Una de las innumerables canciones tristes cantadas por los elfos grises de la Tierra Media habla de una flor, llamada alfirin, que tenía forma de campánula dorada y crecía en la verde llanura de Lebennin, cerca del delta del Anduin, el Gran Río. Al contemplarlas en el campo, agitadas por la brisa marina, se estremecían los corazones de los eldar y despertaba la añoranza del mar que siempre empujaba hacia el oeste a estos hijos de las estrellas, cruzando Belegaer, el Gran Mar, hasta las tierras habitadas por sus inmortales hermanos.
En la mente de los elfos, las alfirin eran reproducciones en miniatura de las grandes campanas de Valinor, que siempre tañen en los oídos de los bienaventurados de las Tierras Imperecederas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario