Los niños pierden sus dientes, y se dice que un ratón se los lleva, dejando a cambio unas monedas.
En los países angloparlantes se cree que no es un ratón, sino un hada la que guarda los dientes, dejando en su lugar a veces también un poco de dinero, otras veces flores blancas.
Pero es sabido, que los pequeños dientes van a parar a un enorme baúl en Faeryland, donde están los de todos los niños del mundo desde siempre, y allí quedan como testimonio de la existencia de una raza diferente, conectada con la magia de modo natural, sin necesidad de convencimiento ni explicaciones.
Los niños creen en las hadas, y las hadas siempre cuidan a los niños. Cuando los pequeños humanos cambian sus dientes, las hadas los guardan, como tesoros, como joyas mágicas.
En los países angloparlantes se cree que no es un ratón, sino un hada la que guarda los dientes, dejando en su lugar a veces también un poco de dinero, otras veces flores blancas.
Pero es sabido, que los pequeños dientes van a parar a un enorme baúl en Faeryland, donde están los de todos los niños del mundo desde siempre, y allí quedan como testimonio de la existencia de una raza diferente, conectada con la magia de modo natural, sin necesidad de convencimiento ni explicaciones.
Los niños creen en las hadas, y las hadas siempre cuidan a los niños. Cuando los pequeños humanos cambian sus dientes, las hadas los guardan, como tesoros, como joyas mágicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario