
El Mohán, hechicero pintado de negro, de abundante melena, mito tutelar del agua, cambia de apariencia, fuma tabaco y toca la quena, implacable con quienes pretenden violar sus dominios. La humillación y el saqueo de la conquista lo conminaron a vivir en los sitios más oscuros del río; le gusta el chirrincho y las mujeres bonitas.
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