BESTIARIO DE TOLKIEN: AGUILAS
Las más nobles criaturas aladas de Arda eran las águilas, que fueron creadas por dos poderosos valar: Manwë, Señor del Aire, y Yavanna, Reina de la Tierra. Las águilas se contaban entre las razas más antiguas y sabias, pues fueron creadas antes de que se volvieran a encender las estrellas y despertaran los elfos. En las edades que siguieron, estas aves fueron siempre mensajeras y sirvientes de Manwë. Descansaban en Taniquetil, la Gran Montaña, asiéndose a los altos riscos con sus garras ganchudas, y volaban por encima de todo el mundo actuando como los ojos de Manwë. Cuando era preciso, caían sobre sus enemigos como centellas.
Durante la Primera Edad del Sol, vivía en Beleriand una fornida especie de esta raza. Se llamaban águilas de las Montañas Circundantes y habitaban en elevados nidos construidos en las cumbres de Crissaegrim.
Estas águilas eran famosas por sus hazañas en la guerra de las Joyas. Su jefe era Thorondor, la más grande y majestuosa de estas aves. Las alas de Thorondor medían treinta brazas de envergadura y era más veloz que el más intenso viento tempestuoso. Thorondor era fuerte e intrépida y luchaba constantemente contra las criaturas malignas de la Tierra.
Fue Thorondor quien rescató a Maedhros, el señor noldor, de un pico de Thangorodrim. Asimismo transportó el cuerpo maltrecho del rey Fingolfin desde Angband y hendió el rostro de Morgoth con sus largas uñas.
En la búsqueda del Silmaril, Thorondor rescató de Angband tanto a Beren como a Lúthien. Y, si bien Gondolin cayó finalmente víctima de la traición, las águilas custodiaron con gran celo aquel recóndito reino noldor durante muchos siglos.
Thorondor y su pueblo se hicieron merecedores de la mayor gloria en la guerra de la Cólera. En el «Quenta Silmarillion» se narra cómo vencieron las águilas en la Gran Batalla, librada contra el más terrible de los enemigos: los dragones de fuego alados.
En la Tercera Edad del Sol, Gwaihir, el Señor del Viento, gobernaba a las águilas de la Tierra Media.
Aun cuando no era ni la mitad de grande que la menor de las águilas de la Primera Edad, era la mayor criatura alada de la Tercera Edad.
Los fieles súbditos de Gwaihir, las águilas de las Montañas Nubladas, eran fieros y muy temidos por los Poderes Oscuros.
El largo relato de la búsqueda y la guerra del Anillo narra cómo Gwaihir, junto con su hermano Landroval y un tal Meneldor el Veloz, solían avanzar combatiendo con las huestes aladas. Las águilas de las Montañas Nubladas realizaron grandes hazañas. Entre sus logros se puede contar su colaboración en la muerte del dragón de Erebor y, posteriormente, en la derrota de los orcos en la batalla de los Cinco Ejércitos. También rescataron al mago Gandalf y a los hobbits Portadores del Anillo, y participaron en la última batalla de la guerra del Anillo ante la Puerta Negra de Mordor.
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