Deidad
terrestre y materna la fundieron los romanos con Ceres. Su nombre ha sido
materia de discusión. Méter de seguro es
“madre”, pero en cuanto al primer elemento hay al menos las hipótesis
que doy:
a)
Dea Méter:
Diosa madre. Rara contracción, pero no improbable.
b)
Gea Méter:
Tierra madre (como sabemos Gea es la deidad de la tierra).
c)
Zeia-méter:
Madre de los cereales, en especial de la espelta y cebada.
Diosa
de la generación de los olímpicos, hija de Crono y Rea y hermana de Zeus, Hera,
Hades, etc. Deméter era la diosa protectora de las estaciones, los cereales y,
en general, de la naturaleza, características que compartía con su hija
Perséfone/Proserpina, la cual había
nacido de la unión de Deméter y Zeus. Su representación más habitual era la de
una matrona, familiar y comprensiva, que portaba un manojo de espigas.
En particular es la protectora de la agricultura, principalmente del trigo y de toda semilla o grano de que el hombre saca pan. Más tarde hallamos a Koré, que la sustituye en este oficio. Es probablemente solo su duplicado, en aspecto juvenil.
Precisamente
por estar relacionada con la superficie
de la tierra, es precisamente la que impera y domina en la tierra inferior, en el Hades. Resulta
así la suegra y Koré, o Perséfone, la esposa del dios de la muerte. De esta concepción nacieron muchos mitos.
Esta
diosa tenía una hija, una muchacha joven y hermosa que vivía rodeada de ninfas,
junto a sus hermanastras Atenea y Artemisa. Sin embargo, Perséfone había
llamado la atención de su tío Hades, que decidió convertirla es su esposa,
después de conseguir la aprobación de
Zeus. Un día Perséfone paseaba sola divisó una flor de gran belleza, cuando se
paró para observarla el suelo se abrió surgiendo un carro de gran tamaño y conducido por Hades
que raptó a la sorprendida muchacha.
Cuando
Deméter descubrió el rapto de su hija decidió permanecer en la tierra hasta que
ésta le fuera devuelta, renunciando a
sus atribuciones divinas, puesto que ninguno de los dioses quiso ayudarla, por
temor a enemistarse con Hades, ella tampoco encontraba razones para seguir
ejerciendo sus funciones de diosa.
Deméter
comenzó a vagar por el mundo de forma
desesperada, sin dormir, sin comer, disfrazada como una anciana y lamentándose
continuamente por la desaparición de su hija. Después de mucho caminar encontró
un refugio en Eleusis, un pequeño pueblo de la región de Ática, en donde
comenzó a trabajar cuidando al vástago de una de las grandes familias de la ciudad.
Sin
embargo, su salida del Olimpo provocó que las estaciones se alteraran quedando
sumida la tierra en un invierno permanente, con lo que los cereales no crecían
y los hombres comenzaban a morir de hambre, ante esto Zeus ordenó a Hades la
inmediata liberación de Perséfone.
Hades
iracundo obligó a su amada a comer una granada de mundo subterráneo, ya que si
un alma comía en el reino de Hades, debía permanecer en él para siempre. De
esta manera estaba obligada a seguir a su lado, Zeus para intentar contentar a
ambas partes, tomó la salomónica decisión de repartir el tiempo de Perséfone,
durante dos tercios del año estaría con su madre y resto del año con su esposo.
La alegría de Deméter sintió en ese momento
provocó que a su paso empezaran a florecer los campos, los cereales fueran
dando su fruto y los arboles comenzaran a florecer.
Las fiestas más famosas de Deméter eran las tesmoforias, “transporte de
tesoros”, que en Atenas se celebraban en el mes pianopsio, y era una serie de
ritos mágicos que hacían las mujeres para propiciar la fecundidad de la tierra.
En
las regiones de Arcadia la concepción de
Deméter tiene diferencias. Se la hace consorte de Poseidón, personificación del
mar.
Madre
supone consorte y ese es vago en las leyendas y en los textos. Acabamos de ver
que se le atribuye a Poseidón. En otros mitos es madre e Perséfone por obra de
Zeus.
Cuando
era más joven y estaba en su viñedo. De repente lo invade Erisicton, hijo de
Tropías al frente de veinte hombres. Era un viñedo sagrado. Ella les intima que
salgan, bajo la figura de Nicipe, sacerdotisa guardiana de la vid. Pero él
intenta atacarla con su hacha y ella aparece en su mayor belleza. Le da como
castigo jamás saciar su hambre.
Era
ella quien presidía las bodas, y la
secreta unión de los casados, aun que, ya dije,
no se le señalaba uno seguro.
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