Cuenta la leyenda que EL Wendigo es la personificación de la Llamada de la Selva que algunos individuos escuchan para precipitarse hacia su propia auto destrucción. Se ha dicho que cuando lo oyes, no hay posibilidad de que te equivoques. Te llama por tu propio nombre. Su voz recuerda los ruidos menudos del bosque: el viento, un salto de agua, los gritos de los animales, y cosas así. Y una vez que la víctima oye eso... ¡se acabó!.
Dicen que sus puntos más vulnerables son los pies y los ojos; los pies, por el placer de caminar, y los ojos porque gozan de la belleza. El infeliz vagabundo viaja a una velocidad tan espantosa, que los ojos le sangran y le arden los pies. Insinúan que El Wendigo quema los pies de sus víctimas, debido a la fricción que provoca su tremenda velocidad, hasta que se destruyen esos pies; y que los nuevos que entonces se le forman son esactamente como los de él. No siempre anda por el suelo, pues sube tan alto, que la víctima piensa que son las estrellas las que le han pegado fuego. Otras veces da unos saltos enormes y corre por encima de las copas de los árboles, arrastrando a su víctima con él, para dejarla caer como hace el albatros con las suyas, que las mata así, antes de devorarlas. Pero de todas las cosas que hay en el bosque, lo único que come es... ¡musgo!
Dicen que sus puntos más vulnerables son los pies y los ojos; los pies, por el placer de caminar, y los ojos porque gozan de la belleza. El infeliz vagabundo viaja a una velocidad tan espantosa, que los ojos le sangran y le arden los pies. Insinúan que El Wendigo quema los pies de sus víctimas, debido a la fricción que provoca su tremenda velocidad, hasta que se destruyen esos pies; y que los nuevos que entonces se le forman son esactamente como los de él. No siempre anda por el suelo, pues sube tan alto, que la víctima piensa que son las estrellas las que le han pegado fuego. Otras veces da unos saltos enormes y corre por encima de las copas de los árboles, arrastrando a su víctima con él, para dejarla caer como hace el albatros con las suyas, que las mata así, antes de devorarlas. Pero de todas las cosas que hay en el bosque, lo único que come es... ¡musgo!
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