viernes, 21 de junio de 2013

CLAVICULAS DE SALOMON PARTE IV




Estas doce casas son asímismo estrellas fijas a las que se llama signos, y poseen virtudes particulares y muy fuertes, puesto que están habitadas por ángeles y espíritus puros








Así pues, hijo mío de todo cuanto concierna a las estrellas fijas llamadas signos, voy a darte, ordenadamente, los caracteres de cada uno de los ángeles, junto con sus nombres divinos y letras divinas, así como la relación de sus virtudes y propiedades, incluida la manera de servirse de los mismos y de componerlos, y, como sea que no hay otra ciencia que requiera aplicación tan grande y sincera como ésta, sé muy cuidadoso en leer y releer a menudo las enseñanzas que te doy, a fin de que, estando grabadas en tu memoria, seas incapaz de cometer faltas que pudieran serte perjudiciales; mientras que, teniendo en cuenta todos los cuidados necesarios, la ciencia llegará a serte tan fácil como difícil pudiera parecerte a primera vista. Mediante eso, de tan terrestre y opaco corno eres, llegarás a ser útil y clarividente por comunicación con los citados espíritus. Observa, hijo mío, con atención, las tablas siguientes y sé cuidadoso en hacer los caracteres tal cual están transcritos, ya que el error, por mínimo que fuera, te traería gran perjuicio en la operación; y acuérdate de pronunciar, sin equívocos, las operacio­nes, es decir, sin pronunciar una palabra en vez de otra, ni olvidar ninguna, ya que, de ahí, vendría el defecto o fracaso de la operación.
Ante todo, están los cuatro príncipes de los elementos, de los que se desprenden sus caracteres y sellos, así como los caracteres de todos los ángeles.
 











hay, además, diez nombres de Dios que tienen gran poder para reprimir la fuerza y la malignidad de los espíritus malos, cuyos nombres, al estar escritos sobre pergamino virgen, tienen muchas virtudes, y, llevándolos encima de ti, te concederán las bendicio­nes del gran Dios.
 




Estos caracteres y nombres divinos son lo mas pre­cioso de toda la naturaleza, tanto celeste como terres­tre. Es por lo que, al hacerlos, hay que obrar muy exactamente y observar gran meticulosidad al trans­cribirlos. Deben ser escritos sobre pergamino virgen de cordero, con tinta común, al principio del mes de agosto, antes de la salida del sol, estando uno en buen estado y vuelto hacia el lado de levante. Los conser­varás para suspenderlos de tu cuello en un día y hora similares a los de tu nacimiento. Después de lo cual, cuidarás todos los días de nombrar el nombre del que estará escrito y colgado de tu cuello, manteniendo el rostro vuelto hacia el lado de levante. Siendo sufi­ciente uno solo de estos nombres, si bien habrá que repetirlo diez veces, puedes tener la seguridad de que ningún encantamiento u otro cualquier peligro podrá dañarte, antes al contrario vencerás toda adversidad y serás amado de los ángeles buenos y espíritus puros, siempre que hayas hecho sus carac­teres y los lleves encima de tí, ya que, por este medio, tanto los ángeles y espíritus celestes como terrestres, serán muy exactos y prontos a obedecer. Además de todo eso, es preciso que cuides de hacer o mandar hacer los pantáculos que más adelante te mostraré, puesto que cada operación requiere su medalla o pan­táculo.
Como sea que cada una de estas medallas posee su virtud y propiedades específicas y sus ceremonias necesarias, sin lo cual la operación care­cería de todo valor, así pues, antes de emprender nada, hijo mío, ten cuidado de leer y releer muchas veces este mi testamento, a fin de que, estando perfectamente instruido de las ceremonias requeri­das, no puedas fallar de ninguna manera, y que, lo que en un principio te pareciera difícil y harto trabajoso, en poco tiempo pueda llegarte a ser fácil y de muy nece­saria utilidad. Que esto te sirva de exhorto para que seas bien cuidadoso y muy afecto a todas las opera­ciones y acciones del arte.

Voy a proporcionarte cantidad de secretos los cuales te conjuro ano emplearlos nunca jamás en el mal, ya que, como he dicho, maldito sea quien tomara el nombre de Dios en vano; aunque, sin más ceremonia, podrás servirte de estos secretos, mien­tras solamente tengas como fin la gloria del Gran Dios, y que no tiendas en absoluto a la destrucción y ruina de tu prójimo, porque la sangre clamaría conti­nuamente venganza ante el Todopoderoso, lo cual haría que tú y los tuyos sufrierais la justa cólera de un Dios irritado; mas, como no nos ha prohibido los placeres honestos y Iicitos, y que también es muy necesario conocer el bien y el mal, para escoger el primero y evitar el otro, es lo que me ha decidido el consentir en darte a conocer los secretos siguientes.
Como sea que no hay ninguna persona que no esté deseosa de atraerse la bienquerencia de sus semejan­tes, y que habiendo una vez conquistado el corazón y las buenas disposiciones de alguien, y que. esta persona está muy prendada de este amor, no hay nada que ella no haga para complacer al que ama. Cosa que hace que del amor se llega a veces a las pasiones carnales, que es cosa perniciosa, lo que me obliga a ordenarte que no sean éstos tus pensamien­tos en absoluto, sino solamente que te atraigas la amistad de quienquiera que sea, lo cual es la verdadera riqueza, ya que los mismos secretos que te servirán para el amor honesto pueden también servir para inducir y obligar a aquél o aquélla que tuvieres en tu imaginación a condescender, muy a pesar suyo, a hacer todo cuanto quisieras, cosa que a Dios disgusta, al ser algo abominable el hecho de obligar a una muchacha a sufrir el peso de tu brutali­dad y forzar a la naturaleza, a menos que, por legítimos esponsales, le devuelvas el honor que le habrás arrebatado. Por esta razón, empiezo por exponer primeramente los secretos propios para hacerse amar.

No hay comentarios:

Cihuateteo

Son la reencarnación femenina de las mujeres nobles que perdían su vida en labores de parto, las cuales guiaban al sol, junto a su v...