miércoles, 18 de diciembre de 2013

DEMETER O CERES

Deidad terrestre y materna la fundieron los romanos con Ceres. Su nombre ha sido materia de discusión. Méter de seguro es  “madre”, pero en cuanto al primer elemento hay al menos las hipótesis que doy:

a)    Dea Méter: Diosa madre. Rara contracción, pero no improbable.
b)   Gea Méter: Tierra madre (como sabemos Gea es la deidad de la tierra).
c)    Zeia-méter: Madre de los cereales, en especial de la espelta y cebada.


Diosa de la generación de los olímpicos, hija de Crono y Rea y hermana de Zeus, Hera, Hades, etc. Deméter era la diosa protectora de las estaciones, los cereales y, en general, de la naturaleza, características que compartía con su hija Perséfone/Proserpina, la cual  había nacido de la unión de Deméter y Zeus. Su representación más habitual era la de una matrona, familiar y comprensiva, que portaba un manojo de espigas.

En particular es la  protectora de la agricultura, principalmente del trigo y de toda semilla o grano de que el hombre saca pan. Más tarde hallamos a Koré, que la sustituye en este oficio. Es probablemente solo su duplicado, en aspecto juvenil.

Precisamente por estar relacionada con la superficie  de la tierra, es precisamente la que impera y domina  en la tierra inferior, en el Hades. Resulta así la suegra y Koré, o Perséfone, la esposa del dios de la muerte.  De esta concepción nacieron muchos mitos.

Esta diosa tenía una hija, una muchacha joven y hermosa que vivía rodeada de ninfas, junto a sus hermanastras Atenea y Artemisa. Sin embargo, Perséfone había llamado la atención de su tío Hades, que decidió convertirla es su esposa, después de conseguir la aprobación  de Zeus. Un día Perséfone paseaba sola divisó una flor de gran belleza, cuando se paró para observarla el suelo se abrió surgiendo un  carro de gran tamaño y conducido por Hades que raptó a la sorprendida muchacha.
Cuando Deméter descubrió el rapto de su hija decidió permanecer en la tierra hasta que ésta le fuera devuelta,  renunciando a sus atribuciones divinas, puesto que ninguno de los dioses quiso ayudarla, por temor a enemistarse con Hades, ella tampoco encontraba razones para seguir ejerciendo sus funciones de diosa.



Deméter comenzó a vagar  por el mundo de forma desesperada, sin dormir, sin comer, disfrazada como una anciana y lamentándose continuamente por la desaparición de su hija. Después de mucho caminar encontró un refugio en Eleusis, un pequeño pueblo de la región de Ática, en donde comenzó a trabajar cuidando al vástago de una de las grandes familias de la ciudad.
Sin embargo, su salida del Olimpo provocó que las estaciones se alteraran quedando sumida la tierra en un invierno permanente, con lo que los cereales no crecían y los hombres comenzaban a morir de hambre, ante esto Zeus ordenó a Hades la inmediata liberación de Perséfone.
Hades iracundo obligó a su amada a comer una granada de mundo subterráneo, ya que si un alma comía en el reino de Hades, debía permanecer en él para siempre. De esta manera estaba obligada a seguir a su lado, Zeus para intentar contentar a ambas partes, tomó la salomónica decisión de repartir el tiempo de Perséfone, durante dos tercios del año estaría con su madre y resto del año con su esposo.
 La alegría de Deméter sintió en ese momento provocó que a su paso empezaran a florecer los campos, los cereales fueran dando su fruto y los arboles comenzaran a florecer.
 
 Las fiestas más famosas de Deméter  eran las tesmoforias, “transporte de tesoros”, que en Atenas se celebraban en el mes pianopsio, y era una serie de ritos mágicos que hacían las mujeres para propiciar la fecundidad de la tierra.
En las regiones de Arcadia  la concepción de Deméter tiene diferencias. Se la hace consorte de Poseidón, personificación del mar.
Madre supone consorte y ese es vago en las leyendas y en los textos. Acabamos de ver que se le atribuye a Poseidón. En otros mitos es madre e Perséfone por obra de Zeus.

Cuando era más joven y estaba en su viñedo. De repente lo invade Erisicton, hijo de Tropías al frente de veinte hombres. Era un viñedo sagrado. Ella les intima que salgan, bajo la figura de Nicipe, sacerdotisa guardiana de la vid. Pero él intenta atacarla con su hacha y ella aparece en su mayor belleza. Le da como castigo jamás saciar su hambre.


Era ella quien presidía las bodas,  y la secreta unión de los casados, aun que, ya dije,  no se le señalaba uno seguro.

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