La leyenda Mexicana
de Quetzalcoatl se refería a un hombre bien dispuesto que llagó hace mucho de
oriente, fue descrito como de tez blanca, con barba y que vestía una túnica
larga. estuvo un tiempo entre ellos enseñándoles habilidades y ciencia, les dio
reglas morales y leyes. Cómo no tuvo mucho éxito en sus enseñanzas
(especialmente en las morales) y conspiraron contra él, decidió marcharse por
oriente, no sin antes prometer que volvería pero que entonces traería a sus
hijos que les dominarían como señores haciéndoles pagar por su males.
Esta leyenda
favoreció hasta tal punto a Cortés que le permitió conquistar todo el imperio Azteca con un mínimo de hombres, ya
que él y sus soldados eran tenidos por los hijos de Quetzalcoatl, no sólo por su apariencia, sino por
los signos que precedieron a su venida que indicaban sin lugar a dudas sus
intenciones legítimas (para los indios).
Fueron muchos
los presagios que pusieron sobre aviso al emperador mexicano Moteczuma y a su pueblo, siendo cada uno más terrible
y sembrando el miedo y la incertidumbre en todo el imperio Azteca, todos ellos
fueron descritos por los cronistas mexicanos.
El primero fue
un "cometa" que fue descrito como una llama de fuego de forma
piramidal, apareció en medio del oriente antes de media noche y allí estuvo
hasta que salió el sol y su luz lo ocultó. Hay que tener en cuenta que los
aztecas eran expertos astrónomos (su calendario era el más exacto de los
conocidos) y entendían a la perfección los fenómenos astrales como para asustarse por algo común.
Moctezuma
El segundo fue
que un gran incendio destruyó el templo, y según nos cuentan, el fuego salía
desde dentro de los maderos y el agua avivaba el fuego. Otro día cayó un rayo
sin trueno sobre el dios
del fuego e incendió
su templete.
Días después
otro cometa que apareció brillando en pleno día surcó todo el cielo de
occidente a oriente. Ya empezaba a cundir el pánico entre todos los súbditos de
Moteczuma, y este llamaba a todos sus consejeros, brujos y adivinos para que le
explicaran los fenómenos, pero estos no hallaban respuestas.
Otro portento
tuvo lugar en la capital Azteca (que se hallaba en medio de un lago), sin hacer
viento se levantó una gran tempestad y el agua se encabritó hasta tal punto que
destruyó algunas casas de la costa y muchos barcos.
El pánico y al
preocupación fueron en aumento, más cuando se empezaron a oír voces en el cielo
de una mujer que lloraba diciendo:"¡ oh hijos míos, ya estamos a punto de
perdernos!", y también"¡ oh hijos! ¿ a dónde os llevaré?"
No todos los
presagios ocurrían en la capital, la gente informaba que en muchos lugares del
imperio aparecían hombres con
dos cabezas, cuando
los llevaban ante Moteczuma, en viéndoles, desaparecían sin decir nada.
Otro día un
ave del tamaño y color de una
grulla fue recogido
hacia media noche por los pescadores y llevado ante el emperador, ya que tenía
en la cabeza un espejo redondo y muy pulido. Moteczuma al mirar el espejo vio
las estrellas del cielo y, espantado, apartó la vista. Al volver a mirar de nuevo vio gente a caballo que se
dirigían todos juntos armados hacia su imperio.
Otro día
vieron a medianoche hacia oriente un humo blanco que se espesaba hasta
relumbrar y hacer que pareciera medio día. Al informar al emperador éste no les
creyó y esperó a la noche siguiente para verlo con sus propios ojos, y entonces
apareció de nuevo y creyó todo lo que le habían contado. Cómo los hechiceros y
adivinos no supieron darle una explicación murieron emparedados unos y otros
estrangulados y echados a la laguna mexicana.
Cómo hacía
poco que Moteczuma había sido proclamado emperador no había hecho todavía
ninguna obra para conmemorar su reinado decidió tallar una piedra en su honor.
Quetzalcoatl
Se labró una
enorme piedra en lo alto de
una colina, pero
resultaba imposible bajarla (y tenían práctica puesto que sus templos eran
todos de piedra). Tras alguna críptica indicación por parte de la piedra esta
habló: "decidle a Moteczuma que para que me quiere... que ya no es tiempo de hacer lo que ahora acuerda, que
antes lo había de haber hecho , porque ya ha llegado su término para él."
Pero Moteczuma no se rinde y manda que le hagan sacrificios, le canten y le
bailen para que le den ganas de ir a la ciudad.
Y parece
funcionar, ya que la consiguen llevar hasta un cruce con un puente, entonces la piedra dice
"hasta aquí ha de ser y no más", entonces el sólido puente de cedro
nueve palmos de espesor se quebró y la piedra cayó al agua. No pudieron
encontrarla ni aún cuando el propio Moteczuma fue a buscarla . La hallaron poco
después en lo alto del cerro desde donde la bajaron contra su voluntad. Tras
otros muchos sucesos extraños se informó a Moteczuma de que se había visto en
la costa una isla que se movía (un barco) lleno de gente de tez pálida y barbas
(era Cortes y sus tropas), entonces Moteczuma quedó cabizbajo y sin palabras
porque había comprendido que los hijos de Quetzalcoatl habían llegado por fin a
reclamar lo suyo como indicaban los signos
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