Se las considera como hijas de las divinidades del río en el que cada una habita. Son las protectoras de las fuentes, ríos y lagos. No existe fuente célebre que no posea su propia náyade particular con leyenda propia. Son hadas muy hermosas, más todavía que las que habitan en mares y océanos, y su estatura llega, a veces, hasta un metro y medio, si bien por lo general son mucho más diminutas. Visten ropajes azules o blanquísimos, muy refulgentes.
Además las hadas de agua dulce son bastantes diferentes a las de agua salada, más adaptadas en color y movilidad a su medio ambiental. Las hadas de agua dulce son esbeltas y gentiles, y no obstante, no están tan llenas de vida como las hadas marinas. Sin embargo, se sienten mucho más interesadas por el hombre, y les encanta contemplarlos.
Además las hadas de agua dulce son bastantes diferentes a las de agua salada, más adaptadas en color y movilidad a su medio ambiental. Las hadas de agua dulce son esbeltas y gentiles, y no obstante, no están tan llenas de vida como las hadas marinas. Sin embargo, se sienten mucho más interesadas por el hombre, y les encanta contemplarlos.
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