y la arroja al suelo. Cayó en la tierra y ésta quedó fecundada en forma maravillosa.
De esa fecundación nació Erictonio, mitad hombre y mitad serpiente. La tierra declaró que no era hijo suyo, al igual que Efesto. Atena por su parte tomó a su cargo al niño. Lo escondió en un cesto  y lo dio a cuidar a Aglauro, la hija mayor de Cécrope, rey de Atenas. Este que era hijo de la tierra y también mitad hombre y mitad serpiente, adoptó al niño.
Atena es muy generosa. Un día la vio Tiresias bañándose y ella tendió sus manos sobre la cara del curioso y lo dejo ciego. Pero le dio en cambio, el don de adivinar el futuro.
Una de las más curiosas historias es la de Aracne. Esta era una princesa de Lidia,  muy famosa por su arte y tintura y bordado. Dijo una vez que ni Atena podía competirle. La diosa irritada se dispuso a acabar con ella. Uno de los raros mitos de venganza de ella es éste. Mudó a la princesa en araña y la condenó a hilar perpetuamente.

Cuando el gran arquitecto Crecops construyó una gran ciudad en el centro de Ática, Atenea y Poseidón se disputaron su protección, por lo que se sometieron al juicio del resto de los dioses entregando cada uno de ellos algo que favorecería el desarrollo de la urbe.
Poseidón, golpeando el suelo con su tridente, hizo brotar un cabello representante de la guerra, mientras que Atenea hizo aparecer el olivo, como símbolo de la paz; los dioses consideraron que la ofrenda de la diosa era más necesaria para una ciudad como Atenas, convirtiéndola en la diosa epónima de la capital de Grecia clásica.
Atenea, como la mayoría de las diosas, se caracterizaba por ejercer una venganza  rápida sobre los que la ofendían; así, destruyó gran parte de la flota griega que debía de regresar de la guerra de Troya, por que el contingente griego había osado profanar uno de sus santuarios, escondiendo allí a Casandra. Además acabó con alguna de las mortales que desafiaron sus habilidades, como Aracne.

La diosa recibía tributo bajo diferentes formas: Atenea Niké, como diosa victoriosa de las guerras protagonizadas por los atenienses o asociada a las batallas, Palas Atenea, nombre que surgiría después de que la diosa venciera y desollara a uno de los gigantes, Palas, con los que se enfrentaron los dioses del Olimpo.

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