Estas doce casas son
asímismo estrellas fijas a las que se llama signos, y poseen virtudes particulares
y muy fuertes, puesto que están habitadas por ángeles y espíritus puros
Así pues, hijo mío de todo cuanto concierna a las
estrellas fijas llamadas signos, voy a darte, ordenadamente, los caracteres de
cada uno de los ángeles, junto con sus nombres divinos y letras divinas, así
como la relación de sus virtudes y propiedades, incluida la manera de servirse
de los mismos y de componerlos, y, como sea que no hay otra ciencia que
requiera aplicación tan grande y sincera como ésta, sé muy cuidadoso en leer y
releer a menudo las enseñanzas que te doy, a fin de que, estando grabadas en tu
memoria, seas incapaz de cometer faltas que pudieran serte perjudiciales;
mientras que, teniendo en cuenta todos los cuidados necesarios, la ciencia
llegará a serte tan fácil como difícil pudiera parecerte a primera vista.
Mediante eso, de tan terrestre y opaco corno eres, llegarás a ser útil y
clarividente por comunicación con los citados espíritus. Observa, hijo mío, con
atención, las tablas siguientes y sé cuidadoso en hacer los caracteres tal cual
están transcritos, ya que el error, por mínimo que fuera, te traería gran
perjuicio en la operación; y acuérdate de pronunciar, sin equívocos, las
operaciones, es decir, sin pronunciar una palabra en vez de otra, ni olvidar
ninguna, ya que, de ahí, vendría el defecto o fracaso de la operación.
Ante todo, están los
cuatro príncipes de los elementos, de los que se desprenden sus caracteres y
sellos, así como los caracteres de todos los ángeles.
hay, además, diez nombres de Dios que tienen gran
poder para reprimir la fuerza y la malignidad de los espíritus malos, cuyos
nombres, al estar escritos sobre pergamino virgen, tienen muchas virtudes, y,
llevándolos encima de ti, te concederán las bendiciones del gran Dios.
Estos caracteres y nombres
divinos son lo mas precioso de toda la naturaleza, tanto celeste como terrestre.
Es por lo que, al hacerlos, hay que obrar muy exactamente y observar gran
meticulosidad al transcribirlos. Deben ser escritos sobre pergamino virgen de
cordero, con tinta común, al principio del mes de agosto, antes de la salida
del sol, estando uno en buen estado y vuelto hacia el lado de levante. Los
conservarás para suspenderlos de tu cuello en un día y hora similares a los de
tu nacimiento. Después de lo cual, cuidarás todos los días de nombrar el nombre
del que estará escrito y colgado de tu cuello, manteniendo el rostro vuelto
hacia el lado de levante. Siendo suficiente uno solo de estos nombres, si bien
habrá que repetirlo diez veces, puedes tener la seguridad de que ningún
encantamiento u otro cualquier peligro podrá dañarte, antes al contrario
vencerás toda adversidad y serás amado de los ángeles buenos y espíritus puros,
siempre que hayas hecho sus caracteres y los lleves encima de tí, ya que, por
este medio, tanto los ángeles y espíritus celestes como terrestres, serán muy
exactos y prontos a obedecer. Además de todo eso, es preciso que cuides de
hacer o mandar hacer los pantáculos que más adelante te mostraré, puesto que
cada operación requiere su medalla o pantáculo.
Como sea que cada una de
estas medallas posee su virtud y propiedades específicas y sus ceremonias
necesarias, sin lo cual la operación carecería de todo valor, así pues, antes
de emprender nada, hijo mío, ten cuidado de leer y releer muchas veces este mi
testamento, a fin de que, estando perfectamente instruido de las ceremonias
requeridas, no puedas fallar de ninguna manera, y que, lo que en un principio
te pareciera difícil y harto trabajoso, en poco tiempo pueda llegarte a ser
fácil y de muy necesaria utilidad. Que esto te sirva de exhorto para que seas
bien cuidadoso y muy afecto a todas las operaciones y acciones del arte.
Voy a proporcionarte cantidad de
secretos los cuales te conjuro ano emplearlos nunca jamás en el mal, ya que,
como he dicho, maldito sea quien tomara el nombre de Dios en vano; aunque, sin
más ceremonia, podrás servirte de estos secretos, mientras solamente tengas
como fin la gloria del Gran Dios, y que no tiendas en absoluto a la destrucción
y ruina de tu prójimo, porque la sangre clamaría continuamente venganza ante
el Todopoderoso, lo cual haría que tú y los tuyos sufrierais la justa cólera de
un Dios irritado; mas, como no nos ha prohibido los placeres honestos y
Iicitos, y que también es muy necesario conocer el bien y el mal, para escoger
el primero y evitar el otro, es lo que me ha decidido el consentir en darte a
conocer los secretos siguientes.
Como sea que no hay ninguna
persona que no esté deseosa de atraerse la bienquerencia de sus semejantes, y
que habiendo una vez conquistado el corazón y las buenas disposiciones de
alguien, y que. esta persona está muy prendada de este amor, no hay nada que
ella no haga para complacer al que ama. Cosa que hace que del amor se llega a
veces a las pasiones carnales, que es cosa perniciosa, lo que me obliga a
ordenarte que no sean éstos tus pensamientos en absoluto, sino solamente que
te atraigas la amistad de quienquiera que sea, lo cual es la verdadera riqueza,
ya que los mismos secretos que te servirán para el amor honesto pueden también
servir para inducir y obligar a aquél o aquélla que tuvieres en tu imaginación
a condescender, muy a pesar suyo, a hacer todo cuanto quisieras, cosa que a
Dios disgusta, al ser algo abominable el hecho de obligar a una muchacha a
sufrir el peso de tu brutalidad y forzar a la naturaleza, a menos que, por
legítimos esponsales, le devuelvas el honor que le habrás arrebatado. Por esta
razón, empiezo por exponer primeramente los secretos propios para hacerse amar.
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